Los madrazos de los de izquierda y derecha para expresar su desazón frente a dirigentes o candidatos son los que siguen perpetuando la violencia verbal que termina muchas veces en agresiones físicas o muertes.
Caso puntual, y el más grave, el asesinato de Karina García, aspirante a la alcaldía de Suárez (Cauca), quien en un video denunció públicamente que comentarios por parte de sus opositores relacionándola con paramilitares iban a perjudicarla.
Ejemplo claro de que para muchas personas es casi imposible generar un debate abierto con intercambio respetuoso de ideas y de propuestas. Se prefiere acudir al chisme y a la guerra sucia en redes sociales, lo que deriva en resultados fatales. Como ya mencioné, el caso de Karina García es el más lamentable, pero lo que ocurre en la contienda electoral es que muchas veces se prefiere el grito y el improperio al argumento, lo que configura un acto de irresponsabilidad, más en estos días tan complicados en materia de violencia y seguridad.
También otro caso preocupante es el de la agresión verbal de una señora a uno de los hijos del expresidente Juan Manuel Santos, que se presentó en un establecimiento en el exterior. Después de ocurrido el hecho me pregunto: ¿qué hubiese pasado si la ciudadana hubiese estado acompañada de “machos” igual de agresivos a ella. ¿Las vulgaridades hubiesen derivado en una riña? A mí me dio pena ajena.
Infortunadamente, la señora dejó clara su tendencia política, que es la misma de donde provienen otros pronunciamientos como "entregarle subsidios a los ricos no es delito", "cometo errores mas no delitos", "le doy en la cara, marica", "desde que no robe plata no es delincuente", entre otras perlas. Por favor, no más esa semántica del todo vale, del pa’ las que sea, de sea vivo y no se deje, para qué es bobo, por qué no se aprovechó y demás frases que afincan en el imaginario que ser pillo paga.
De otro lado, por más que cause malestar el expresidente Uribe, también se difunden, sobre todo en redes sociales, comentarios sobre su salud, deseándole la muerte, además de las múltiples groserías, improperios que tampoco ayudan a menguar la tensión.
Finalmente, la invitación es a bajarle a las emociones, a los señalamientos de parte y parte, porque ya hay suficientes hechos de todo tipo que están empantanando las elecciones de octubre. Quienes le apuestan a dividir para reinar están ganando.