Quintero insiste en participar en política: presentó a su equipo de campaña

Quintero insiste en participar en política: presentó a su equipo de campaña

La movida de Quintero anticipa que la disputa por el poder local en la ciudad será una larga confrontación entre un poder emergente y la derecha

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
octubre 31, 2022
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Quintero insiste en participar en política: presentó a su equipo de campaña

El contraste es el siguiente: mientras los comisarios de familia de Medellín protestan en La Alpujarra por la creciente falta de recursos y afirman en medio de un plantón que el alcalde “no los quiere escuchar”, el alcalde Daniel Quintero convocó una rueda de prensa para presentar al equipo de campaña del movimiento Independientes, con el que espera retener el poder en las elecciones regionales de 2023, movilizando toda la estructura burocrática de la alcaldía para en sus palabras “derrotar definitivamente al uribismo”. De ese tamaño son sus prioridades en su último año de gobierno.

La movida de Quintero anticipa que la disputa por el poder local en la ciudad será una larga confrontación entre un poder emergente -rodeado de sectores de la clase política tradicional- y la derecha. A Quintero -un alcalde altamente impopular según todas las encuestas- le asiste la obsesión de dejar un sucesor y gobernar en cuerpo ajeno.

Poco le importa que la Procuraduría le vuelva a llamar la atención por su evidente participación en política o que no ofrezca mínimas garantías de imparcialidad. En su obsesiva lógica adversarial la disputa por la alcaldía la debe ganar uno de sus aliados porque será una “batalla contra el uribismo”.

Al graduar al uribismo como su único contendor, Quintero espera reducir la elección a una mera decisión entre el continuismo o el retorno de Uribe. Una decisión entre dos extremos, nada más.

Es una estrategia de polarización con la que pretende que su gestión -criticada desde todos los ámbitos sociales y políticos- no sea el verdadero centro de la discusión en la próxima coyuntura electoral. Así, espera que pasen de agache los cuestionamientos de corrupción, malos manejos, contratos amañados y nepotismo que lo vienen persiguiendo desde que asumió en el piso 12 de La Alpujarra.

Su equipo de campaña está compuesto por algunos de sus más leales colaboradores: Juan Carlos Upegui, Juan Daniel Pulgarín, Sergio López, Andree Uribe y Ana María Valles. La primera línea del “quinterismo” e incapaces de chistar ante cualquier decisión de Quintero.

Porque lo particular de Quintero es que su crítica hacia el uribismo encubre cierta similitud en las formas, pues el naciente quinterismo es una especie de personalismo autoritario, intolerante a la crítica, que ve enemigos en cualquier voz opositora y donde el alcalde funge como una especie de líder incuestionable en sus caprichos y deseos.

Tan solo hay que recordar que Alex Flórez, el senador que salió del anonimato al desprestigio, fue una imposición de Quintero en la lista del Pacto Histórico. Al alcalde poco le importaron las acusaciones de violencia intrafamiliar, machismo y alcoholismo, era su candidato y fue su imposición en la lista al Senado (ante lo que Petro cedió).

Ahora, no dudo que Quintero, al igual que hizo Federico Gutiérrez en 2019, movilizará toda la maquinaria de la alcaldía para favorecer a su candidato. Aunque estoy seguro de que no será alguno de los incondicionales que presentó en la rueda de prensa, consciente de su impopularidad y desprestigio, sabe que la única alternativa para retener parcialmente el poder estará por fuera de su movimiento. El “candidato de Quintero” solo será un fusible que eventualmente terminará adhiriendo a un candidato con mayores posibilidades.

Con el anticipado lanzamiento de su equipo de campaña, el alcalde también le envía un mensaje a la derecha, ya que si insisten en un candidato matriculado en el uribismo -como Alfredo Ramos o Simón Molina- estarán condenados al fracaso. El desprestigio de Uribe y el uribismo es de tal tamaño que no tendrá mayores posibilidades de liderar una coalición en la derecha. Pero a Quintero también lo persigue la sombra de la impopularidad y el desprestigio, así que su ungido o aliado tampoco la tendrá fácil.

Y mientras el alcalde traza su estrategia para las elecciones del 2023, las protestas se acumulan en La Alpujarra, las basuras inundan la ciudad y muchos programas sociales se encuentran a la deriva. Algo que ahora no le resulta prioritario.

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