Hace tres años el Consejo de Estado aceptó una demanda contra el plebiscito. La magistrada ponente aprovechó para despacharse contra la campaña del No y afirmar que esta había ganado con engaños y mentiras. Con base en esto le ordenó al Congreso, como medida cautelar, comenzar a implementar los acuerdos de paz con el fast track. En su fallo la magistrada aseguró que hubo “una total tergiversación, en muchos de sus aspectos neurálgicos, del contenido del acuerdo sometido a votación el 2 de octubre de 2016, el cual fue determinante para la obtención del resultado en dicha contienda electoral”. En otras palabras, lo que hubo fue un engaño.
Según la revista Semana, “El auto del Consejo de Estado señala que existió un “engaño generalizado que anuló la libertad del electorado para escoger autónomamente entre las opciones existentes frente al plebiscito”. Y esa afirmación quizás fue la que más calentó los ánimos. De inmediato, algunos de quienes votaron por el No aseguraron que no lo hicieron engañados, sino con conocimiento e información plena. El uribismo aseguró que el alto tribunal estaba insultando a más de 6 millones de colombianos. Como es imposible determinar cuántos de esos 6 millones votaron llevados por mentiras y cuántos lo hicieron simplemente porque no les gusta el proceso de paz, determinar la verdad será difícil”.
Son muchos los colombianos que acogen la tesis según la cual el fracaso del plebiscito obedeció a una mezquina conjura de los voceros del No contra una noble iniciativa de la que habría de resultar la paz de nuestro país. Pero en realidad, ¿quién engaño a quién?
Los siguientes son trinos directos e indirectos del entonces presidente Juan Manuel Santos. El lector puede observar la manifiesta y alevosa falsedad de todas y cada unas de las observaciones que hace el entonces mandatario, y que esos trinos iban dirigidos a engañar al electorado. Ya es buena hora que el país y la comunidad internacional se enteren de una vez por todas ¿quién engaño a quién?