Que el proceso de paz fue un fracaso, ya a pocos les queda duda. También quedó claro que volver al monte sí era el plan B de las Farc, ya lo hizo Iván Márquez, aunque según eruditos en leyes, "eso se lo permite el acuerdo de paz." Sin embargo, hay algo que me llama la atención y es un tuit de Timochenko, que demostraría que literalmente se está desmarcando de Santrich y posiblemente del mismo Iván Márquez.
Dice Timochenko que "En el momento en que firmamos el acuerdo aceptamos la constitución y las leyes y es nuestro deber actuar ajustados a ellas. Quien no lo haga debe atenerse a las consecuencia y ahí difícilmente puede pedírsele solidaridad al partido".
Esto pone de manifiesto lo que se decía a vox pópuli y es que en los últimos meses se ha gestado una profunda división al interior de la cúpula Farc, y esto por cuenta de los egos creados luego de la designación de Timochenko como candidato presidencial y la no designación de algunos exmiembros de Secretariado para las curules que les dio el Gobierno.
Conclusiones: Santrich, aún preso, es la joya de la corona. Para el Gobierno es el trofeo para vender que el proceso de paz no tiene impunidad. Para las Farc, el tipo es el punto perfecto para ilustrar la presunta traición del Gobierno y la DEA a lo acordado en La Habana, aunque la suerte del tipo no sea en realidad un asunto que importe. En tercer lugar, Santrich es la gallinita de los huevos de oro para los medios de comunicación masivos; hace mucho tiempo que temas como el proceso de paz no tenían rating, como ahora tras su captura.
Finalmente, los planes políticos de Timochenko marchan de maravilla: se sabe "intocable", se está desmarcando de sus camaradas más cercanos y cada vez se acerca más a influyentes personajes de la "Colombia Legal", una clase a la que él al final de cuentas quería pertenecer.
Queda por ver esta semana qué tanto le informa a la DEA el sobrino calavera de Márquez. De esto dependerá en gran manera el futuro del proceso de paz. Bastantes chicharrones tiene el país con el tema del Guacho y las relaciones con Ecuador, así como la violencia que se vive en Catatumbo y Nariño, sumado a esta época de elecciones, el ambiente político es tenso. La cabuya suele romperse por el lado más débil; aquí la adivinanza es saber si el débil es el proceso de paz, el gobierno que lo negoció, o en últimas Santrich, que cada día me suena más solo, menos quizás, quizás, quizás.