Ha pasado más la mitad de sus cincuenta años de vida en la guerrilla. Juan Carlos Cuellar Victoria ingresó a las filas del ELN sin haber cumplido veinte años y actualmente es su vocero político desde la cárcel de Bellavista en Medellín donde está detenido desde el 2008. Lo fue también el gobierno de Álvaro Uribe cuando el Comisonado de Paz Luis Carlos Restrepo intentó dialogar con esa guerrilla. Sucedió a Francisco Galán quien renunció públicamente a cualquier forma de lucha armada después de haber tenido durante más de quince años la vocería del grupo.
Cuellar nació Popayán en 1960 en una familia de clase media. Desde los catorce años como estudiante en el INEM Francisco José de Caldas empezó a participar activamente de las revueltas estudiantiles que sacudieron a buena parte de las instituciones educativas del país. En el movimiento estudiantil del Cauca conoció militantes de distintos grupos de izquierda pero especialmente del Partido Comunista (marxista leninista), el PC-ML, del que entró a formar parte. Descolló por su capacidad de estudio, disciplina y entusiasmo, características que le harían merecer la confianza y el aprecio de otros activistas, ya ‘veteranos’.
La lucha por la tierra de los campesinos e indígenas caucanos que tuvieron un importante auge entre los años 75 al 81 concentró el interés del joven estudiante que se ganó el respeto de líderes más curtidos y de mayor edad. En 1979, los líderes del PC- ML se plantean la urgencia de construir una guerrilla e inician exploraciones en varias regiones del montañoso Cauca. Cuellar acompaña las largas marchas, explorando posibles zonas de asentamiento y recorre palmo a palmo la geografía caucana.
El PC- ML sufrió por esos años duros debates internos, en los que hubo disputas por valoraciones sobre la conducción de un rico movimiento social, la pertinencia de avanzar hacia la acción armada, o disputas generacionales y de perspectivas. Todo ello condujo a la salida de un importante número de dirigentes inconformes, entre ellos Juan Carlos Cuellar, quien prefirió entonces integrarse a un ELN que para 1981 atravesaba también por una profunda crisis. Su ingreso junto a otros jóvenes experimentados en las reivindicaciones sociales y con algunos fundamentos en la lucha armada, viene a reforzar sus estructuras en Popayán y en varias partes del Cauca.
Para el año de 1983 Cuellar forma ya parte de la estructura clandestina del ELN, lejos de Popayan. Recorre el Valle del Cauca, salta de estructura en estructura, apoya aquí y allá a diversos núcleos guerrilleros (que luego serán los Frentes Manuel Vásquez Castaño con asiento en el Cauca, y el Luis Carlos Cárdenas en el Cañón de las Garrapatas, mas un corredor hacia el Sur y el centro del Chocó), pero no permanece en una sola estructura sino que se dedica a la logística y a la formación de nuevas tropas guerrilleras, en unos frentes que poco a poco van creciendo. Pendiente como anduvo de las múltiples redes urbanas, ya para finales de los años 80 y pese a su juventud, ingresa como miembro de la Dirección del Frente de Guerra Sur-Occidental, que conduce todas las estructuras urbanas y rurales del ELN en los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño, e igualmente coordina la compra de armas y explosivos en el Ecuador.
En 1991, de manera accidental muere el miembro de la Dirección nacional encargado de atender las estructuras del Suroccidente, un paisano y viejo amigo de Cuéllar, cinco años mayor que él y con quien recorrió casi dos décadas de luchas sociales y militares. Cuéllar lo reemplaza, y a los 31 años se convierte en el más joven integrante de la Dirección Nacional del ELN.
Permanece toda la década del 90 en el Suroccidente, apoyando las nuevas estructuras guerrilleras en Nariño (Frente Comuneros del Sur), apoyando el crecimiento del Eln en esa zona hasta convertirse en unas de las màs grandes del país.
Juan Carlos Cuéllar fue capturado por el Ejército a finales del año 2004 en Chachaguí, Nariño, al parecer delatado por alguien cercano. Cuentan que durante su reclusión en la cárcel de Cómbita, en 2005 se desarrolló una huelga de presidiarios que exigían mejor trato. Fueron tres días de amotinamiento, durantes los cuales el delegado del comité de Derechos Humanos por parte de los presidiarios se esforzaba por encontrar puntos de acuerdo, mientras Cuellar animaba la negociación. En algún momento en que no se hallaba fórmula de conciliación y era inminente la entrada de escuadrón antimotines del INPEC, se recuerda que Cuéllar con energía se quitó la camisa y dijo “es hora de la pelea, que entren a ver, no nos vamos a dejar joder sin pelear”. Y esto lo decía después de tres décadas de lucha clandestina.
Su personalidad metódica, le ha permitido tejer desde la cárcel las relaciones políticas con los distintos gobiernos. Lo hizo con el Comisionado de paz Luis Carlos Restrepo y ahora con Sergio Jaramillo, el Comisionado del gobierno Santos.