“Me da mucha pena que le haya dado sida en el alma”, dijo nuestro presidente refiriéndose a su primo Francisco Santos. Debo confesar que tuve que buscar el audio del pronunciamiento para confirmar que la frase provenía de ese tono lento, cortado y sin legato del primer mandatario. Inmediatamente recordé aquella imagen del 20 de julio (ver arriba) en donde el presidente intentaba, sin resultado, imitar a Iván Lalinde, el presentador del El precio es correcto. Por un momento, y sin exagerar, no se sabía si era un programa de televentas, el boletín del consumidor o una antigua versión del famoso Minuto de Dios.
Querido Juan Manuel: ¿quién te está asesorando en tus comunicaciones? Utilizar frases de capataz de finca, llenas de insultos al mejor estilo Uribe, no va contigo. Vestirte como presentador de espectáculos en un programa de Señal Colombia y demorarte cinco minutos diciendo (sin gracia alguna) algo que se puede decir en treinta segundos, tampoco. Tú mismo te diste cuenta de lo ridículo que te veías en calzoncillos cuando entregaste las viviendas, igual que cuando te tiraste al piso en los juegos mundiales para ponerte unos zapatos que solo combinaban con la sudadera de la bandera de Venezuela que usaba tu ex mejor amigo Chávez.
La opinión pública no se deja engañar tan fácil. Para comunicar hay que tener un relato que coincida con la imagen que quieres proyectar. Uribe llegó con el relato de Rambo contra las Farc y por eso su inculto y hostil estilo fue bien recibido por los colombianos. Nuestro exmandatario pudo no haber sabido hacer muchas cosas, pero comunicar lo hizo muy bien. Tú, en cambio, no has encontrado la manera de transmitir tu relato, si es que lo tienes. Y si no lo tienes, no importa, invéntate uno. Pero no puedes adoptar el “estilo Uribe” que utiliza la ordinariez para descalificar a sus adversarios porque simplemente a ti no te queda. Un relato político no solo debe ajustarse a las lógicas de la comunicación mediática de los presentadores de televisión. Un presidente tiene que conseguir una imagen, su imagen, no solo para entretener, sino para convencer.
Tus constantes cambios de narrativa no logran darle un rasgo claro y único a tu gobierno. Necesitas un sello particular que logre identificar tu plan bandera. Las técnicas de comunicación de los gobiernos populistas no funcionan en tu caso. Al revés: nos transmiten el mensaje de que estás haciendo el ridículo porque tú no eres populista. ¡Pero ahora te dio por rezar! Juan Manuel: hasta para mostrarse religioso hay que ser religioso. El fervor se ve en los ojos. No le puedes pedir a Dios que bendiga las negociaciones. Para que Dios crea en ti tú tienes que creer en él primero. Si es necesario, pon a Angelino como vocero y escóndete al mejor estilo Rajoy. Pero mientras tanto, por favor, sigue con tu lenguaje laico y conciliador, vístete de saco y corbata y ni se te ocurra volver a los ponchos y vestimentas indígenas que alguna vez luciste.