Con sinigual desparpajo y descaro, casi rasgándose la toga, el presidente de la Corte Suprema de Justicia cuestionó en su momento el hecho de que EE.UU no haya extraditado al exministro Andrés Felipe Arias, condenado por este organismo a 17 años de prisión. Esto es, en definitiva, el colmo del cinismo de una justicia politizada, prejuiciada, llena de odio y revanchismo, que disfrutó con especial deleite y fruición la hoguera que levantó para el efecto. Por fin los entogados santistas tenían algo de que aferrarse para hacer daño a Álvaro Uribe Vélez: su amigo y compañero de gobierno ¡Andrés Felipe Arias!
Siempre se demostró que el programa Agro Ingreso Seguro no fue creado para favorecer a los campesinos más pobres. Fue creado y aprobado por el Congreso, con el objetivo de preparar a los agricultores colombianos, grandes y pequeños, para los Tratados de Libre Comercio que vendrían. Eso en la práctica significaba apoyar a los grandes empresarios, ya que en el mundo globalizado la única forma de competir es a través de agroindustria, pues el minifundio no tiene chance.
Según Semana: "En términos generales el programa Agro Ingreso Seguro funcionó. Los goles del escándalo no representaron ni siquiera el 3,5 por ciento del total de los recursos invertidos. Y aun en esos casos está probado que sí se invirtió para el riego de los cultivos. El otro 96,5 por ciento cumplió con los objetivos trazados. El programa benefició a 316.000 familias campesinas, la mayoría de bajos recursos, y alcanzó a impactar cultivos en más de 1 millón de hectáreas". Es decir, el exministro no se apropió de un solo peso, pero con una artera jugada jurídica se habló de peculado en favor de terceros, algo gaseoso e imposible de probar como efectivamente sucedió, siendo condenado por interpretaciones sesgadas y malevolentes de los fieros mastines.
Por otra parte, los créditos eran asignados por el ICA, en cuanto a la celebración indebida de contratos, la práctica y costumbre era que en este caso no se exigía licitación pública tal como lo habían hecho todos sus antecesores en el cargo, sin excepción.
¿Dónde está el horrible delito?, ¿la gravosa y desalmada conducta criminal que merecía semejante pena?, ¿el peligroso criminal? Mientras a Arias se le destruye su vida con una pena exagerada, falta de ponderación, razonabilidad y proporcionalidad, desprovista de humanismo y del principio de la duda y la presunción de inocencia, a los farianos se les trata y presenta como unos buenos muchachos que estaban jugando a ser socialista y que realizaron solo unas cuantas “pilatunas” inocentes, como traficar grandes cantidades de droga, secuestrar, torturar, extorsionar, asesinar y atentar contra la población civil. A ellos se les perdona e indulta, premiándolos además con curules en el Congreso, y se les felicita por su heroicidad en la defensa de su ideal justiciero.
Definitivamente, una canallada jurídica, un fallo político que quedará grabado en las memorias históricas de los más dudosos y oscuros del país.
Una justicia politizada es peor que cualquier dictadura, es la entrega de la independencia de los poderes públicos, es la muerte de la democracia, del Estado de derecho, una tiranía legalizada por un gobierno omnipotente y perverso como el anterior.
¿Tiene moral y credibilidad nuestra Corte, víctima de escándalos y corrupción a su interior, para haber proferido un fallo como este? ¿ Tenía pruebas de peso y consistencia para condenar? ¡Nunca!
Jamás podrá compararse a Santrich con Arias, por eso la pregunta es: ¿a quién queréis?, ¿a Santrich o a Arias?