Profeso un profundo respeto por la labor periodística. Creo firmemente en la urgente necesidad de tener un periodismo fuerte, sobre todo en tiempos tan oscuros como los que atraviesa actualmente la sociedad colombiana, causados no solo por los estragos de la peste sino por los peligrosos intentos de la extrema derecha (actualmente al mando en Colombia) de imponer el autoritarismo como forma de gobierno, en la que valores como la libertad de expresión y los derechos a informar y ser informado se ven seriamente amenazados.
En nota publicada en julio pasado, además de advertir sobre los preocupantes parecidos entre los estilos de gobierno de la actual administración municipal de Santander de Quilichao y los de la derecha ortodoxa en el gobierno nacional colombiano, se llamaba la atención sobre los brotes de peligrosos fanatismos alrededor del proyecto político que arropa a la alcaldesa municipal de Quilichao, dedicados a desarrollar en las redes sociales una estrategia de descalificación de todo aquel que ose manifestar públicamente su inconformidad, descontento y/o reprobación de las actuaciones de la mandataria local y su equipo de gobierno.
Al igual que los miembros del proyecto político que lidera el exsenador Álvaro Uribe Vélez, hoy privado de la libertad, acá, en Quilichao, los autodenominados seguidores del proyecto político de la alcaldesa y el representante a la Cámara Carlos Bonilla pasaron de la antigua actividad panfletaria en el Parque Santander a las llamadas bodeguitas de desinformación, en las que se empezaron a producir y distribuir en la red publicaciones en las que arreció el maltrato y la velada amenaza en contra de periodistas, opinadores y ciudadanos del común, caídos en desgracia ante las barras bravas de la mandataria local, por obra y gracia de expresar su oposición o su llamado de atención a la administración municipal de Quilichao.
El asunto llegó a tal punto que la alcaldía, en cumplimiento de su deber legal de velar por el cumplimiento de lo establecido por el marco jurídico colombiano, se reunió con periodistas locales a fin de expresar su preocupación y su disposición de propiciar espacios de diálogo entre la prensa y la administración liderada por la alcaldesa Lucy Guzmán. Hasta ahí todo, tal cual, como lo demandan las buenas costumbres y la ley.
Sin embargo, al leer cuidadosamente el comunicado a la opinión publica emitido por la Alcaldía de Santander de Quilichao, referente a la situación de la prensa y la opinión pública quilichagüeña, como ciudadano de a pie, ocasional opinador y declarado en oposición a la actual administración de Quilichao me surgen varias preocupacione, en torno al tono y el fondo de dicho texto.
Si bien es cierto que en este la administración municipal de Santander de Quilichao afirma que “como administración rechazamos enfáticamente las publicaciones que afectan la dignidad y el buen nombre de periodistas, funcionarios y ciudadanos en general" y que "por el contrario, acogemos y valoramos la diferencia y las críticas que se hacen con argumentos y veracidad enmarcados en el respeto,” el resto del texto está redactado de forma tal que, más que una declaración de sujeción al deber constitucional de respeto por los derechos a pensar, expresarse, informar y ser informado libremente, pareciera más una velada amenaza de sojuzgamiento político y hasta institucional para todos aquellos que no compartamos la cosmovisión y/o la postura y quehacer político-administrativo del grupo político de la alcaldesa Guzmán.
Expresiones tan ambiguas como “rechazamos 'supuestos' proyectos 'periodísticos' sin periodistas, que estigmatizan a otros y que pretenden entorpecer la sana convivencia entre quilichagüeños (… ) por ello, es necesario clamar por una prensa libre y ajena al manoseo de los intereses que se gestan en odios”, más que tranquilidad, generan duda, sobre todo para aquellos que no compartimos el estilo de gobierno de esta administración o del grupo político del representante Bonilla, su jefe político, puesto que el comunicado aludido deja en el aire la idea según la cual quien critique, no comparta o denuncie las actuaciones institucionales y públicas de los funcionarios cae en una categoría similar a la de un terrorista que atenta contra la sana convivencia, además de insistir en el menosprecio tanto del intelecto como la integridad profesional de los comunicadores quilichagüeños, a quienes la Alcaldía de Santander de Quilichao deja señalados como sujetos fácilmente manipulables.
Tampoco llena de tranquilidad ni de esperanza por un debate político en franca lid el acápite del dichoso comunicado, en el que de manera opaca se plantea algún tipo de acción gubernamental en contra de aquellos que osen expresar públicamente su descontento, petición, queja, reclamo u oposición a las actuaciones de la alcaldesa Guzmán, su equipo de trabajo y allegados políticos, con el argumento de estar atentando en contra de los “ambientes agradables” de la gente de bien, tal y como también lo han expresado a nivel nacional, círculos afines al uribismo.
Finalizando, unas preguntas para la Alcaldía de Quilichao: ¿qué significa la frase: “…proteger el derecho de las comunidades a recibir una información oportuna, clara, precisa, con ética y veraz”?, ¿es acaso la ratificación de que Quilichao vive una censura, ya no tan velada?, ¿quiénes no militamos en el Partido Liberal, no acompañamos su candidatura, no compartimos su programa de gobierno ni su visión sobre el municipio seguiremos recibiendo tratamiento de antisociales sujetos del reproche social gestado desde la alcaldía?, ¿según su particular modo de entender el respeto por la democracia, quien ejerce el constitucional derecho a la oposición debe seguir siendo tratado como delincuente misógino?
Posdata. Salvo información que desconozca, no entiendo el particular silencio de la prensa quilichagüeña frente al citado texto. En todo caso, alerto a la Flip y a las organizaciones también mencionadas en el famoso comunicado para que estén atentas al cumplimiento de las garantías para el ejercicio de la libertad de expresión y la salvaguarda al derecho a informar y de oposición en el municipio de Santander de Quilichao.