La seguridad de Medellín es una obsesión del alcalde Federico Gutiérrez. Su programa de gobierno gira en torno al concepto de recuperar la legalidad. Y para hacer honor a esa brújula Gutiérrez decidió realizar consejos de seguridad no sólo en su despacho sino también en distintas comunas de la ciudad, a fin de enterarse de primera mano sobre las problemáticas. De esas reuniones han salido una serie de medidas públicas, como la recuperación del Parque Berrio en el corazón de Medellín, tomado por las ventas informales, el licor y la prostitución.
A otro nivel, en consejos de seguridad reservados, el alcalde venía preparando una serie de intervenciones específicas para atacar eficazmente los focos de ilegalidad que operan clandestinamente en el centro de la ciudad, y que tiene que ver con mafias que trafican con drogas, armas, extorsión y hasta etanol, entre otras ilegalidades. Para estos consejos de seguridad Gutiérrez se reunía con mandos de la Policía, el Ejército, la Fiscalía y algunos concejales. Allí se discutían temas sensibles y se definían las medidas más adecuadas para asestarle próximamente un golpe certero a tales mafias.
Sin embargo, hace unos días, Gutiérrez quedó frío cuando se enteró que todo lo discutido y lo que se venía preparando era de entero conocimiento de las mafias, las cuales reaccionaron con un contra plan: matar al alcalde. Como si fuera poco, las falencias del esquema de seguridad que protege al mandatario quedaron en evidencia pues fue este mismo quien le contó a la Policía del plan criminal que se estaba preparando, 17 días después de que alguien se acercó a la Procuraduría para dar la alertar.
Sobre el plan para atentar contra el alcalde dio cuenta un ciudadano que ahora está al cuidado de la Unidad de Protección. Este llegó a la sede de la Procuraduría en Medellín el pasado 1 de febrero e hizo un completo relato sobre lo que estaban tramando varios jefes de las mafias que operan en el centro de la ciudad. Según contó, estos se estaban reuniendo en un hotel de la zona para definir el plan y repartirse tareas dentro del mismo. El ciudadano aportó información amplia y precisa, y además explicó que acudía al Ministerio Público porque no confiaba en ningún otro organismo estatal –justamente, su denuncia da cuenta de que las mafias tiene infiltrado los consejos de seguridad reservados–, sin embargo, para sorpresa del ciudadano y luego del propio alcalde Gutiérrez, el trámite de tan delicada denuncia no fue nada expedito. Pasaron diez días para que la Procuraduría le diera traslado de esta a la Fiscalía. Y una semana más en que el oficio dio vueltas hasta que al fin llegó al escritorio del director seccional de fiscalías quien, enterado, al fin, informó al mandatario de Medellín.
Por lo que le informaron respecto a la denuncia, el alcalde Gutiérrez no tiene dudas de que es tan cierta como grave. Efectivamente, los datos y asuntos reseñados por el ciudadano coinciden con lo discutido en los consejos de seguridad reservados, y con las determinaciones que se estaban preparando allí. Como dice el analista Luis Fernando Quijano, el episodio revela que “el alcalde tiene enemigos internos y externos con variados y poderosos negocios en el centro de Medellín”. Dentro de los jefes de mafias que operan en el centro (o comuna 10 La Candelaria) están los alias Pedro Pistolas, Don Hernán y Don Omar, y así como la red de los señores del etanol que proveen el insumo a una serie de fábricas clandestinas de licor adulterado. No es mucho lo que sabe a ciencia cierta sobre estos personajes, lo que ahora está claro es que su poder criminal les permite escuchar hasta lo planea el alcalde de Medellín a puerta cerrada.
Twitter: @josemonsal
