Recorrido diario para recarga de Tullave
8:00 a.m.: Salgo de la calle 93 con carrera 10, camino a la calle 95 con carrera 11 donde hay un local comercial que realiza recargas Tullave y es el más cercano a la estación de la carrera 7, donde para el autobús L82.
8:07 a.m.: Llego a local comercial calle 95 con carrera 11 a realizar recarga, sin embargo, me informan que máquina de recargas fue retirada. Salgo camino a calle 90 con carrera 11 donde existe punto Paga Todo que realiza recargas.
8:15 a.m.: Llego a local en la calle 90 con carrera 11, me informan que no tienen recargas en el momento. Busco otra opción de recarga en mi celular y me entero que los cajeros Servibanca realizan recarga ¡Haberlo sabido antes!
8:21 a.m.: Llego a cajero Servibanca cercano, realizo recarga de $10.000 pesos con tarjeta BBVA, me informan que tiene un costo de $5000 pesos, termino cancelando $15.000 pesos.
8:30 am.: Llego a estación carrera 7 con calle 94, espero ruta con la incertidumbre de desconocer a qué hora pasará.
Esta situación, aunque parezca exagerada, la pueden llegar a vivir los cerca de 1 millón de usuarios diarios del Sistema Integrado de Transporte (Sitp), en lo que sería un mal día para el servicio de recargas de tarjeta Tullave.
Si bien ya son casi 5 años desde que se pudo articular el sistema de recaudo de servicio Sitp en torno a la tarjeta Tullave, los bogotanos aún se confunden y padecen constantes fallas asociadas a una implementación desconectada del comportamiento habitual de los ciudadanos y sobre todo de las tendencias tecnológicas usadas alrededor del mundo en transporte público.
El sistema de recaudo Sitp puede realizarse a través de la tarjeta Tullave, tarjetas bancarias como Davivienda, Colpatria y/o Bancolombia que tienen convenio, aunque con límite de $10.000 pesos diarios, y con carnet universitario de unas pocas instituciones que han logrado realizar acuerdos pese a ser grandes usuarios del sistema.
Según Recaudo Bogotá, se puede recargar tarjeta Tullave en todas las estaciones de TransMilenio, las cuales al día de hoy ascienden a 138 estaciones y a 9 portales, existen también más 2000 puntos de recarga en locales Paga Todo distribuidos en las 20 localidades de Bogotá, así como otros cientos de cajeros Servibanca y locales comerciales que prestan el servicio de recarga ajustados a determinados costos, horarios y disponibilidad del sistema.
En teoría y con las cifras mencionadas se creería que la cobertura para realización de recargas estaría bien distribuida y cubierta en toda la ciudad, pero la realidad y el diario vivir de los bogotanos reflejan otra situación.
En encuesta realizada a distintos usuarios del sistema de TransMilenio o Sitp se halló que más del 40% encuentra lugares de recarga entre 0 y 500 metros de su paradero, mientras que un 48% manifestó que deben recargar a 500 o 1000 metros de su paradero habitual. Este resultado demuestra que si bien hay una gran cantidad de usuarios de TransMilenio que pueden recargar en la misma estación donde utilizan el sistema, hay otro gran porcentaje que debe realizar largos desplazamientos para recargar pasaje a parte del desplazamiento habitual para llegar a su paradero de Sitp habitual, como bien se pudo demostrar en la fig. 1 en el barrio chico norte de la localidad de Chapinero.
Asimismo, usuarios manifiestan que en ciertos lugares de la ciudad el problema no radica en la ausencia de lugares de recarga, si no en los horarios de apertura de los mismos. Por ejemplo, en los barrios Modelo y José Joaquín Vargas en la Localidad de Barrios Unidos, manifiestan que “el mayor problema que tenemos las personas de este sector para recargar la tarjeta tu llave, no es que el punto de recarga este lejos, es el horario del establecimiento que lo hace. La mayoría de las personas salen a sus actividades diarias antes de las 8:00 a.m. y estos locales abren entre 8:30 a.m. y 9:00 a.m. (...) Igualmente, pasa constantemente que en la noche cuando se va a recargar, los establecimientos no tienen recarga, o se les acabaron y se debe ir al otro barrio para buscar otro Paga Todo".
Esta situación ocasiona retrasos e incomodidades a la ciudadanía, que sumado a las demás circunstancias negativas que presenta el sistema, como inseguridad, incomodidad y sobre todo la incertidumbre de frecuencias, se convierte en una gran barrera de acceso al sistema y en un argumento para migrar al automóvil, ya sea particular, taxi y/o uber.
