¿Quién es Hollman Morris?

¿Quién es Hollman Morris?

Por: Camilo Cárdenas
febrero 22, 2015
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¿Quién es Hollman Morris?

El 21 de febrero se llevó a cabo el «1er gran encuentro con Hollman Morris» cuyo fin fue mirar el panorama coyuntural de Morris de cara a la alcaldía, algunas de sus propuestas y organizar grupos de trabajo por localidades y barrios. Su panorama, desde la perspectiva de los grandes medios de comunicación —prensa escrita: Semana, El Espectador, El Tiempo; y televisión: RCN, Caracol, Citytv — no es alentador: se le presenta como heredero político de Petro, y Petro en estos contextos suele significar el torpe administrador que llevó a la ciudad al caos y al desorden, especialmente en materias de movilidad y seguridad, y hace algunos años, en el sistema de recolección de basuras.

Lo cierto es que Morris fue y es un periodista opositor del gobierno de Álvaro Uribe Vélez quien desde su pequeña pero valerosa trinchera del programa Contravía enfrentaba a la apabullante unanimidad de opinión que en aquellos años —2002-2010— reinaba a favor de Uribe y que ignoraba, tal vez a propósito, tal vez por desconocimiento, tal vez por hartazgo, la explosión de escándalos relacionados con los nexos entre políticos de la coalición del Gobierno y el paramilitarismo. Fruto de sus fuertes críticas a Álvaro Uribe y de un periodismo que mostraba la realidad del conflicto colombiano, Morris vivió en carne propia la ejecución de campañas persecución, estigmatización y desprestigio que aún, pese a que poco a poco algunos sectores del país están tomando consciencia de la realidad de la parapolítica, siguen circulando en forma de comentarios ofensivos a través de las redes sociales. Sin más, Uribe lo acusó de «traficante de derechos humanos» y «aliado del terrorismo», por supuesto, sin ninguna clase de evidencia. Que el Jefe de Estado hiciera esos señalamientos dio las bases para la propaganda que justificaba su persecución por parte del DAS —cuya estructura en teoría está desmantelada— dentro del contexto de lo que los medios eufemísticamente llamaron como «chuzadas». A día de hoy, es triste encontrar comentarios que lo tildan sin más de guerrillero, terrorista o, en otras palabras, en «aliado del terrorismo».

De momento, Hollman Morris no ha tenido una participación favorable en los grandes medios de comunicación. Estos se han enfocado en sus problemas con la CNE (Comisión Nacional Electoral), ya sea por una demanda interpuesta contra Morris «por presunta publicidad extemporánea» (1), ya sea por la presunta negación de la CNE del Movimiento Progresistas (2). Eso contrasta con las entrevistas publicadas por El Tiempo al candidato Rafael Pardo, en las que tuvo la oportunidad de explayarse acerca de sus propuestas y opinar alrededor de materias como movilidad y seguridad. Uno de sus titulares es: «'Dirigir la ciudad es un asunto de gerencia, no de ideología': Pardo. El exministro busca ser alcalde de Bogotá. Quiere liderar proyecto para recuperar a Bogotá». Más adelante se presenta la entrevista de la siguiente manera:

«Rafael Pardo le confesó a EL TIEMPO que quiere ser alcalde de Bogotá en nombre de una amplia alianza de sectores políticos, sociales y empresariales que permita, entre todos, sacar a la ciudad del caos. No le interesa ser candidato de un partido. Ah, de paso advirtió que salvar a Bogotá exige que el presidente Juan Manuel Santos “sea neutral, pero no indiferente” en la contienda que se avecina. Como quien dice, espera su respaldo» (3).

Las expresiones que he subrayado buscan mostrar los énfasis que El Tiempo realizó en esa entrevista: recuperar a Bogotá, sacar a la ciudad del caos, salvar a Bogotá, es decir, la visión del completo fracaso del proyecto de Petro de Bogotá Humana. Esto contrasta con las palabras de Pardo en otra entrevista, quien intentó ser ecuánime:

«Petro no es del Polo y también ha tenido problemas serios de falta de ejecución, de contradicciones, de medidas que parecen improvisadas, pero también hay unos programas que están funcionando y hay que resaltarlos. Entonces, uno no puede decir que todo lo que se ha hecho en los últimos 12 años ha sido malo. Lo que sirve hay que seguirlo» (4).

