Queremos que Junior vuelva a ser tu papá

Queremos que Junior vuelva a ser tu papá

Un hincha del junior pide cambios y proyectos para su equipo

Por: Marcos Torres
enero 10, 2017
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Queremos que Junior vuelva a ser tu papá

El fútbol moderno es ajeno a la fe, a la subjetividad y a la pasión por un equipo. Vivimos en un tiempo en el que, si nada raro ocurre o el deporte mismo no nos da una de esas sorpresas que lo hacen hermoso, siempre gana el más fuerte, el que mejor invierte y el que fragua objetivos grandes. Por eso, Atlético Nacional es el campeón de la Copa Libertadores, fue uno de los finalistas de la Copa Sudamericana, de la que quizás y en los papeles, también habría sido el campeón si no hubieran sucedido los hechos infortunados que enlutaron al mundo del fútbol y que vistieron de héroes eternos a los jugadores del Chapecoense; y logró un digno tercer puesto en el Mundial de Clubes en Japón, aunque no fue lo que normalmente se esperaba e incluso, se ha catalogado como fracaso. 

El andar del club verdolaga en esta competencia, se vio frustrado por la derrota imprevista en la instancia semifinal ante el Kashima Antlers. Fue una de esas sorpresas del fútbol a las que hacía referencia. No obstante, como lo declaró una reconocida periodista del medio deportivo: para perder contra el Kashima Antlers en Japón, había que ir a Japón.

Para abordar un tema referente al fútbol profesional colombiano, es menester mencionar los logros de Atlético Nacional porque es el punto de referencia en cuanto a la gestión deportiva y administrativa en un club de fútbol que guarde las proporciones del medio. Sin embargo, no es el norte de este escrito. Lo es el Atlético Junior.

Como hincha, quisiera creer que con lo que el equipo ofrece a nivel deportivo, institucional y administrativo, pudieran darnos una alegría en el próximo año, después de la seguidilla de decepciones del último tiempo. Que el amor por esos colores nos alcanzara para construir juntos ese sueño. Esa seguidilla de decepciones que se ha discriminado en subcampeonatos, en problemas institucionales y en la negligencia de unos accionistas que poca o ninguna idea tienen de cómo direccionar un equipo de fútbol que, antes que nada, es una empresa que podría generar mejores dividendos con un mejor manejo, pero ni siquiera de eso se han dado cuenta.

En ese orden de ideas, viene la parte a la que un gran segmento del periodismo deportivo en la costa Caribe y particularmente, de Barranquilla, le teme, por no perder algunas dádivas e información de primera mano por parte de la alta diligencia del club: criticar la dura realidad. Junior, como institución, debería ser el orgullo de sus hinchas, pero, por el contrario, es una verdadera vergüenza. Aunque a mí y a otros nos duela reconocerlo, el Junior de los últimos años es un equipo regular con ínfulas de grande, porque en el baúl de los recuerdos ha quedado su grandeza. Junior, con el perdón del negro grande, Edgar Pérea, que en paz descanse, ya no es papá de nadie.

Se trata de un equipo que jugó varias finales bajo el mando de Alexis Mendoza, a quien mencionaré más adelante. Un técnico de la casa al que no se le garantizó un ambiente de trabajo propicio para hacer historia y que, a pesar de ello, con lo poco que tuvo a disposición, hizo cosas grandes. Administrativamente, el equipo no tiene sedes apropiadas, porque las existentes están al borde del colapso, no hay sedes deportivas adecuadas y debidamente dotadas y no hay centros de alto rendimiento. En Junior no hay nada.

Como si fuera poco, en el ámbito deportivo no es menos engorrosa la situación. Con unas declaraciones infortunadas, llenas de calumnia, de mala intención y un poco de ironía, Fuad Char Abdala, máximo accionista, sentenció la salida de Alexis Mendoza como primer entrenador del equipo y desde la discordia, invitó a la hinchada a no asistir más al estadio y más bien, a ver los partidos en cantinas y estaderos. Vaya que le cobraron con creces esas palabras. Si ya existía un grave problema de química entre el club y los hinchas, debido a los recientes fracasos, a las falsas promesas y a la inconformidad con algunos jugadores de la plantilla, esa entrevista fue la gota que rebosó la copa. Y es que es entendible.

