Quince meses de mandato le restan a Santos en el Gobierno de Colombia. Durante su turno como presidente su aceptación por parte de los colombianos no ha sido mayor al 30 %. Juan Manuel Santos es un presidente que ha tenido 200 billones de pesos a su disposición, el 95 % del congreso a su favor para hacer las leyes que quiera y los grandes medios de comunicación a su disposición, pero con todo esto solo una pequeña parte del país se siente representada con él. Los denominados “mermelados” son los que quedan fieles, pero ¿cómo se entiende que un presidente con tantas facilidades le suceda esto?, ¿por qué ni la izquierda, ni el centro, ni la derecha se siente representados con él?, ¿por qué nadie lo quiere?, ¿cómo es posible algo así?
El del presidente Santos ha sido quizás el gobierno al que más protestan le han realizado, todos los sectores sociales y políticos se han manifestado. De hecho, en la actualidad hay varios paros andando y algunos sectores más han mostrado su interés en salir a protestar. Los profesores, los taxistas, están en las calles, y un departamento entero, el Chocó, se encuentra paralizado. Además, han anunciado su interés de salir a las calles y paralizar todo, la justicia, el INPEC, y Buenaventura. No debe ser casualidad ni persecución política que esto se presente, han sido en su mayoría incumplimientos y abandonos por parte del Estado a estas zonas y sectores del país.
Pero también habla muy mal del presidente Santos que las personas que lo ayudaron a elegirse presidente, dicen que los traicionó (debería el presidente aclarar quién engañó a quien) y no fue fiel a la forma de gobierno que se tenía pensado. El presidente santos se hizo elegir bajo el sello de la seguridad democrática del ex presidente Uribe, pero ha sido el uribismo y Uribe, la fuerza que más trabas ha puesto a la paz, representó a los detractores del proceso. Ellos mismos, en el mes de abril hicieron una marcha contra el gobierno y la corrupción que habita en éste. Santos niega que algunos de sus amigos y ex representantes del gobierno estén salpicados por corrupción, al cabo de los días salió que las ex ministras Gina Parodi y su esposa, están mojadas con el tema Ruta del Sol II, y su amigo personal y gerente de campaña Roberto Pietro le están imputando cargos por estar infiltrados dineros de Odebrech.
No es fácil comprender cómo las grandes reformas que nos ha vendido durante sus campañas y gobiernos, como lo último en democracia, lo último en avance, la modernidad hecha ley, se han muerto por las manos y las voces del pueblo, que en las calles tumbó y le dijo que no las aceptaba. Pero no solo los representantes de la derecha y extrema derecha colombiana, parecen no ser representados por Santos, también los estudiantes, campesinos, civiles, sector salud, sector justicia,han estado en contra del gobierno. La primera gran derrota fue el zoológico (había además de micos, lagartos, culebras, etc.) de la reforma a la Justicia, creada por el entonces ministro del Interior Vargas Lleras, quien le paso ese “chicharroncito” a otro, y termino tumbado al ministro Esguerra. Esta terminó mostrando de donde viene el presidente y los delfines políticos que lo defienden, quienes además de no saber leer, mostraron como poco a poco la historia de nuestro país se repite.
Luego, le tocó el turno a la reforma a la educación, la famosa reforma a la Ley 30. A través de esta se pretendía crear la educación con ánimo de lucro, y abrirle el paso al modelo privatizador. Los estudiantes del país, con sus padres en las calles, le tumbaron al presidente la reforma y se debió reorganizar y repensar la educación superior del país. Luego le tocó el turno a la reforma a la Salud, y una vez más, los médicos, las enfermeras, junto con los pacientes y el pueblo en las calles, le mostraron al presidente su inconformismo con este tipo de reformas que seguía privilegiado a lo privado sobre lo público.
Al presidente el paro nacional agrario se le salió de las manos, en la calle estuvo el pueblo, que fue reprimido al mejor estilo de Venezuela. En las calles hubo estudiantes, campesinos, políticos, sociedad civil, camioneros, etc. quienes pedían una voz, una representación política que hace mucho tiempo perdieron. Desde las Guajira hasta el Amazonas, desde Choco hasta Meta, salieron a las carreteras nacionales, en las ciudades, a pelear contra del sistema económico que tenemos en la actualidad. A tratar de romper esa burbuja de la cual no hemos salido desde hace más de 200 años. Luego al final de su primer gobierno, con la fallida reforma al fuero militar, tumbada desde los estrados judiciales, en donde no se tuvo el perdón para negar una reforma que nació muerta, se le dio electroshock, y no mostró signos vitales, y terminó en un cajón como sus antecesoras.
Tomando palabras de la película, la ley de Herodes (la cual recomiendo ver), el presidente, nos ha presentado las reformas que ha hecho con la intención de “traer la modernidad y la justicia social”, pero por los hechos ya mencionados, va a terminar peor que los alcaldes que llegan al pueblo mencionado en la película. No hay que olvidar que ya habían protestado los empleados de las mineras, el INPEC, la Justicia, los empleados de la Fiscalía, los maestros, el departamento del Choco, etc. sabiendo esto creo que es fácil concluir que el presidente ha perdido toda la representatividad posible en los más importantes sectores económicos y políticos del país.
El presidente Santos no solo va a pasar como el quien inició los procesos de paz, sino también como el “principio del fin” de esa dirigencia política rancia e insípida, sin color, que creen vivir en una burbuja y desde allí dominan el país con ideas y discursos bonitos. Esa clase dirigente que nos ha vendido la idea de que somos pobres, y debemos conformarnos con las migajas que nos dan. Que nos han impuesto políticas que en el mundo han tenido éxito, pero que en Colombia no lo tendrán, porque somos un país distinto, multicultural, biodiverso, diferente al resto, son políticas que van destinadas al fracaso.