Con todo lo que viene ocurriendo en el mundo, como las protestas masivas y movilizaciones beligerantes en Francia, Hong Kong, Irak, Haití, Honduras, Líbano, Ecuador, Chile, Bolivia, etcétera, y la lucha contra el cambio climático a nivel global encabezada por niños y jóvenes, parece necesario plantearse la pregunta esencial.
Esta fue sugerida por Platón en el mito de la caverna, y puesta en escena en la película Matrix. La pregunta es: ¿los que viven controlados quieren salir de la oscuridad?
Y lo vemos a diario. El capitalismo ofrece un paquete bien condimentado: consumismo y religión. La tienen fácil. Con solo azuzar contra los “infieles”, “malos”, “alborotadores” y “vándalos” a quienes están controlados o quieren serlo, logran grandes resultados (Trump, Duterte, Bolsonaro, Uribe, Camacho, etc.).
Meter miedo es fácil. Para ello utilizan sus iglesias y con biblia en mano, big-data incluida y sus ejércitos amenazantes, ganan elecciones, encarcelan líderes, dan golpes de Estado, crean guerras y migraciones, dividen y “balcanizan” regiones y países, etc., y mantienen intacto e incólume su control.
Algunos amigos sugieren organizar “arcas de sobrevivientes” para resistir, y otros como Morfeo se plantean a partir de Sión la destrucción total de la máquina de control.
¿Con cuál de esas alternativas se identifica usted? ¿Pueden ser complementarias? ¿Qué otras preguntas esenciales se plantea?
Esa es la estrategia que utiliza el gobierno, Uribe y la casta dominante en Colombia para impedir que los colombianos salgan a protestar el próximo 21 de noviembre, cuando hay a cientos de motivos para participar.
Ellos (“los de arriba”) están muertos de miedo y quieren crear terror entre “los de abajo”. Son conscientes que tienen mucho que perder y no saben cómo detener la avalancha social que está acumulada, latente y a la espera del mejor momento para estallar. ¿Estallará?