Hace como 5 décadas Andy Warhol dijo: “En el futuro todos serán mundialmente famosos por 15 minutos”, la premonición no pudo ser más exacta, es lo que está pasando hoy día con las redes, hacen famosa a gente desconocida, pero no porque ayudaron a construir un parque eólico, o rehabilitaron indigentes, no, es por pendejadas.
Este fenómeno no ocurre en Facebook, ahí es puro bienpensantismo, memes de coaching espiritual y señoras con la imagen de la virgen del Carmen en su perfil, aterradas de todo y por todo, escribiendo con errores de ortografía: “Birgen zantisima ¿qué ez esto? Hay que orar por Colombia “(sic).
El asunto de esta nota sucede en Twitter, la cloaca digital por excelencia, el coliseo romano del linchamiento digital.
La dinámica sucede más o menos así: Alguien con una cuenta normal, 12 likes por publicación, generalmente de amigos y familiares, pero con una necesidad de atención patológica, publica:
"No me vayan a funar (lo advierte antes) pero hoy me preparé unos fríjoles rancheros en salsa de arequipe, to die for (para morirse) y adjunta la foto de semejante aberración gastronómica.
Ahí fue Troya, la turba digital repostea y comenta la publicación, miles de veces ¿vieron esto? Noooo puede ser ¡Que tiene esta gente en la cabeza? Le hacen memes con una foto de la víctima recién levantada, con el pelo desordenado y lagañas en los ojos porque algún desocupado con conocimientos informáticos le hackeo el computador o el celular y sustrajo la imagen de los dispositivos, el meme dice entonces: ¿si ven lo que les puede pasar si comen fríjoles con arequipe?
Otros le hacen zoom a la foto y descubren un pelo al borde del plato y comentan, pues claro se está quedando calva por comer eso, qué asco. Y así, por unos 2 o 3 días, la autora de la publicación se hizo famosa por “15 minutos” el shot de dopamina que le dio el cerebro por el reconocimiento, ya no lo siente tan divertido, pero por el masoquismo autoimpuesto no se atreve a cerrar la cuenta
La semana siguiente será otro funado por (y esto es verdadero) alguien que confesó masturbar a su perro para calmarlo. ¿Ven el patrón acá? Es querer ser famoso, carne de cañón por estupideces, por cosas íntimas.
El ciclo continúa sin parar, la “funasion” nunca se acaba, los desocupados en Twitter esperan como buitres a ver quién cae para curarse quien sabe qué carencias afectivas, muy seguramente les daban en la jeta en el colegio en todos los recreos por gordos o feos y en el anonimato virtual se desquitan. Patéticos.
Todo esto es muy loco, es como espicharse un barro, es una mezcla de placer, dolor y luego mucho arrepentimiento. Esta “dinámica” de la victima que nunca quiso ser, o bueno sí, pero no al final, y los victimarios matoneando creyéndose muy seguros porque están detrás de un teclado da al menos para una tesis de psicología.
Hablando de Psicólogos habría que investigar, pero yo creo que con todo esto del linchamiento digital se les han aumentado las consultas de gente pidiendo ayuda para saber manejar este problema, por ejemplo, la tuitera de los fríjoles con arequipe:
-Doctor, buenas; me funaron, ahora cada vez que suena la campanita de notificaciones sudo frío, se me baja el azúcar y me da soltura estomacal porque yo sé, sin ver el celular, que son para insultarme y burlarse de mí, ¿qué hago?
- A ver, empecemos con cerrar la cuenta de Twitter…
- ¿Qué? Ni loca, doc. Yo en el plano físico no soy nadie, en el virtual soy… cómo decirlo, famosa.
-El psicólogo suspira y dice: esto va para largo, ¿cómo está de agenda para, digamos, los próximos dos años?