La economía colombiana está estancada. Este año, si nos va bien, va a crecer a un modesto 2 %. La inflación está bajando porque la economía no avanza, la gente no compra y las empresas no invierten.
El economista y columnista de Portafolio, Miguel Gómez Martínez, hace un juicioso análisis de la situación de la economía colombiana: “Las piezas fundamentales del crecimiento son la productividad, la competitividad y la rentabilidad. Primero hay que ser productivos y para ello el capital, el trabajo y la tecnología utilizada en los procesos productivos deben ser los mejores al menor costo posible. A pesar del inmenso esfuerzo de modernización que hicieron los empresarios durante la primera década de este siglo (que permitió llevar la formación bruta de capital fijo de 12 % a 22 % del PIB), el proceso de inversión se ha estancado desde el 2010, como lo confirman las cuentas nacionales. Después hay que ser competitivos. A pesar de haber mejorado en vías y puertos, nuestros productos son costosos para los estándares internacionales. El mejor reflejo de ello es que entre el 2010 y el 2016, la participación de las exportaciones en el PIB se ha mantenido estable en un decepcionante 13 %. Si somos productivos y competitivos podríamos ser rentables. Las últimas dos reformas tributarias, mal concebidas e implementadas, terminaron por sepultar las posibilidades de crecimiento. En cambio, los empresarios colombianos están trasladando sus inversiones al exterior. Según el experto tributario Santiago Pardo, en el gobierno Santos, hemos invertido, como nunca antes, más de 28 000 millones de dólares en el exterior, exportando empleos, utilidades e impuestos.”
A los colombianos se nos ha hecho creer que el manejo de la economía estos últimos siete años ha sido impecable. El presidente prometió medidas de austeridad, un presupuesto racional y programas para reducir gasto, burocracia y corrupción. En lo que va de los dos mandatos en tres ocasiones se han aumentado los impuestos con la excusa de compensar la baja del petróleo, frenar el déficit y la deuda.
A los gobernadores y a los congresistas, principalmente de la Costa Atlántica
y muy concretamente de los departamentos de Córdoba y La Guajira,
que fueron claves para ganar en las elecciones presidenciales, se les dio licencia para robar
Al analizar los resultados de la economía del 2010 a 2017, las medidas reales de austeridad son escasas. Las instituciones adscritas a la Presidencia, principalmente aquellas encargadas de la propaganda oficial y de todo lo relacionado con La Habana son las primeras en dar ejemplo de derroche, no de austeridad, como debería haber sido. A los gobernadores y a los congresistas, principalmente de la Costa Atlántica y muy concretamente de los departamentos de Córdoba y La Guajira, que fueron claves para ganar en las pasadas elecciones presidenciales, se les dio licencia para robar. Este gobierno ha desperdiciado las oportunidades que tuvo para mejorar la economía. Parece que ninguno de los centenares de funcionarios que asesoran a la Presidencia tuvo el valor de decirle al primer mandatario que iba mal y que el derroche, empezando por las entidades adscritas a la Presidencia, es el origen de la inflación, mayor deuda y bajo crecimiento, no factores externos.