Desde hace algunos años atras en la ciudad de Pasto el valor de la vivienda la vuelve inalcanzable para un trabajador que devengue un salario de estrato bajo o medio.
Los precios exorbitantes, aún en planos, se constituyen en una verdadera talanquera para el grueso de la población. Aunado a este factor podemos agregar la imposibilidad de acceder a un crédito bancario al alcance de la familias pastusas.
Lo curioso, extraño y sorprendente es que la construcción vive en nuestra ciudad un verdadero boom comercial. No inician obras y ya se anuncia la venta total del proyecto.
Y no es raro hablar de precios que sobrepasan los quinientos, seiscientos o más millones por un apartamento de noventa o cien metros cuadrados. Nada de lujos, únicamente sector o lugar de construcción.
Pero para el grueso de la población se encuentra vedado una posibilidad de compra o adquisición. Los excesivos y altos precios tornan imposible la realización de un sueño que hasta hace algunos años era el inicio de una vida familiar.
Vivienda digna, al alcance de todos, amplia y generosa y sobre todo con un valor accesible al trabajador de sueldo mínimo o ingreso medio. La usura bancaria estaba lejos, de volverse la realidad que es hoy. La irrupción del UPAC cortó de tajo todo anhelo familiar.
Con el INSCREDIAL y las entidades estatales se llevó a efecto una de los mayores logros en asunto de vivienda social, grandes zonas populares de Pasto, barrios sur orientales, antigua salida al norte y otras zonas deprimidas vieron con alborozo el inicio de construcción de casas que se entregaban a bajos costos y a credito a numerosas familias de nuestra ciudad.
Muchas de ellas también llegadas de otros sectores de nuestro departamento.
Hoy la realidad es otra, totalmente diferente. Apartamentos de cuarenta, cincuenta o a lo sumo sesenta metros cuadrados, que ni siquiera permiten una intimidad o vida armoniosa. Se redujo el número de metros cuadrados, pero se amplió drásticamente su valor y cuota crediticia.
El UVR como el UPAC no es otra cosa que un atraco legalizado a las familias colombianas.
Conozco el caso de una familia que obtuvo un crédito de ciento ochenta millones de pesos a veinte años, después de pagar durante cinco años cuotas mensuales de un millon ochocientos mil pesos, con grandes esfuerzos y sacrificios, su deuda a duras penas se ha reducido en cinco millones de pesos.
Algo no está bien en el sector bancario, pues si se hace una sencilla y somera cuenta, vemos que esa familia ha pagado por concepto de interés la elevada suma de ciento diez millones de pesos, no obstante su deuda a duras penas se redujo en cinco millones de pesos. Escandaloso y preocupante.
Las autoridades competentes deben tomar urgentemente cartas en el asunto.
Retornando al tema del valor de la vivienda en Pasto, podemos decir que es uno de los mayores en Colombia, un hecho preocupante y de fácil comprobación.
Nuestras autoridades están en la obligación de estudiar y analizar las razones de este exabrupto que impide el disfrute de un derecho básico a nuestras familias.
Con un déficit de vivienda que supera un índice del treinta por ciento, se hace necesario e inaplazable un estudio que nos permita entender la dinámica de la construcción en nuestro departamento.
Somos una de las regiones donde el metro cuadrado supera, y con creces, el valor en otros departamentos más prósperos y con menos déficit económico o salarial.
Urge veeduría ciudadana, control estatal y agilidad del sector judicial en las múltiples demandas al sector de la construcción.
