En el entramado de nombramientos que tiene respondiendo a la gerente de Metrosalud (Martha Cecilia Castrillón) y al secretario de Hacienda (Óscar Hurtado), que de paso golpea la bandera de transparencia con la cual Daniel Quintero cabalgó durante su campaña, hay un contexto cuando más inquietante y una serie de circunstancias que siembran dudas.
Toda esa situación, que seguro incómoda al alcalde y que no le he costado más mediáticamente ya que toda la atención del país se encuentra concentrada en el COVID-19, se podría haber evitado si Quintero hubiese desistido del nombramiento de Castrillón como se lo pidieron los tres sindicatos que integran la red hospitalaria: llamado que inicialmente escuchó, pero luego desoyó al ratificarla a ella en el cargo, a pesar de que Aníbal Gaviria ya la había designado en la gerencia del Hospital Mental. ¿Qué pasó en un lapso de un día que alcalde cambió radicalmente de opinión?
Todo este enredo empezó en la junta directiva de Metrosalud cuando se propuso el nombre de Martha Castrillón para ocupar la gerencia, que por cierto ya había tenido en la alcaldía de Aníbal Gaviria y de la cual salió con serios cuestionamientos. Con esto en mente, surge una primera pregunta: ¿quién sugirió su para ese puesto?
Además, otra pieza que emerge al momento de armar ese rompecabezas tiene que ver con la delegación de la presencia del secretario Hurtado en la junta directiva de Metrosalud (estaba impedido porque también preside la junta de Savia Salud) en el subsecretario Henry Morales. Frente a lo anterior, surge una segunda pregunta: ¿cuál fue el papel del subsecretario Henry Morales en la discusión o proposición del nombre de Castrillón? Es vox populi que un subsecretario no coordina si un secretario no le marca línea.
Tras estos dos movimientos, Castrillón (excuñada de Hurtado) resulta siendo la más opcionada. No obstante, tras el pronunciamiento de los tres sindicatos de Metrosalud, que no guardan buen recuerdo de su primera gerencia, Quintero no la nombra y Aníbal Gaviria sí la termina designando en la gerencia del Hospital Mental, que será recordada como la más corta de la historia, ya que solo duró 24 horas: Quintero se terminó echando para atrás y la llamó para que asumiera la gerencia de la red hospitalaria (manejar 52 hospitales resulta siendo mejor que solo uno). Ya poco importaba lo que opinaran los sindicatos.
A los dos días de su nombramiento, Castrillón le adjudicó la intermediación del corretaje ante Positiva a la empresa familiar del secretario Hurtado (que les representa poco más de 200 millones). Así se terminó de armar parcialmente el rompecabezas de un entramado de nombramientos exprés que solo ha tenido una consecuencia práctica: la hermana del secretario de Hacienda, Cecilia Hurtado Pérez, desistió de continuar con la intermediación aduciendo “motivos personales” (el mismo día que estalló el escándalo). Ni Castrillón, Hurtado o Quintero se han referido públicamente al tema.
Pero a ese puzzle le quedan piezas sueltas y varios cuestionamientos que se deben responder en clave de salvaguardar el sentido de transparencia que el alcalde le quiere imprimir a su gobierno: ¿qué pasó en ese lapso de 24 horas en el que Daniel Quintero cambió radicalmente de opinión sobre Castrillón?, ¿hubo algún tipo de presión, acuerdo o compromiso? Algo tuvo que ocurrir porque poco importó que Castrillón tuviera un puesto con la gobernación: de un momento para otro, Quintero sí o sí la quería como gerente de Metrosalud. Por eso reitero, ¿qué sucedió?
Si Quintero no hubiera “cambiado de opinión”, tal vez no estaría pasando por una situación que a todas luces resulta incómoda para una persona con su perfil y discurso. Debemos estar alertas a las posibles represarías o acciones que la gerente Castrillón pueda emprender contra los sindicatos de Metrosalud que tras su ratificación en la gerencia la nombraron como persona non grata. La gerente empieza con pie izquierdo, al igual que el discurso de transparencia del alcalde Quintero.