Gráfica cortesía radioudechile.cl
Los últimos resultados de las Pruebas Saber no dejan bien librado en materia educativa al primer cuatrienio del presidente Santos, a los docentes, a la familia y al estudiantado. Partiendo de la premisa de que este es un país disfuncional y muy dado a tirarse las “papa calientes” de mano en mano para al fin recaer la responsabilidad en el más débil, en el estudiante, que desmotivado no ve en la educación un canal de superación sino una obligación consistente en aguantarse la cantaleta de un personaje que repite y repite todos los años lo mismo de los textos escolares. ¿Se acabó el carisma, la vocación, el sacrificio de la instrucción pero sobre todo el respeto?
Es cierto que en materia de educación hay avances consistentes en infraestructura en muchas regiones, dotación, capacitación de los docentes, mejoras salariales, cobertura, aplicación de la matrícula gratis, alimentación y hasta la estrategia que se va a implementar sobre la jornada única, pero los resultados se mantienen en una mediocridad que no va de la mano con la inversión que en el 2013 fue de $24,92 billones de pesos, en el 2014 $27,3 billones de pesos y para la vigencia 2015 se estipula en 28,9 billones que por primera vez superará el de defensa. Pero las pruebas siguen siendo con saldo rojo en los entes territoriales donde el porcentaje de alumnos ubicados en los mejores puestos de la evaluación se establece según la clasificación que retrocedieron en la escala porcentual 21 departamentos, 4 se mantuvieron en la escala y mejoraron 7. Por ejemplo el Magdalena del 15% en el 2010 al 12 % en el 2014, su capital del 27% en el 2010 al 29% en el 2014, Chocó del 10% en el 2010 al 8% en el 2014, Guainía del 45% al 27%, entre los más malos.
Se destaca el crecimiento porcentual de departamentos que presentan mejoría en la tabla como San Andrés en el 2010 26% en el 2014 35%, lo mismo que la Guajira, del 21% en el 2010 al 24% en el 2014 en ciudades se destaca Tunja de 55% pasó al 63%, Cúcuta 36% al 41%, Ipiales 46% 53%, Puerto Carreño 26% al 31%,Bogotá del 54% al 57%, Medellín del 42% al 43%, ciudades que disminuyeron dramáticamente fueron Girón 52% en el 2010 a 46% en el 2014, Mocoa del 45% al 36%, Inírida 52% al 36%, Mitú 24% al 18%, Turbo 16% al 12%. (Ver tabla de resultados en www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/articles347318_Presentacion.pdf).
Pero sin alejarnos un poco de las estadísticas el hecho de las mejoras en educación tampoco está en la falta de herramientas que como tabletas y conectividad no garantizan por sí solas un progreso, porque según las conclusiones del estudio Contexto Escolar y Social del Aprendizaje en Colombia (Cesac), la mayoría de estos jóvenes utilizan estos aparatos para navegar, chatear y jugar, y no para actividades como leer o investigar. Otro punto analizado fue el relacionado con los estilos parentales, la estructura de apoyo familiar y su influencia en el comportamiento académico de los estudiantes. Así, en quinto grado, el 5 por ciento de los estudiantes no recibe apoyo de su familia o de terceros para realizar sus tareas o actividades extraescolares, mientras que el seis por ciento solo obtienen ayuda de un tercero. En noveno grado, los porcentajes corresponden a 14 y 15 por ciento, respectivamente. No se explica cómo, pese a la alta inversión que hace un departamento como Antioquia en educación, Risaralda y Norte de Santander lo superen en matemáticas y lenguaje.
Pero si hay que buscar unos responsables no todo radica en los padres de familia, sino en la matriz que son los Núcleos Educativos, dirección de las secretarías de educación encargadas de vigilar tanto colegios públicos como privados en su funcionamiento. Cualquiera abre un colegio privado con requisitos mínimos en un garaje para que funcione como guardería mientras le entregan resolución sin los seguimientos adecuados y lo peor sin los controles y calidad pedagógica de docentes y propietarios, es el negocio en la educación que se alimenta tristemente de corrupción. En esa misma cadena por un lado más de lo público entran los rectores, la cabeza administrativa y académica de una institución que es el que dispone de vacancia, horas extras, asignación de horas y plan curricular, pero algunos son caciques sin supervisión que hacen de las anchas y no puede faltar en esta cadena el coordinador que en muchos casos no es capaz de asumir sus obligaciones porque las desconoce, o les da pereza en el viejo vocablo de “arrégleselas como puedan”, ya que el matoneo escolar, las peleas entre estudiantes, el ausentismo es por la falta rígida de vigilancia entre estos funcionarios acompañados de docentes que entran en la cadena, mayoría, colados en la puerta giratoria que se abrió con el concurso docente, profesionales que desearían estar en otra labor si su escogencia lo definiría y no su necesidad de empleo. Hay que devolverle el verdadero papel que antes tenían las escuelas normales como era el de formar maestros profesionales con capacidad y no con disponibilidad.
La educación se tiene que manejar por resultados y si partimos de ese indicio donde supongamos que el alumno es el vehículo, el maestro el ensamblador, la escuela la fábrica y la empresa la sociedad es de suponer que no estamos presentando un buen producto, el cual tiene deficiencia y esa deficiencia tiene un costo que como toda cadena productiva alguien lo tiene que costear y en este caso son los Secretarios de Educación, los directores de núcleo, los rectores, coordinadores, maestros. A todos hay que bajarle el sueldo y en peores circunstancias que rueden cabezas improductivas que solo ven en la educación el negocio de mantenerse, pensionarse para mejorar sus perspectiva de vida y no ver conscientemente que son ciudadanos del futuro los que están formando y lo que ellos hagan en un salón de clases de la misma forma se la transmitirán a sus hijos porque la pobreza es una triste cadena repetitiva sino logra romperse con la instrucción, esa que se enseña con la fortaleza y la paciencia del corazón y no con el latir angustioso del bolsillo.
Tal vez, y lastimosamente no asumirán responsabilidad, los que más debieron perder el año con estos resultados como son los políticos, alcaldes, gobernadores, porque la educación es un eslogan electoral que se administra por amiguismo y no por profesionales responsables como debe ser, claro está no en la mayoría de casos, pero algo tienen de cierto estos resultados que demuestran que las cosas no van bien en la ensambladora de ciudadanos que se llama escuela.