El pasado jueves 21 de noviembre de 2019 comenzó “el despertar de un pueblo”. Una de las marchas más controversiales, violentas y llena de injusticias, pero al mismo tiempo conmovedora, inspiradora, artística, unida y capaz de mostrar y hacer entender que el pueblo colombiano no es débil y conoce sus derechos envolvió al país. Ahora bien, todos tenemos muy claro los derechos que tenemos, ¿pero tenemos claros nuestros deberes?
Los colombianos debemos entender y tener claro por qué y cómo se hace una lucha, pero para tener esto claro debemos primero pensar: ¿contra quién realmente hay que luchar?, ¿contra los estudiantes?, ¿contra el pueblo que sale a protestar pacíficamente esperando una respuesta por parte del gobierno?, ¿contra la Policía?, ¿contra el Esmad?, ¿contra los militares?, ¿contra aquellos que se llenan de odio y creen que la solución para arreglar las problemáticas es la violencia y destrucción del país que los ha visto crecer y que bien o mal los ha acogido?
Pues no, definitivamente los colombianos no hemos entendido que la lucha no es contra el mismo pueblo (y cuando me refiero al pueblo incluyo a todos los anteriormente nombrados), la verdadera protesta, revolución, lucha o como la quieran nombrar, es contra el gobierno, el Estado y todos aquellos que manipulan de una forma impresionante la mente de cada uno de los colombianos y logran crear diferencias y divisiones que terminan borrando de la mente de la gente que todos somos compatriotas.
En conclusión, queridos colombianos, pueblo hermoso lleno de diversidad y gente bella, no importa que usted sea estudiante, maestro, líder social, policía, madre o padre cabeza de hogar, lo importante es comenzar a cambiar el chip y entender que el pueblo es del pueblo y para el pueblo, y que la tolerancia y respeto deben ser bases indispensables para formar esa Colombia tan anhelada y justa que todos queremos y hemos esperado por generaciones.
Mantener una postura firme ante esos corruptos a los cuales les rendimos tributo y respeto durante años y que lamentablemente algunas personas lo siguen haciendo, es la clave para comenzar ese gran cambio. Lo ideal sería empezar a ver esta gente con lupa, con ojo crítico el cual estoy segura todos los colombianos tenemos, que el funcionario público esté para funcionarle al público, que el alcalde realmente esté de cara al pueblo porque eso es lo justo, que todos cumplan con el título que se les da. Recuerden que nosotros somo dueños de la soberanía y no podemos dejarnos robar ese derecho con un tamal o supuestas promesas que suenan lindas, pero siempre terminan en decepciones.
Por favor, colombianos, no nos acostumbremos a la derrota y a las falsas promesas. Formemos un país donde todos pagamos, tratamos y ganamos igual. El cambio empieza por nosotros. El pueblo es más y si nos unimos de buena forma, lograremos revolucionar la mente hasta del más corrupto.