Según Bogotá Cómo Vamos, en su encuesta de percepción ciudadana 2018, se pudo evidenciar que para el periodo 2017 - 2018, hubo una disminución de usuarios de TransMilenio y Sitp, de 2% en ambas modalidades, mientras que el uso del vehículo particular durante el mismo periodo aumentó 5%. Adicionalmente, Bogotá cómo vamos, logró comprobar que la satisfacción de los usuarios con TransMilenio y Sitp, disminuyó 6% y 7% respectivamente durante la misma evaluación 2017 - 2018.
Si bien esta disminución de uso e insatisfacción no responde únicamente a la ausencia masiva de medios de recarga, sí podría considerarse como opción de mejora en el corto plazo ante las quejas recurrentes de los usuarios.
Extraña por esto que hoy el sistema de recaudo en Bogotá carezca de múltiples formas de recarga de pasajes como validación por medio de App en celulares, pagos en línea, masificación en supermercados y tiendas de barrio entre otros asociados a múltiples transacciones que hoy en día están alcance de un celular. Por su parte, se enorgullecen anunciando sistema de recarga a través de botellas plásticas y otros materiales de reciclaje, que, si bien responden a una pedagogía y fomento de cultura ambiental, representa también un llamado de atención y negligencia al no haber primero desarrollado un sistema de recaudo realmente masivo y diverso.
Tecnología contactless para tarjetas bancarias, recarga vía App y online, entre otras, son posibles mecanismos de validación de pasaje que deben masificarse de manera urgente. Asimismo, teniendo en cuenta el contexto y para el caso puntual del Sitp, debe también contemplarse la opción de pago en efectivo de pasajes unitarios directamente en el autobús, considerando un valor más costoso al pasaje usual, que incentive el hábito de recarga previa, pero que facilite el pago a quien en su momento no disponga de recarga.
Imposibilitar el pago en efectivo mientras no exista un sistema realmente masivo de recarga es contraproducente y desincentiva el uso de transporte público. Inclusive, el impedir pago en efectivo puede ser uno de los principales detonantes de la desorganización de frecuencias y del déficit financiero que hoy vive el sistema integrado de transporte público de Bogotá.
Ante la necesidad de acceder al servicio, usuarios que no cuentan con recarga en Tullave se ven en la obligación de adquirir pasajes a revendedores, los cuales se ubican en las paradas de autobús y aprovechan esta situación para ofrecer los pasajes gratuitos de transbordo que otorgan las tarjetas personalizadas Tullave.
Según Recaudo Bogotá, 13% de los viajes diarios se realiza en esta modalidad de reventa, que consiste básicamente en:
- Revendedor vende primer pasaje ($2.200, algunos lo ofrecen a $2.000 o menos).
- Antes de 95 minutos venden los dos transbordos ($2.200 x 2) a los que tiene derecho esa misma tarjeta por $0 pesos en rutas distintas.
- En el sistema queda registrado un solo pasajero, pero en realidad son dos adicionales de los que no se tiene ningún tipo de trazabilidad y de los que no se recibió ningún pago y representan al día cientos de millones de pesos perdidos.
Para algunos usuarios será un momento de suerte contar en el paradero con un revendedor de pasajes, no obstante, en otros casos no se presenta ninguna posibilidad de recarga y se debe acudir a la célebre frase “¿quién me vende un pasaje?” al ingresar al autobús, con la esperanza de que algún ciudadano preste su tarjeta. “Algunas veces los conductores del SITP han dejado pasar las personas sin validar pasaje, no porque no tengan dinero para pagar o quieran ser colados, ven el desespero de la gente, porque no les venden un pasaje dentro del bus y no hay donde recargar”, manifiestan usuarios del sistema, cuando en horas de la mañana no encontraron puntos de recarga abiertos en su barrio.
Dar solución a los múltiples problemas que vive hoy el Sitp, demanda de una gran reforma estructural del sistema, no obstante, como respuesta efectiva en el corto plazo, se podría empezar con la masificación de puntos y medios de pago, dado que el auge de las nuevas tecnologías y la cuarta revolución industrial permitirían que los cambios en infraestructura física fuesen mínimos y al contrario la restructuración se hiciera de manera digital con mecanismos ya existentes y usados de manera cotidiana en otros países.
Nota final: Bogotá se ha convertido en el primer destino turístico de Colombia, el octavo destino de América Latina y según Forbes podría convertirse en el primer destino sudamericano. ¿Alguien se ha preguntado lo difícil que puede llegar a ser para un turista acceder al servicio del Sitp o de TransMilenio si para el mismo ciudadano es difícil? Nada más al llegar a la ciudad está obligado a comprar tarjeta Tullave de $5.000 sin recarga y que por supuesto no se consigue en cualquier lugar.