Uno de los problemas de fútbol más fehacientes de Junior y que lo ha condenado a fracasar en finales, es el de definición, y en ese rubro, es inevitable hablar de Edison Toloza, el referente en ataque del equipo en los últimos años. El nariñense, desde su llegada, ha sido inherente a la polémica. Soy uno de los convencidos de que, si no es por aquella lesión que lo privó de continuar en el partido de vuelta de la final del 2014 contra Atlético Nacional, en la que anotó el gol del empate que puso a Junior a dominar la serie hasta el minuto 92, en el que Jhon Valoy nos golpeó el honor; el desenlace habría sido otro.  A pesar de ello, los escándalos de indisciplina y un bajón notable en su rendimiento, cansaron a la afición. Desde hace algún tiempo, algo en lo que casi todos los junioristas, incluyéndome, están de acuerdo, es en que no lo quieren más en el equipo. Un gol suyo se convirtió en un suceso improbable y ahora mismo, es incierto su futuro. Su contrato con el equipo sigue vigente y aunque extraoficialmente se dice que se le busca otro equipo, no se sabe si el nuevo cuerpo técnico contará con él para su proyecto deportivo. Casos como el de Juan Guillermo Domínguez, quien arregló con Millonarios para ser nuevo jugador, y el de Iván Vélez, con quien se puede inferir la no continuidad en el equipo, no son aislados a esa realidad. Con ellos también se acabó la tolerancia, por motivos similares. 

Todo es desalentador hasta este punto, pero como en Junior las cosas siempre pueden empeorar, hay que hablar del fracaso de Giovanni Hernández. Ídolo del equipo durante su etapa como jugador, historia que pudo preservar si no hubiera aceptado la responsabilidad tan grande de dirigir en un momento de cuidados intensivos. Como decimos en la costa, se “quemó”. Llegó sin pergaminos y con muy poca experiencia. El descenso del desaparecido Uniautónoma F.C. y una regular campaña con el Real Cartagena en la segunda división del fútbol profesional colombiano, fueron los hitos en su corta carrera como técnico. Una serie de partidos con resultados positivos nos ilusionaron, y de ahí en adelante, Junior tocó fondo. El equipo no logró clasificar a las finales del torneo regular, hecho que siempre será considerado como un fracaso rotundo, y perdió otra final contra Atlético Nacional, correspondiente a la Copa Águila. Esta vez, ante su público. Lo único que faltaba.

Si en estas dimensiones que son básicas, las cosas no marchan bien; no se hace necesario profundizar en lo mal que Junior está en temas de publicidad, mercadeo, tiendas oficiales y venta de abonos. Hasta el Community Manager comete faltas de ortografía en las cuentas oficiales del equipo en las redes sociales. Como quien dice, estamos arreglados.

Afortunadamente, desde ya, se trabaja en el Junior del 2017. A falta de la firma, Alberto Gamero es el nuevo entrenador rojiblanco. Campeón de la liga con el Chicó F.C. y campeón de la Copa Águila con el Deportes Tolima, con el que recientemente fue subcampeón de la liga también. Es un técnico disciplinado en lo personal y en lo táctico, que es naturalmente ganador y que está acostumbrado a pelear mucho con poco. A nivel personal, hubiera preferido uno de los tantos nombres extranjeros que sonaron en un principio, como Gustavo Alfaro o Miguel Ángel Russo que, está a una firma de ser el nuevo entrenador de Millonarios. La de Junior será la primera experiencia importante de Gamero y por el bien del equipo, ojalá que dé el salto de calidad, que piense en grande para que logre cosas grandes.

Por otra parte, Fuad Char prometió cinco “figuritas” que le ayudaran al equipo en la consecución de sus próximos objetivos, pero no ha llegado la primera. Los jugadores que hasta el momento se han confirmado son Rafael Carrascal, Héctor Quiñones y Lewis Ochoa, procedentes de Millonarios, Jhonatan Ávila, procedente de Alianza Petrolera, y por pedido expreso de Alberto Gamero, Robinson Aponzá, procedente del Alianza Atlético de Perú, en donde sumó 34 goles en 52 partidos y que curiosamente había salido del Deportes Tolima en el 2015 por diferencias con el entrenador. Bernardo Cuesta, delantero argentino que milita en el Melgar de Perú, tiene un precontrato firmado y debería presentarse a los exámenes médicos y la pretemporada, el 2 de enero.

Cuando todos los medios anunciaban a Aldo Leao Ramírez como nuevo jugador de Junior, Antonio Char, en otra etapa como presidente del equipo, lo descarta en razón de tener otras prioridades deportivas. Otro golpe a la afición, que sigue esperando un jugador de renombre que no llega desde el 2012, y que está cansada del típico prospecto de las ultimas contrataciones: de bajo costo, con el pase en la mano y descartados por otros equipos.

En suma, el fútbol también es un negocio y, por ende, hay reciprocidad entre los niveles de inversión y la calidad. Está demostrado que, tener buenos nombres no garantiza el éxito y que con jugadores de regular y bajo perfil, se han conformado buenos equipos, pero en tiempos de espectáculo, son las figuras las que mueven el torniquete en los escenarios deportivos y para Junior es importantísimo reconciliarse con su afición.

Con el orgullo por el suelo, seguimos esperando el gran golpe de opinión, ese hombre fundamental de experiencia y liderazgo en la cancha, ese mismo que desde hace rato nos están prometiendo. Seguimos esperando cambios en infraestructura y cambios institucionales. Seguimos esperando un proyecto deportivo. Queremos que Junior vuelva a ser tu papá.

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