Me encanta el cine, de todos los géneros, de todos los tipos. En general me encanta el arte, soy un apasionado por él. El arte es hoy por hoy el mejor método de expresión que existe, no solo desde lo cultural, sino también desde lo político, lo social, lo económico, lo psicológico y lo humano. Además, es hecho por gente que ama el mundo por su pluriculturalidad, de ahí que la mayoría de artistas sean de pensamientos muy libre, sin prejuicios, temores ni ataduras. De hecho, quien hace arte disfruta la condición de ser humano. Y está mediado, como casi todo en la vida, por el gusto.
Por ser una expresión humana lo correcto es no buscarle explicación a ello sino dejar que sea irracional, eso es lo que lo hace bonito, pasa en la música, la literatura, la pintura, la danza y por supuesto en el cine. Lo correcto es dejar que las cosas le gusten a uno simplemente porque sí, más allá de lo virtuoso que pueda ser su creador. Analicemos un momento nuestros gustos musicales, es una lista larga de músicos y cantantes que nos llenan el corazón, pero ¿cuántos de ellos realmente son los más virtuosos con su instrumento y cuántos son simplemente "buenos"? Quizá muchos. Dice Daniel Aparicio, crítico de cine, que "es posible aprender a discernir entre la calidad de una obra y nuestra mayor o menor preferencia por la misma, mejor dicho, que podemos amar productos que sabemos nefastos o no soportar obras cuya gran calidad sabemos apreciar". En pocas palabras, no necesariamente lo que nos gusta es lo mejor.
Es claro que hay producciones de gran calidad, historia, guión, fotografía, actuación, ambientación, y dirección muy cuidadas, esas que pasan a la historia del cine mundial o que bien por lo creativo en los recursos del director quedan ahí, en el olimpo, La Naranja Mecánica, El Resplandor, La Lista de Schindler, A Few Good Men, Diamante de Sangre o incluso Miss Sloane. Otras carecen de ello, son menos cuidadosas, menos rigurosas, y simplemente pasan por la cartelera, se quedará en algún recuerdo, y aunque hará parte de las listas, no lo hará de la memoria colectiva. Unos directores buscan ser parte de la enciclopedia del cine: Lars Von Trier, Michael Haneke, Oscar Ruíz, Lucía Puenzo, entre muchos más. otros simplemente quieren divertirse y hacer divertir al público, hacer películas sin grandes pretensiones y entretener: Harold Trompetero, Michael Bay, Oren Peli, entre otros. Ambos logran su cometido, ambas posturas son igualmente válidas, tan importante es hacer cine arte como hacer cine comercial, el querer lo uno o lo otro no hace menos a nadie y no implica que todo lo que hagan los del primer grupo sea bueno ni que todo lo del segundo grupo sea malo.
Por eso disfruté Nymphomaniac y El vuelco del cangrejo como El Paseo y La Masacre de Texas 2013, porque todas están hechas en diferentes momentos y circunstancias, buscan diferentes emociones y más allá de que de fondo haya un trama muy elaborada, buscaban divertir un rato y lo hicieron.
No he visto la última Agente Ñero Ñero 7 (vi la primera). No obstante, me causó una mala impresión que alguien considere que es una desgracia para el cine colombiano. No, no lo es, es simplemente una película que busca otros objetivos, por otros medios y que está hecha para gente que, con ganas de pasar un rato divertido, deje de lado su mirada envenenada hacia lo "comercial", su ego y no presuma su notable inteligencia y simplemente se dedique a reír con una serie de chistes quizá flojos, quizá absurdos o quizá muy bien hechos que tienen detrás, al igual que cualquier obra cinematográfica, meses de producción, algunas noches sin dormir haciendo un guión, horas caminando buscando locaciones, transportando equipos, grabando, editando, muchas horas de dedicación para sacar un producto que bajo su consideración es chévere y quedó bien. ¿Quiénes somos nosotros para descalificar el trabajo de otros?, ¿para determinar si algo está bien o mal hecho?
Está muy bien que a algunos no les guste una u otra película, es normal; pero una cosa es eso y otra es determinar que alguna producción es "una desgracia" para la cartelera por el simple hecho de distar en su producción de lo que haría Ciro Guerra o Felipe Aljure. El arte sale de lo humano, es su razón de ser el encontrar esas cosas que nos hacen ser parte de esta tierra, por eso es diverso, es complejo, tiene muchas formas, muchos estilos. Tratar de pedir que todo el cine tenga el mismo rigor y toque los mismos temas de la misma forma es pedir los mismos gustos, los mismos pensamientos. Es equiparable a que todos los seres humanos nos vistamos igual. Aburrido, ¿cierto?
Es de resaltar que hoy por hoy algún colombiano se aviente a hacer cine para una nación que ama descalificar lo colombiano por el simple hecho de haberse hecho aquí, que con sus críticas hacia lo que no considera digno de sí son hecha con el ánimo de destruir, hasta para eso somos violentos, he visto y escuchado personas tratar de "pendejos" "imbéciles" y "mediocres" a algunos cineastas en razón de su trabajo, mejor dicho, ni siquiera reseñando cine podemos dejar de lado el odio que nos consume. Algo aún más paradójico, estamos por estos tiempos tratando de identificarnos con cosas que vuelvan a nuestras raíces, que preserve nuestra esencia, queremos todo lo que recuerde quiénes somos; a menos que quien o haga sea Dago García: si analizan bien su cine, todas sus películas retratan quiénes somos, los folclóricos, los "entradores", recursivos, divertidos, rumberos, rebuscadores, bailarines, alegres y apasionados que somos. No cuida mucho sus historias pero trata de contar en 90 minutos una historia de lo que somos los colombianos. Igual con el cine sobre narcos y putas, es una parte de nuestra historia que no podemos pretender ocultar u olvidar.
Esto no pretende ser una reseña de la película del título, es un llamado al respeto por las obras, así no sean de nuestro agrado, un país que necesita paz, la quiere y la busca debe valorar el arte y todo lo que se haga en su nombre, y respetar el gusto y la diferencia. Si la vio y le gustó, qué bueno, si la vio y no le gustó, qué bien, simplemente es una más de las cantidades de películas que pasarán por la cartelera y su objetivo no la hace menos película que otra.
Finalmente, cuando usted va a cine su principal objetivo es pasar un buen momento, por es simplemente disfrute del cine, de la música, del arte en general, no se ponga límites, estándares, no entre a la sala de cine a comparar porque finalmente ni usted ni yo somos los mejores del mundo en lo que hacemos. Permita que su niño interior se asome y déjese tentar, déjese sorprender y déjese llevar, le garantizo que dejarse llevar una hora y media por Hassam, Dago o Trompetero será mucho mejor que dejarse llevar una hora y media por dos botellas de licor y una bolsa de droga.
¡Viva el cine colombiano!