Ha hecho carrera entre los nariñenses quejarse del abandono de los poderes centrales; con esos argumentos hemos escuchado los más elocuentes discursos, hemos llorado, hemos tenido rabia, y hasta manifestamos desprecio por quienes nos discriminan.
Pero nos preguntamos qué ocurre cuando el problema no lo ocasionan otros, sino que el mal está entre nosotros. El colapso de Comfamiliar de Nariño no se lo podemos achacar a nadie más que a la administración de los últimos años y a ciertos a la dirigencia política que lo controla.
Basta con remitirnos a lo que fue la Licorera de Nariño, una empresa industrial del Estado con un mercado exclusivo, sin competencia en su producto, el aguardiente Galeras, con excelentes utilidades. Pero, como se convirtió en el fortín politiquero, la acabaron.
Nombramientos por favores políticos, trabajadores que no asistían a sus puestos de trabajo, prerrogativas sindicales exageradas, desmedido obsequio del producto, costos publicitarios elevados, abusos de todo tipo que para cualquier empresa es insostenible. Por eso se acabó la Licorera.
Y por estas mismas razones se produjo el colapso de los principales servicios de Comfamiliar a los trabajadores (que es su razón de ser). Nos remitimos de manera particular al caso del arrendamiento de cuatro casas para el funcionamiento de oficinas en diferentes sectores de Pasto, a razón de 15 millones cada una. Los exabruptos que se cometieron con la falta de análisis técnico y de costos en la construcción de dos parques recreacionales.
Uno corresponde al municipio de Tumaco con el Parque Recreacional de Chilví, que se realizó en una zona supremamente peligrosa por la presencia de actores armados. De tal manera que nadie se atreve a visitar el lugar por el riesgo evidente.
El otro exabrupto corresponde a un parque recreacional destinado a prestar servicio a los trabajadores y sus familias de Ipiales, en el municipio de Imués, con clima frío y en un cerro donde no hay suficiente agua. ¿Se imaginan a los ipialeños viajando a otro clima frío para disfrutar de una piscina? Y según los peritos se pagó un precio desproporcionado por la compra del terreno.
Asimismo, es inentendible que Comfamiliar de Nariño haya acabado con los supermercados y droguerías. Lo de los supermercados, según dicen, es porque no tenían rentabilidad o un punto de equilibrio al menos, que permita un mercadeo social, sumado a la sustracción de la mercancía. Sin embargo, los mismos supermercados en manos de las grandes superficies son muy rentables.
En lo que tiene que ver con las droguerías, que prestaban sus servicios en Tumaco, Ipiales y Pasto, también se liquidan por problemas de mercadeo. Es importante considerar que prestaban un buen servicio con precios más económicos que contribuían a hacer control de mercadeo. No obstante, otras cajas de compensación llegaron a Nariño para prestar el servicio farmacéutico.
Toda una serie de descalabros, a la que se suma la adquisición de los servicios de un helicóptero con una empresa de Medellín, sin estudios previos, con elevados costos, sin la debida supervisión. Las horas de vuelo del helicóptero eran muy costosas y, por lo tanto, Comfamiliar tenía que subsidiar el servicio, por eso como en un efecto dominó, este programa también se precipitó a tierra por falta de hélices.
El Hotel Agualongo fue un símbolo para el departamento de Nariño, un orgullo para los nariñenses. Por eso este colapso es el más doloroso de todos; cuánto dolor experimentamos quienes amamos esta tierra. Había sido remodelado completamente para mejorar la calidad de sus servicios con finos mármoles; lamentablemente se malbarató, y lo que queda es la nostalgia de haber tenido un emblema que se echó por tierra. Las razones son las mismas: la falta de mercadeo, con una ocupación del 38 por ciento, cuando el promedio en Pasto es del 50 por ciento.
En el 2015 la de Comfamiliar de Nariño fue la Mejor EPS del país para, en la actualidad, pasar a ser la peor. Razones son varias. De la Revisoría Fiscal dicen que es por el cumplimiento a su deber misional de prestar su servicio a todos los pacientes: Comfamiliar asumía los costos de los pacientes de alto costo, mientras que otras EPS similares le hacían el quite, pero la pregunta es qué sucede con las demás EPS similares del resto del país que son muy eficientes con los costos correspondientes.
En este mismo sentido, se pone en evidencia que la EPS Comfamiliar le compra los medicamentos a un intermediario que contribuye a encarecerlos en detrimento de los usuarios de los servicios de salud y del presupuesto de la Caja.
En esta cadena de derroche presupuestal, también se debe tener en cuenta los elevadísimos costos en la realización de campeonatos mundiales como el de motocross con baja cobertura, cuando se pudo invertir en recreación en plan familiar; ostentosas fiestas para los trabajadores con derroche de licor, francachela y comilonas.
Otros parques que administra Comfamiliar se encuentran en completo abandono, como el Parque Infantil, Chapalito y Juanambú en el municipio de Buesaco.
Con dolor de Patria tenemos que asumir un mea culpa entre todos los nariñenses porque somos responsables de elegir a politiqueros que se han adueñado de lo que nos pertenece a los trabajadores, sobre todo los que tienen más bajos salarios. Ya dejemos de echar la culpa de nuestras desgracias a los poderes centrales y asumamos nuestra responsabilidad.