Lamentablemente en esta ocasión a los entrevistadores Ernesto Cortés y Yesid Lancheros no les interesó profundizar sobre a cuáles programas se refería Pardo sino que maquetaron con sus preguntas el contexto de la teoría del caos de la ciudad y la oportunidad de que Pardo explicara sus propuestas frente a ese caos y sus estrategias políticas para las elecciones. Con estas omisiones, que también son significativas, percibo que la propaganda del Tiempo tiene como objetivo desaparecer todos los matices del legado de Petro en Bogotá y mostrar una ciudad que no ha avanzado en absolutamente nada y que incluso ha retrocedido o ha sido condenada al lastre por todas las administraciones de «izquierda». ¿Quién quisiera defender una administración así? ¿Hollman Morris defendería un proyecto que condena al «caos» a la ciudad?

Asimismo, El Tiempo, en general, no ha estado interesado en darle voz a Hollman Morris. Se ha enfocado en polémicas respecto a las divisiones internas de Progresistas por sus precandidatos o, peor aún, en declaraciones de Uribe (¡aún en 2014!) que afirmaban que tenía pruebas que vinculaban a Canal Capital (que en ese tiempo era gerenciado por Morris) con las FARC (5). ¿Pero qué pasó con esas supuestas pruebas? ¿Qué tiene que decir la Fiscalía al respecto? Ante tan graves acusaciones, lo normal sería acelerar el proceso y que los medios de comunicación estuvieran pendientes de su avance. Pero para el Tiempo, en este caso no parece importante la verdad o falsedad de las declaraciones de Uribe o informar verazmente a la ciudadanía sino darle vida a ciertas opiniones temerarias e irresponsables, ponerlas a circular en la cabeza de los lectores, generar un golpecito de opinión que de una u otra forma llevará a la estigmatización de Morris.

¿Significa entonces que Morris no es criticable? Por supuesto que sí es criticable. Daniel Coronell en su columna «El amargo deber» (6) no tiene pelos en la lengua para afirmar que Morris lanzó una acusación infame contra Gustavo Gómez y que éste, herido, le lanzó una acusación igual o peor de infame. O que también convirtió a Canal Capital «en una propaganda de plataforma petrista que tiene como fin la permanencia del alcalde» —asunción cuya justificación en aquel contexto bien puede discutirse—. Pero, a su vez, resalta la injusticia con que periodistas como Darío Arizmendi caricaturizaron las amenazas que había recibido Hollman Morris —«¿No serán autoamenazas?», diría Arizmendi en aquel tiempo, insinuaciones tristemente célebres— y su previo y arduo trabajo de años por reconstruir la memoria histórica del conflicto armado en Colombia.

Ante este panorama, un ciudadano como Morris, sin ningún capital político, sin ser heredero de ninguna élite política, pero con un profundo conocimiento de los problemas sociales de Colombia, se lanza a la política como precandidato del movimiento Progresistas. Y su estrategia será principalmente no influir a la opinión pública a través de los medios sino «caminar la ciudad», conocer a la ciudad y, «desde las bases sociales», principalmente de los estratos 2 y 3, conquistando sectores de centro-izquierda y centro, dar una sorpresa y recoger cientos de miles de votos de opinión. Pero, siendo sinceros, Morris realmente no está completamente solo en los medios. Canal Capital le ha dado un espacio y presentó su denuncia contra Javier Palacio, exaspirante a la Presidencia del Consejo de Bogotá, por sus vínculos con el llamado «carrusel de la contratación» —la Fiscalía realizó extinción de dominio a sus bienes—, denuncia que en honor a la verdad también fue recogida por El Tiempo (7).

