En uno de los pocos policías que confía Gustavo Petro es en William Salamanca. Él fue el ungido para que el 29 de junio del 2022, unos días después de haber sido elegido como el primer presidente de izquierda de Colombia fuera el puente entre el ministerio de defensa de Iván Duque con su gobierno. La confianza surgió por la enconada lucha que sostuvo con el general Oscar Atehortúa, su compañero de curso, quien fue designado por el entonces presidente Duque para ser director de la policía en diciembre del 2018.
Sin importarle su cercanía, Salamanca decidió investigar a Atehortúa. Mientras este fue director del Fondo Rotatorio de la Policia, entre los años 2014 y 2015, usó su poder para favorecer a terceros en un proyecto de casas fiscales en San Luis, Tolima. El sobrecosto alcanzaba los 18 mil millones de pesos.
A Salamanca, administrador de empresas de la Cooperativa y con tres maestrías encima, no le tembló la mano para llevar a fondo el proceso contra su superior. Trabajó en secreto con un equipo de investigadores de confianza hasta que Atehortúa se percató de aquello que tenía entre manos el Inspector. Decidió usar su poder y actuar para quitarse la investigación de encima. Envió a Salamanca a unas largas vacaciones, sin él solicitarlas, de más de un año: era 405 días, por cuenta de los trece años que llevaba sin receso. Salamanca no tuvo más remedio que aceptarlas, pero no en silencio. Actuó en dos direcciones: denunció la irregularidad ante la Procurudaria de Fernando Carrillo y la volvió pública de cara a los medios de comunicación. Sin embargo, tanto el entonces ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, como el presidente Duque se la jugaron por su director de la policía. El general Salamanca se quedó solo, mientras Atehortúa no tuvo más remedio que invertir su energía defendiéndose. Pero no resistió más de un año en la cuerda floja.
En diciembre de 2020, en plena pandemia, el presidente Duque y su ministro Holmes Trujillo, quien falleció por Covid dos meses después, les pidieron la baja a los dos generales. Pero corrieron con suertes muy distintas. Salamanca salió para su casa, con las 170 investigaciones engavetadas que alcanzó a abrir, mientras que Atehortúa empacó maletas para Australia, donde fue nombrado embajador en reemplazo, nada menos que del general Alberto Mejía, el militar estrella del presidente Juan Manuel Santos. Terminó premiado aunque aún tiene encima la investigación disciplinaria de la Procuraduría que continúa abierta y a la espera de fallo.
Muchos registraron el hecho que se entendió como una injusticia, entre ellos el senador de la Colombia Humana Gustavo Petro. Después de nombrarlo como jefe de empalme con el ministerio de defensa, en septiembre del 2022 Petro le dio el consulado en Miami y hoy le acaba de dejar la responsabilidad de reemplazar al rezandero general Sanabria.