En las tierras de Antioquia, en una noche de 1975, Mary Noreña, una de los dueños de El Rancherito, tuvo un sueño que cambiaría su vida por completo. Acostada en su cama, en su cálido ranchito cercano al municipio de Amagá, vislumbró en su mente, como si fuese un mensaje enviado por Dios, un puesto de comida en el que ofrecían empanadas, buñuelos, pasteles de pollo y chocolate caliente a la orilla de la carretera ¿Lo extraño? Ella era la dueña de ese local que, como si fuese el mejor restaurante de esa zona del país, tenía decenas de comensales y una fila con otros más. Ese fue el inicio de la historia de El Rancherito, un restaurante que, 49 años después de esa visión, se ha convertido en uno de los más representativos de la cultura paisa y que además se ha abierto paso en el mercado internacional, llegando a conquistar Estados Unidos.
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La convicción de doña Mary para dar inicio a la historia de El Rancherito
Después de ese sueño extraño, al que cualquier mortal no le hubiese prestado atención, Mary Noreña quedó un poco pensativa y, en primer momento, decidió contárselo a su familia. Ellos, sin entender el significado de tal visión, lo tomaron como un sueño más; pero ella, sabiendo que no había sido algo normal, le dijo a su esposo, Gregorio Alzate, que intentaran hacerlo realidad. En ese momento su compañero dio la negativa. “No Mary, a mí me da pena”, le dijo según un relato de El Tiempo, y cuando parecía que su sueño iba a quedar en eso, se plantó firme y con la verraquera de una buena colombiana, se puso sus botas y empezó a trabajar.
Con la convicción de que ese sueño había sido un mensaje divino, tomó pica y pala y, cercano a su rancho, en un monte que quedaba a la orilla de la carretera, empezó a alistar el terreno para lo que sería el restaurante que había visto mientras dormía. Para ese entonces, fue tal el nivel de convencimiento que mostró, que su esposo decidió dar el brazo a torcer y la ayudó a montar el local. En lo que antes había sido hierva y matas, armaron una chocita y empezaron a vender, efectivamente, empanadas, buñuelos, pasteles de pollo y chocolate caliente, y para su sorpresa, las filas de carros esperando por sus manjares no dieron abasto.
Años después, y ya siendo un reconocido restaurante, ese pequeño local se convirtió en El Rancherito y pasó de estar al borde de la carretera de Amagá a ser la principal cadena de comida tradicional colombiana de Antioquia, teniendo nueve sedes a lo largo y ancho del departamento. Además, aportó al desarrollo de la región, empleando a más de 750 personas y creando un Fondo de Empleados con beneficios que van desde ahorrar dinero, hasta pedir préstamos. La compañía es sólida y certificada, a tal nivel que, ampliando su visión, decidió lanzarse al ruedo internacional e inauguró un local en Miami, EE.UU, en este 2024.
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La internacionalización de los dueños de El Rancherito
Siendo una de las empresas de restaurantes más importantes a nivel regional en Colombia, el Grupo El Rancherito decidió probar suerte en tierras extranjeras y en enero de 2024 inauguró su primer punto internacional. Bajó la marca ‘Alegría by El Rancherito’, el reconocido local de comida se ubica en Miami, Florida, y cuenta con un espacio de 1.500 metros cuadrados, aproximadamente. La idea con esta nueva inversión es dar a conocer la gastronomía colombiana en EE.UU., pero también convertirse en un punto de reunión para todos aquellos compatriotas que están en Norteamérica y extrañan la sazón de su tierrita.
Según lo comunicó la gerente del grupo empresarial, Manuela Montoya, además de estar emocionados de llevar la pasión y tradición colombiana a Miami con ‘Alegría by El Rancherito’, la idea es que los comensales no solo disfruten de una comida excepcional, sino que también experimenten la alegría y calidez que caracteriza a Colombia. Para ello, el restaurante tiene una temática latinoamericana que aborda sabores, música y arte de nuestro país, además de ofrecer no solo platos tan reconocidos como la bandeja paisa, los ceviches o la picada, sino también amasijos tan amados como el mismísimo pandebono.
El Rancherito es el ejemplo perfecto de que los sueños sí se pueden hacer realidad, literalmente. Hoy, 49 años después, Mary Noreña puede estar feliz de saber que esa visión, que tuvo mientras dormía en una noche de junio de 1975, se convirtió en uno de los restaurantes más queridos por los antioqueños y, por qué no, hasta de los gringos. Haber tenido esa convicción y haber hecho frente a las negativas de don Gregorio Álzate, su esposo, los puso en el mapa y a vivir un sueño muchos más grande, el de llevar el sabor colombiano alrededor del mundo.