Miles y miles, y serán cientos, los hombres, mujeres y niños que huyen de Oriente Próximo convertido por los terroristas de los mercados y la política occidental en un verdadero infierno donde la vida no tiene la más mínima consideración. Hoy, los pueblos de Siria, Afganistán, Irak, Libia y norte de áfrica abandonan sus tierras, sus tenencias, sus familias para llegar ante el seno de sus verdugos, los que les darán cobijo y salvarán su suerte. Sí, las potencias occidentales son sus verdugos porque con sus grupos de presión levantaron a los pueblos contras sus gobiernos y armaron a grupos irresponsables que terminaron formando verdaderos ejércitos e incluso Estados que hoy son el terror en esta parte del mundo.
Las causas que han provocado este éxodo masivo hacia Europa tienen raíces socio políticas, culturales y económicas muy profundas, ancladas en los credos, las esencias y el proceder de todas las potencias coloniales de Europa, desde los lejanos Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II, hasta la actual soberbia y prepotencia criminal de Israel y de los Estados Unidos. Ha sido siempre la vieja política de las cañoneras, de la guerra y el saqueo de los recursos naturales y de las materias primas, las hambrunas y la desesperación ante el terror que ya no tiene nombre lo que ha provocado cuanto se veía venir y necesariamente iba a ocurrir más pronto o tarde. Los presidentes y ministros de Estados Unidos, Unión Europea, Israel y de Arabia Saudita, del alto manto de la OTAN y de todos los presidentes, Jeques, Emires y reyes feudales, sin excepción del Próximo Oriente que no es Bashar al-Asad el único ni el principal responsable de cuanto está ocurriendo hoy en Siria, ¿Y qué decir? de Libia, de Irak y Afganistán, de Palestina y Egipto?
Hoy no hay nada nuevo. Los amos de los mercados siguen desarrollando su agenda, incluso, sobre los cuerpos ensangrentados de la humanidad. Necesitan los recursos de Oriente Próximo y medio. Europa, que junto a Estados Unidos es en este caso la victimaria, y no la víctima, está amurallando las fronteras. El corredor humanitario en Hungría se ha cerrado. Los alemanas cierran.con seguridad, esta semana sus fronteras. En España, Ceuta y Melilla refuerzan sus muros.
Entre tanto, siguen llegando refugiados por todos los medios. El mar Mediterráneo se ha convertido en la tumba de varios miles de libios y sirios. Los campos de concentración se llenan y las policías afilan las bayonetas contra los expatriados. Los grupos xenófobos incendian los campamentos, los gobiernos hacen cuentas: solo dejaran entrar los que a largo plazo les represente ayuda laboral para cubrir las pensiones de los viejos países con sus poblaciones envejecidas. Los países que tienen una población joven cierran sus fronteras y miran hacia otro lado.
Sí, el mundo está alarmado. Pero la gran prensa ha desviado la atención y no se atreve a divulgar las verdaderas causas de las migraciones masivas: la desestabilización política provocada por los países occidentales con sus intervenciones militares directas y los golpes blandos que han dado en el blanco en las poblaciones más vulnerables de los países del cercano y medio oriente.
Sin embargo, la solidaridad de los pueblos es más fuerte que la voracidad de los mercados y los gobernantes y han lanzado el grito de rescate y ayuda a los refugiados que vagan por las fronteras de Europa. En España, para poner un ejemplo, mientras el gobierno de Mariano Rajoy se negaba a hablar de acogimiento, las alcaldías de Barcelona, Madrid y otras se declaraban ciudades de acogida mientras particulares e instituciones se ofrecían para acoger en su seno a cuantos pudieran. Ante esta evidencia, a rastras, el gobierno de España habla ahora de acoger a los 18 mil que le ha asignado la Unión Europea.
Olivier Herrera nos habla con esperanza a pesar de la muerte de Aylan:
“Con apenas tres años cumplidos se nos ido Aylan para avivar nuestras conciencias al derribar con sus diminutos puños los muros de hormigón armado coronados con cuchillas y levantar con su último soplo de aliento las losas marmóreas que cubren las tumbas sin nombre de los inmensos cementerios bajo la luna en la ruta del viejo Mare Nostrum (la arteria aorta) que riega y alimenta el corazón de Europa desde las ardientes arenas y los vergeles del Próximo Oriente (cuna de la cultura) hasta las columnas de Hércules”.
@arturopradolima
Madrid - España