Como ciudadano, tengo ciertas simpatías por Morris y por Petro. Pero eso no me impide ver que parte de las críticas —parte, porque algunas son malintencionadas y amañadas— que les han hecho tienen razón. En la ciudad aún falta vencer la extrema pobreza —paseando por la Caracas se pueden observar deambulando a los llamados «indigentes»—, el trabajo informal o la mendicidad es pan de cada día —por ejemplo, en Transmilenio y sus estaciones— y la movilidad de la ciudad no atravieza su mejor momento. No es cierto que la ciudad sea completamente insegura —algunas personas sienten su confianza para usar sus celulares o tabletas en alimentadores o buses de Transmilenio, aunque no se suele ver que ello pase en las calles— pero también es cierto que, en ciertas zonas, a ciertas horas, es muy probable que haya un robo, incluso con arma blanca. Lo ideal de la próxima campaña de Morris sería no que omitiera estos problemas reales y meramente defendiera a capa y espada el programa de la Bogotá Humana sino que recogiera las críticas de forma constructiva para ver los aciertos y los errores de la anterior administración. De esa forma, su imagen de ciudad se enriquecería y compatibilizaría con la realidad cotidiana de miles de bogotanos.

Por último, es interesante notar que su campaña se basará en el concepto de multitud, el cual fue expuesto por Hardt y Negri en su obra Imperio, según el enfoque conceptual presentado en este «1er gran encuentro con Hollman Morris». La multitud, que representa a un conjunto de singularidades, diferentes entre sí, pero con planes de acción comunes —para Progresistas, en el caso concreto de Bogotá, se concentra en los estratos 1, 2, 3 y muy parcialmente en el 4— es la responsable de la llamada Primavera Árabe, el movimiento de indignados en España, las Dignidades campesinas en Colombia y más recientemente el fenómeno Podemos y Syriza en España y Grecia, respectivamente. ¿Lograrán las propuestas de Morris enamorar a la multitud o multitudes? ¿Esta campaña se caracterizará por argumentos de fondo, sin acusaciones temerarias, para construir una Bogotá que realmente garantice «la paz y el buen vivir»? ¿Se mostrará que el sueño de una Bogotá como ciudad de paz no puede construirse ignorando las dinámicas de las otras partes del país, como si Bogotá fuera una burbuja, una mónada, independiente del resto?

Espero que Morris dé la sorpresa con el buen juicio, la capacidad de aprendizaje y la sensibilidad social que lo suelen caracterizar. Por lo que pude ver, el movimiento Progresistas no sólo existe sino que probablemente tomará mucha más fuerza en Bogotá.

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Noticias consultadas:

(1). Revista Semana. El CNE pone los ojos ahora en Hollman Morris: http://www.semana.com/nacion/articulo/hollman-morris-seria-investigado-por-propaganda-politica/418355-3

(2) RCN Radio. Hollman Morris exhorta al CNE para que aclare la existencia del movimiento Progresistas: http://www.rcnradio.com/noticias/hollman-morris-exhorta-al-cne-para-que-aclare-la-existencia-del-movimiento-progresistas

(3) El Tiempo. 'Dirigir la ciudad es un asunto de gerencia, no de ideología': Pardo: http://www.eltiempo.com/bogota/rafael-pardo-habla-de-por-que-quiere-ser-alcalde-de-bogota/15143840

(4) El Tiempo. 'Soy mejor que Clara López para la Bogotá de hoy': Rafael Pardo: http://www.eltiempo.com/bogota/elecciones-alcaldia-de-bogota-2015-entrevista-a-rafael-pardo/15274897

(5) El Tiempo. Uribe adiciona más pruebas en la Fiscalía contra Hollman Morris: http://www.eltiempo.com/politica/congreso/uribe-en-fiscalia-adiciona-pruebas-contra-hollman-morris-/14664064

(6) Revista Semana, artículo de Daniel Coronell. El amargo deber: http://www.semana.com/opinion/articulo/daniel-coronell-el-amargo-deber/380517-3

(7). El Tiempo. Investigado por 'carrusel' de contratos busca presidencia del Concejo: http://www.eltiempo.com/bogota/concejal-javier-palacio-investigado-por-carrusel-de-contratos/15157476

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