Después de graduarse en la Universidad de Carolina del Norte, Cole Sheppard trabajó ocho años en el sector financiero en empresas como Pricewaterhouse Coopers en Estados Unidos, Bermudas, Hong Kong y Pekín. Mientras, no se desprendía de la idea de montar su propio negocio y éste le llegó por azar. Vio en Latinoamérica un escenario de posibilidades y merodeó posibilidades en Cartagena y Medellín. Su instinto le decía que Colombia era el destino buscado.
Entonces reunió sus ahorros, y se unió como socio a Legacy Group para construir un nuevo grupo de inversionistas enfocándose en la agroindustria. Corría el 2015. Las primeas que llegaron fueron las flores que exportó a Corea y Japón, y se abrió el camino hacia el café. Sin saber mucho del cultivo se dedicó a estudiarlo y después de dos años armó una propuesta para los inversionistas. El producto se llamaría Green Coffee y la empresa arranco en forma en el 2018.
Empezó comprando fincas y tierras en Salgar, en el suroeste antioqueño, hasta completar 4.000 hectáreas en las que tiene sembradas 11,5 millones de matas de café, que según dice, duplica la de cualquier productor en el país.
Además de la producción propia, compra café en cereza a más de 300 productores de la región buscando un proceso vertical que empiece homogenizando la calidad del grano hasta la entrega final al consumidor. Las inversiones en tierras se han hecho en Salgar, Ciudad Bolívar, Andes, Farallones y Betania, montando fincas propias con inversiones que, sumando la infraestructura, llegan a unos USD 75 millones, según el CEO de Green Coffee en Colombia, Boris Wullner Garcés.
El CEO de Green Coffee
Wullner Garcés es un ingeniero colombiano de la Universidad e la Sabana donde dirigió el programa de Ingeniería de Producción Agroindustrial, con experiencia en la agroindustria, especialmente con empresas exportadoras de flores, pero ahora es un experto en café que maneja toda la cadena desde el cultivo, el beneficio, la trilla hasta tostar y empacar el grano para comercializarlo.
La producción es a gran escala para reducir costos, lo cual marca la diferencia de a caficultura tradicional de fincas menores a dos hectáreas o hasta siete, las medianas. Sus expectativas de convertirse en el mayor productor de café arábigo a nivel mundial, una carrera que en el cultivo y exportación de flores colombianas también la está ganando otro gringo John Simko el dueño de Sunshine Bouquet Company.
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El reto de la tecnología y Juan Valdez
En el camino ha tomado decisiones y le ha apostado a la tecnología. Tiene dos plantas de beneficio del café. Una de ellas en zona rural de Salgar que inauguró en el 2021 con una capacidad de 200.000 kilogramos de café día y otra en Gualanday, la más moderna de Latinoamérica que inauguró en el 2022.
En el 2023 las exportaciones sumaron USD 20 millones y la proyección para este año es de unos USD 40 millones en total. De tal manera que, en los últimos 4 años de 7 contenedores, se pasó 50, y a 200 y año. Ahora e modelo pasa a vender café tostado en el mercado de Estados Unidos y Europa, en lugar de concentrarse en el café verde. Poniéndolo en los almacenes de cadena para su venta.
Para poner a marchar la idea, Juan Valdez con Procafecol cuya gerente Camila Escobar tiene los ojos puestos en el mercado internacional y Green Coffee realizaron un acuerdo en mayo de este año, el cual busca ampliar y fortalecer la cobertura de distribución de café colombiano en los supermercados de Estados Unidos y Canadá con proyección al 2034, año que pretender controlar el 25% del mercado del café colombiano en Estados Unidos.
La tecnología y modernización de la cadena del café que aporta Green Coffee ha significado un cambio radical frente a la caficultura tradicional cuyos efectos aún no se pueden percibir en el sector pero si en la proyección del gringo Cole, favorecido además por el alza en el precio como lo están experimentando cientos de pequeños productores colombianos.
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