Cuando surge una crisis como la que estamos viviendo en varias regiones del país por la escasez de agua nos hacemos la anterior pregunta, y miramos a todos lados para ver dónde están los verdaderos culpables, aquí debo empezar por hacerme un examen de conciencia para saber qué tan responsable soy de la contaminación del medio ambiente, y para eso debo hacerme las siguiente preguntas:
¿Gasto el agua que realmente necesito? O contamino y desecho el agua que otros necesitan ¿Cuando voy al supermercado llevo en que traer los víveres para no llevar bolsas plásticas a la casa y de esa manera no contribuir a la contaminación del medio ambiente? ¿Cuándo voy a paseo a una quebrada o un río dejo botado los desechos plásticos en la orilla o los recojo y me los llevo para depositarlos en lugar adecuado?
Habiéndome hecho este pequeño autoexamen y habiéndome comprometido conmigo mismo a mejorar en lo que haya fallado.
Comienzo este análisis haciendo mención de los errores de la ganadería extensiva en los llanos orientales, en la costa atlántica y en varias regiones del país arrasaron con miles y porque no decir millones de hectáreas de bosques para sembrar pasto para el ganado, con el fin de tener de 1 a 3 reses por hectárea, algo muy diferente a los países desarrollados que tienen hasta 50 reses por hectárea y lo peor de todo es que por el afán de sembrar pasto talan hasta las orillas de los nacederos y las quebradas, secan los humedales y lagunas naturales, son tan cerrados de cachos que no han caído en cuenta que la tala masiva de árboles, secar los humedales y las lagunas naturales contribuye a la producción de gases que producen el efecto invernadero, acelerando el calentamiento global y la disminución de las lluvias, “sino hay agua, no hay pasto y mucho menos vacas."
Otro problema que no podemos ignorar son los depredadores de los bosques, las motosierras, ellos alegan que si no talan árboles para sacar la madera no tendrían otro medio para subsistir con su familia, Yo les haría la siguiente pregunta: ¿Cuándo ya talen los últimos árboles estarían dispuestos a sentarse 100 o 200 años a esperar que la naturaleza se recupere, o buscarían otro medio de subsistencia?, ojala caigan en cuenta que el trabajo que la naturaleza ha hecho en cientos de años, no se justifica que un depredador con motosierra se lo tire en 10 minutos.
El sector minero es otro gran contribuyente a la contaminación y al envenenamiento de las aguas, la explotación del oro vierte a los afluentes dos venenos mortales, cianuro y mercurio.En la extracción del petróleo y el carbón mineral es incalculable el impacto ambiental y el envenenamiento de las aguas a mediano y largo plazo.
El agro, que es una actividad legal e importante en el país también contribuye con su cuota de contaminación; los residuos tóxicos de los agro insumos utilizados en la agricultura son arrastrados por las aguas lluvias contaminando las quebradas y los ríos; es por esta razón que hay volver a la agricultura ancestral, la que hoy conocemos por agricultura orgánica para contrarrestar el impacto ambiental que nos deja la agricultura convencional, esto no será posible hasta que los dirigentes del país entiendan que la variedad y la calidad de los alimentos son la base fundamental
de la seguridad alimentaria que no está garantizada en manos de los grandes terratenientes, sino en las manos de los pequeños productores.
Y por último lo peor que nos está pasando a los colombianos, con nuestros recursos naturales es lo siguiente:
Que unos dementes como las FARC y el ELN derramen petróleo sobre las quebradas y ríos, causando daños irreparables a nuestro patrimonio natural que nos pertenece a todos los colombianos, me parece la forma más absurda de protestar y hacerse sentir.
Hay una reflexión que hago con mucha frecuencia “de que nos puede servir a los seres humanos tener oro por toneladas, grandes reservas de petróleo, diferentes minerales y piedras preciosas, y no tener agua que es la fuente de la vida”.
Es hoy que debemos entrar en razón que no es la naturaleza la que necesita de nosotros, somos nosotros los que necesitamos de ella, no podemos seguir siendo irresponsables con nosotros mismos, lanzando a las aguas millones de toneladas de desechos tóxicos y talando árboles sin
ningún control, únicamente pensando en el provecho económico particular, sin ninguna responsabilidad con el planeta y con nosotros mismos.
Si no paramos la destrucción del planeta y la contaminación de las aguas, no estamos muy lejos de la predicción del Apocalipsis cap. 8 verso 11, donde solo habrán 2 opciones: dejarnos morir de sed o tomar agua y morir envenenados.