En el pacto por la equidad del actual Plan Nacional de Desarrollo del presidente Iván Duque Márquez encontramos un capítulo donde se presenta el desarrollo integral desde la primera infancia hasta la adolescencia como estrategia para impulsar la equidad en Colombia. Sin embargo, ante la actual crisis sanitaria, vemos cómo los decretos y la información de parte de su gabinete omiten totalmente la primera infancia, es decir, los niños menores de 5 años.
En Colombia, la tercera parte de la población del país son niños, niñas y adolescentes. Es decir, toda la población de 0 a 17 años representa más de 15 millones de personas (Sinergia y ECV, 2016). Citando el PND: “las inversiones para el desarrollo del capital humano desde la primera infancia hasta la adolescencia son muy bajas” (PND, 2019, p. 65). Esto es preocupante cuando encontramos que la atención integral solo cubre al 28% de la primera infancia y que la inseguridad alimentaria que existe en Colombia se ve reflejada en el desarrollo cerebral y la capacidad de aprender de nuestros niños.
De acuerdo con el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de España, los menores de 6 años, especialmente, tienen la necesidad de salir a la calle para regular su desarrollo neuronal y recibir estímulos vitales (Vanguardia, 2020). En Colombia, el retraso en talla para niñas y niños menores de 5 años fue de 10,8% mientras que para las niñas y niños indígenas fue de aproximadamente el 30% (ENSIN, 2015). Solo 1 de cada 100 niños, niñas y adolescentes participan en procesos de formación musical y solo 3 de cada 100 asiste a escuelas deportivas (Sinergia y ECV, 2016).
Por otro lado, la violencia sexual es un flagelo que aumenta rápidamente en nuestra sociedad. En 2017 aumentó un 12% el número de víctimas de abuso sexual. Esto revela las consecuencias de la baja inversión para el desarrollo del capital humano particularmente de la primera infancia.
Los objetivos del PND son cuatro. El primero se refiere a ampliar la atención integral desde la primera infancia hasta la adolescencia, buscando que todos accedan a educación, nutrición, atención en salud, formación de familias y protección. Con respecto a este objetivo, no se está cumpliendo la meta de llegar a 2 millones de niños y niñas con educación inicial. Al no tener contemplado en los decretos los jardines infantiles y colegios privados se está excluyendo gran parte de la población. De acuerdo con la OCDE (2016), al igual que en Chile, la mayor parte del gasto privado en Colombia proviene de los hogares y es particularmente alto en los niveles de preprimaria y educación superior, donde representa el 56%.
El segundo objetivo es crear la estrategia desarrollo naranja para el fomento de talentos en la infancia y la adolescencia: arte, cultura, deporte y ciencia y tecnología. Se observa una ausencia de estrategias para desarrollar los talentos en la infancia cuando los niños menores de 6 años llevan dos meses en confinamiento sin poder siquiera salir a los parques como si lo pueden hacer las mascotas. Es importante que se identifiquen estrategias claras de protección a los menores garantizando así la posibilidad de acceder al arte, cultura, deporte, actividades lúdicas y recreativas que solo lo pueden encontrar en las aulas de clase.
El tercero es anticipar las vulneraciones de los niños y niñas para evitar que sucedan, creando un subsistema de protección que vincule a todo el Estado. En este aspecto, resaltamos que los menores de 6 años víctimas de todo tipo de violencia, se encuentran encerrados probablemente con sus victimarios y al no tener posibilidad de asistir a las aulas, están en una situación de vulnerabilidad importante.
Finalmente, el cuarto es fortalecer las capacidades de las familias, promover valores y herramientas para el cuidado y la crianza. Además de los programas por radio y televisión no ha sido importante el acompañamiento a las familias que no saben qué hacer con sus hijos mientras trabajan en casa.
El gobierno nacional ha tomado en cuenta las peticiones de varios sectores que presentando protocolos estrictos de higiene y seguridad han podido continuar con sus labores. Sin embargo, el sector educativo ha sido reducido al sector público y las entidades del sector privado han tenido que adaptar sus cronogramas y sus estrategias a estas directrices. Los mayores perjudicados han sido los miembros de esa población y en su mayoría los menores de 6 años.
Según los psicólogos los menores de 6 años debe ser un colectivo prioritario a la hora de tomar decisiones del levantamiento de la medida del confinamiento, pues esta población no entiende de manera racional la situación, simplemente porque no están intelectualmente preparados. Por ende, es más difícil regular su comportamiento y además en casa no tienen las los estímulos sensoriales necesarios (aire, colores, olores, contacto con otras personas, etcétera) para trabajar la percepción espacial y temporal, tan necesarias para el desarrollo neuronal fundamental en esta primera etapa de la vida.
