Naveena Shine es una británica que a sus 65 años tomó la decisión de demostrar que el cuerpo humano es capaz de soportar cien días o más sin comida. Explica que todos tenemos una fuente nutricional ya incluida dentro de nuestro sistema cuerpo-espíritu-mente que nos da lo suficiente para estar bien y saludable. Propone que si esta capacidad del cuerpo humano realmente existe, nuestra concepción del mundo cambiaría, lo que hacemos en la vida y la relación que tenemos con el planeta. Si los humanos no tuviéramos la necesidad de comer, dice Shine, seríamos más libres y el planeta retornaría a su belleza original; no habría contaminación, los animales serían tratados con respeto, no existirían los químicos que dañan nuestros suelos y todo en últimas sería mejor.
Shine se propuso ser monitoreada constantemente en un circuito cerrado de cámaras que registren todos sus movimientos por un periodo de cuatro meses o más, dentro de un ambiente controlado donde no hay indicio alguno de comida. Lo único aceptable para su consumo son líquidos como agua, té, leche o café pero ningún jugo ni polvos nutricionales. Y ya, nada más. Si lograba superar la barrera de los 100 días, estaría sobrepasando el límite en el cual se supone que una persona moriría. Sería entonces una actividad aunque física, también mental y espiritual; una verdadera prueba para la voluntad del ser humano.
Pero Naveena no logró su cometido. El 19 de Julio desistió en su empresa a los 47 días de haberla empezado. ¿La razón principal? No tiene el dinero para pagar las cuentas de internet y luz que hace posible la comunicación del experimento al mundo entero. Ella lo tomó como un mensaje del Universo que demuestra que el mundo no está preparado para este conocimiento, que sería como “darle una escopeta a un bebé”. Aunque no probó que es posible “vivir de la luz”, está feliz de haber abierto las puertas de la conciencia sobre las posibilidades de este experimento, sobre las capacidades que tiene el cuerpo de sobrevivir sin comida alguna. Lo cataloga como un éxito rotundo a pesar de las dificultades y las críticas que recibió.
Lo que hace dudar de este supuesto éxito es principalmente que no logró su cometido de durar cuatro meses; pero además nunca se supo realmente si comió o no comió. Nunca existió un circuito cerrado de cámaras, solo unos cuantos videos que ella misma posteaba en YouTube de vez en cuando, por ende no supimos qué hacía detrás de cámaras. En algunos artículos que hablaban de ella, se afirmó que a su té le agregaba leche de vez en cuando. Eso es comida. Y a su vez tomaba un multivitamínico que contradice todo lo que el experimento proclamaba.
Todo este alboroto lo deja a uno con un sinsabor en la boca. No por todo el té que consumió esta británica, sino por la doble moral que parece vislumbrarse detrás de todo. Aprovechó para recibir donaciones, publicar su libro y ponerse en la mira mundial cuando en verdad no hizo mayor cosa. De pronto sí logró mostrar nuestra dependencia absoluta por la comida y que a veces se nos torna en un vicio y que si el cuerpo humano en verdad fuera capaz de resistir sin comida, el mundo sería completamente distinto. Pero ¿en últimas qué? Hay millones de personas que se mueren de hambre a diario, que no lo hacen por decisión propia y no proclaman ser capaces de vivir de la Luz; 840 millones de personas que pasan hambre a diario y que ni tienen para el té con leche. ¿Qué nos queda? Puede que las intenciones de Naveena sean puras y buenas, eso nunca lo sabremos, pero podemos afirmar que de su decisión nos quedan bastantes interrogantes que deberían quedarse así, como un misterio. Ojalá que una parte de las donaciones que recibió en su página y las ganancias de su libro, sean destinados para aquellos que no tienen la posibilidad de tomar la decisión de pasar hambre.