Los millennials no lo saben pero en los años ochenta Juan Guillermo Ríos con su noticiero de las siete llego a marcar 70 puntos de rating. En ese momento la televisión por cable era privilegio de unos pocos y las cadenas Uno y Dos eran la única posibilidad de entretenimiento para el grueso de la población colombiana. Por eso Juan Guillermo Ríos era lo mas parecido a una estrella del Rock.
Los presidentes lo llamaban a pedirle consejo, los lideres guerrilleros, como en la celebre entrevista con Jaime Bateman en las selvas de Colombia, solo querían hablar con el, hasta que le bajaron el pulgar y desde arriba ordenaron su descenso al infierno. De la noche a la mañana el periodista que era considerado el mas poderoso y mas dateado del país había sido condenado al ostracismo.
No leía el telepronter y cada vez que se despedía repetía esta frase: “paz, amor y buen genio. Hágale el amor a la vida”. Para sobrevivir pidió limosna. Se educo gracias a la caridad de la familia Sanín Posada en Medellín. Y sin sospecharlo se convirtió en el hombre mas poderoso de la televisión colombiana. Hoy a sus 74 años de edad, Juan Guillermo Ríos guarda en su memoria todos los recuerdos.