Las Farc tienen es valentía y coraje, haberse sentado a negociar con el Gobierno, firmar el Acuerdo Final en una semana y dejar las armas. Sea por grandeza o porque estén aprovechando una oportunidad histórica, pero en el punto 3 del Acuerdo se percibe que aún no hay confianza entre las partes, por lo que hicieron todo para generar garantías, tanto para la sociedad como para la insurgencia, para asegurarse de que ambos cumplan; por un lado en la dejación de las armas, y por el otro en asegurar la protección de los guerrilleros, una vez reinsertados.
Valentía y coraje, porque los antecedentes son tenebrosos, históricamente los alzados en armas que se han sometido a procesos de paz, han sido exterminados en Colombia.
Cuando la Guerra de los Mil Días, al general Benjamín Herrera, victorioso en Panamá, le tocó sentarse a firmar la paz, a cambio de 28 años de la más dura oposición, ante la amenaza de intervención del Gobierno de los Estados Unidos, en apoyo al corrupto desgobierno del vicepresidente Marroquín.
Cuando se consideró que el general Uribe Uribe podía ganar las elecciones, se anticiparon y lo asesinaron en 1914, frente a todos y en plena carrera séptima de Bogotá. En 1922, el general Herrera tenía posibilidades de ser elegido presidente, esa vez respondieron con un gran fraude electoral, según un estudio econométrico del profesor James Robinson de Harvard.
Mas adelante, Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo político del Siglo XX, crecía y era el virtual ganador de las elecciones de 1950, fue asesinado, también frente a todos, a plena luz del día, en la misma carrera séptima, de la misma ciudad de Bogotá. En los 50 fueron literalmente exterminados los líderes de los alzados en armas que se acogieron a la paz de Rojas Pinilla, tan pronto este cayó.
Pero no habría que remontarnos tan atrás, hace tan solo tres décadas, en 1984, las Farc firmaron los Acuerdos de Cese al Fuego, Paz y Tregua con el gobierno de Belisario Betancur, en La Uribe, Meta, pero en 1986, al comprobarse el éxito electoral de la UP, comenzó otra exterminación sistemática, esa vez contra los líderes del nuevo partido que incluyó a diferentes fuerzas de izquierda, habían obtenido cinco curules en el Senado, nueve en la Cámara y 352 concejales en todo el país. La UP desapareció porque asesinaron a 2800 de sus líderes, nacionales, regionales y locales, por lo que las Farc, al ver aquella hecatombe, se regresaron con su música al monte. Para quienes quieran pueden ver el documental El Baile Rojo.
El presidente Santos reconoció, hace cuatro días,
la responsabilidad del Estado en
el exterminio de la UP
Tan grave fue este caso, que el presidente Santos reconoció, hace cuatro días, la responsabilidad del Estado en el dicho exterminio de la UP y pidió perdón a las víctimas.
Se necesitaron 28 años para volver a sentar a las Farc a negociar en un proceso serio, y 4 años más, para llegar a un Acuerdo Final.
Si bien no son procesos iguales, porque este ha contado con acompañamiento y apoyo de varias naciones, entre ellas los Estados Unidos y las naciones vecinas a las que tradicionalmente se les ha acusado de ser amigas de las Farc, y una muy completa verificación de la ONU que garantiza el cumplimiento del desarme, porque queda en sus manos.
De lo que no hay garantías, es de que las mismas fuerzas oscuras pretendan volver a sabotear la PAZ asesinando a líderes, y esa es la explicación sobre por qué hay tanto énfasis en la protección de los guerrilleros para hacer política, y hasta para desempeñarse en su vida ciudadana.
Afortunadamente, el 72 % de quienes han dicho que van a votar lo harán por el Sí.
Pero sin pretender eximir a las Farc de la responsabilidad que le cabe, realmente… ¿Quién tiene más razones para desconfiar, las Farc o los partidarios del No?