La semana pasada una noticia nos conmovió a todos. Una pareja de esposos campesinos en Villapinzón, Cundinamarca, murieron por el virus. Todo se debió a una reunión que tuvieron con gente en Bogotá. Preocupación también causó la noticia de que cientos de carros, muchos de ellos altos funcionarios del gobierno, no resistieron la tentación de viajar hasta sus fincas en La Mesa y Anapoima y violaron la cuarentena.
Entre los carros que regresaban de Anapoima un hombre de 53 años que conducía la camioneta que aparece en la foto fue sorprendido por un retén de la policía en la via que de Anapoima conduce a Bogotá. Cuando le tomaron las muestras al hombre los policías se sorprendieron al comprobar que tenía COVID 19. El hombre los tranquilizó diciendo que a él esto ya le había dado, estaba recuperado y en cuarentena desde el 15 de marzo. Sin embargo le hicieron pruebas y comprobaron que todavía tenía el virus en el cuerpo.
Es increíble la inconsciencia, el egoísmo de algunos pocos que no quieren entender que trasladarse por los rincones de Colombia es arriesgar la vida de cientos de personas. Se exige que a este hombre, del cual no se ha querido dar su identificación, le caiga todo el peso de la ley. ¿En qué cabeza cabe salir de la casa a regar el virus cuando se sabe que lo tuvo en el cuerpo? ¿No hay que ser muy canalla?
