Con la novedad de estrenar alcaldes, gobernadores, concejales y diputados, comenzó un 2016 plagado de expectativas por la puesta en marcha de los programas del Gobierno: nuevas caras en sus gabinetes, firma del acuerdo de paz y el inicio de los proyectos del posconflicto, en una panorama económico no tan boyante en regalías, como el que le tocó a sus antecesores, cuando el precio internacional del petróleo promediaba los 100 dólares por barril.
El resultado de las elecciones de octubre permitió el acceso al poder de alianzas políticas que rompieron con roscas institucionalizadas durante varias administraciones regionales. Así sucedió en Bogotá, donde volvió el alcalde Peñalosa, gracias al desgaste de la izquierda que gobernó durante tres periodos, desacreditada por la corrupción de Samuel Moreno y las limitaciones administrativas y en ejecución de obras y a la terquedad de Petro, a quien poco le reconocieron sus multimillonarias inversiones en beneficio de los pobres de la capital que no votaron por Clara López. En Cali, contra las maquinarias triunfó el septagenario empresario Armitage, mientras en la gobernación de Nariño triunfó el joven ex senador Camilo Romero apoyado en una coalición conformada por el Partido Verde, Polo Democrático y otras organizaciones a la par que su padre se posesionaba como alcalde de Ipiales; mientras en Santander y la alcaldía de Bucaramanga una integración de varias organizaciones políticas, desalojó a la ‘empresa’ de la familia Aguilar, ligada a paramilitares que prácticamente se había apoderado de la administración pública y sus recursos. Algo parecido aconteció en Cesar, Cartagena y otras ciudades y municipios; en Barranquilla y el Atlántico se consolidó el ‘Olimpico’ reinado de los Char y del Junior, Alejandro, quien retornó a la alcaldía de Barranquilla y es el principal impulsor de la candidatura de Germán Vargas Lleras a la Presidencia de la República. Se destaca, también la garroteada que recibió el Centro Democrático al perder la alcaldía de Medellín y Gobernación de Antioquia, en plena tierra natal del expresidente Uribe, principal opositor a negociaciones de paz con las Farc.
En Popayán con un gabinete de jóvenes con gran preparación académica y cambios importantes en las Fiestas de Reyes, inició su mandato el alcalde César Cristian Gómez, elegido por una variopinta coalición integrada por la ASI, el Partido de la U y sectores de los partidos Verde, Liberal y Conservador. Entre sus principales retos enfrenta la formulación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, para reemplazar el vigente desde 2003 y la carencia de Planeación a largo plazo, que se evidenció con la ejecución de las obras del Plan de Movilidad emprendida por la administración saliente. El joven arquitecto Francisco Zúñiga Bolívar deberá liderar este proceso que incluye concluir las obras iniciadas y apertura de nuevas vías y ciclorutas, que comuniquen al norte con el sur y al oriente con el occidente de la ciudad, además de reordenar el anárquico surgimiento de condominios en la zona rural del municipio. El estimulo de la educación para el emprendimiento y fomentar la creación de empresas en los barrios e instalación de una zona franca para la gran industria, más el reforzamiento de la seguridad y civismo, son otros de los retos de la entrante administración inclinada a la recuperación y preservación ambiental.
En la gobernación del Cauca el mandatario Rodrigo Campo empezó pisando duro al conformar el 70% de su gabinete con mujeres de gran capacidad académica y experiencia administrativa. Por haberse desempeñado como Secretario de Infraestructura de la administración de Temistocles Ortega, se esperan pocos cambios en sus programas. Aunque al concretarse los acuerdos de Paz en Cuba, al Cauca deberán llegar importantes proyectos y recursos nacionales y extranjeros que compensarán la considerable disminución del flujo de regalías provenientes del petróleo, que abundaron durante la saliente administración departamental.
En Santander de Quilichao, al alcalde Álvaro Mendoza corresponderá sacar adelante su programa y mostrar independencia de la anterior administración, cuestionada por su relación con algunos empresarios que financiaron su campaña y se beneficiaron con obras, contratos y proyectos ejecutados con recursos públicos, según sus críticos. La elección en la Asamblea Departamental del Contralor Julio Tobar teniendo en cuenta sus títulos académicos y experiencia administrativa, generó dudas acerca de su imparcialidad y efectiva labor, entre los allegados al ex –candidato a la Gobernación Felipe Muñoz, pues cuestionan su activa participación proselitista en la campaña que eligió a Rodrigo Campo.
Para evitar el flagelo de la corrupción administrativa, que afecta a todo el país, los candidatos derrotados, concejales, diputados y veedurías ciudadanas deberán estar vigilantes en municipios y en el Departamento para garantizar la correcta ejecución de programas, proyectos y recursos públicos y ejerciendo una oposición constructiva, pues la sola labor de Procuradurías, Contralorías y Contadurías municipales, departamentales y nacionales son insuficientes.
