La primera vez que escuché hablar de Jorge Eliécer Gaitán Ayala fue en una casa de esas que dicen de cuatro en conducta en mi tierra natal El Bagre, y ese nombre se me quedó impregnado en la memoria porque era el mismo que repetía de vez en cuando mi papá cuando hacía referencia a lo que le pasó al país aquel nueve de abril de 1948, después de la una de la tarde, en el instante en que Juan Roa Sierra se le acercó al abogado que acababa de salir de su oficina en la carrera Séptima con avenida Jiménez, en el centro de Bogotá y cuando apenas había asomado su cabeza a la calle, fue recibido por el fogonazo de cuatro disparos que le causaron la muerte en forma inmediata, a pesar de que el hombre trató de buscar apoyo sobre la pared, al tiempo que su sombrero rodó de su cabeza y su cuerpo se desplomó sobre el pavimento.
Era viernes y muchos historiadores han dicho que ese episodio fue el origen y la verdadera génesis de la tragedia que este país no ha podido superar, aún después de que han transcurrido 77 años de aquel episodio, cuyas primeras consecuencias fue abrir una puerta para que liberales y conservadores se trenzaran en una verdadera matanza sin límites y cuyos muertos mal contados superaron el medio millón de colombianos que con el paso del tiempo fue nombrado como el período de la Violencia. Fue tanta la brutalidad de esos tiempos, que muchos consideraron difícil que hubiera una reconciliación entre los bandos en contienda, pero los años permitieron por lo menos un reposo.
Los pasos de Gaitán en la política se remontan al año de 1922 cuando apoyó la candidatura presidencial del veterano de guerra general Benjamín Herrera Cortés, quien perdió de manera sospechosa las elecciones ante el también veterano general Pedro Nel Ospina Vásquez y su vida pública la hizo como diputado a la Asamblea de Cundinamarca y alcalde de Bogotá, hasta cuando tuvo la oportunidad de hacer un doctorado en jurisprudencia en la Real Universidad de Roma, en donde su nombre se destacó a raíz de su tesis titulada “Las ideas socialistas en Colombia”.
En Roma fue influenciado por Benito Mussolini, de quien se inspiró sobre su dialéctica y el manejo que tenía de las masas durante sus discursos. Gaitán regresó a su país en 1928, donde destacó como un talentoso abogado defensor y una de las primeras incursiones en el ejercicio de su profesión, nos llevan a la fecha del 6 de septiembre de 1929, cuando en el desarrollo de un debate de control en el Congreso de la república, a raíz del asesinato de un número indeterminado de trabajadores de la compañía bananera United Fruit Company, ubicada en la región de Ciénaga, en el departamento del Magdalena, cuando los obreros exigían condiciones laborales dignas, que hasta ese entonces eran inexistentes, además de un trato justo por parte de sus empleadores.
Para nadie resulta una novedad que la matanza de aquellos trabajadores, conocida en la historia de Colombia como la "Masacre de las bananeras", incluso mencionada en la obra cumbre de Gabriel García Márquez, “Cien años de soledad”, le valió un reconocimiento nacional a Gaitán que defendió el derecho a la huelga de los obreros, de allí que obtuvo el título de "Tribuno del Pueblo". Fue tanta la fuerza de sus argumentos que el partido conservador, en cabeza del presidente de entonces, Miguel Abadía Méndez, perdió las elecciones presidenciales de 1930. Ese episodio, sumado a su enconado activismo lo catapultó a la fama en las filas del partido liberal por lo que sus directores decidieron lanzarlo como cabeza de lista para los comicios 1929, siendo elegido representante a la Cámara, de la cual fue su presidente.
Uno de los episodios que marcaron la vida del caudillo fue el conocido como la "Marcha de las Antorchas", convocada para tratar de frenar las matanzas en zonas urbanas y rurales en contra de los militantes liberales. El 8 de abril de 1948, un día antes de su asesinato, presentó su última defensa judicial: La absolución del teniente conservador Jesús María Cortés, militar acusado del asesinato del primer periodista en ejercicio en Colombia, Eudoro Galarza Ossa. Gaitán asumió la defensa del teniente Cortés Poveda, y su tesis judicial se basó en que el oficial obró sencillamente en legítima defensa de su honor mancillado.
Con más oratoria que argumentos jurídicos, el 9 de abril de 1948 logró la absolución de su cliente. Esa fue su última actuación como penalista, dicen los textos de la historia. Relatan que Jorge Eliécer Gaitán salió al mediodía del viernes 9 —invitado a almorzar por Plinio Mendoza Neira—, en compañía de varios amigos desde el edificio Agustín Nieto, que era su sitio de trabajo, para almorzar en el Hotel Continental a la espera de varias reuniones que sostuvo durante ese día. En su agenda, para la tarde del día de su asesinato, tenía fijadas reuniones, entre otras, con el joven líder estudiantil y de nacionalidad cubana, Fidel Castro Ruz y con el dirigente político venezolano, Rómulo Betancourt.
Fue cuando un hombre, identificado como Juan Roa Sierra, lo esperaba en la entrada del edificio y le disparó con un revólver causándole heridas mortales. Gaitán fue llevado a la Clínica Central, donde murió cerca de las 2:05 de la tarde. Roa Sierra, por su parte, fue vuelto una miseria, que además de ser linchado, lo amarraron con unas corbatas y fue arrastrado por toda la carrera Séptima hasta llevarlo a las escalinatas de la Casa de Nariño. El asesinato provocó una violenta reacción de los sectores populares que derivó en lo que se conoce como El Bogotazo, que en ese día se llevó por el medio a más de 142 edificaciones del centro de Bogotá.-
Aquello no quedó así porque después de la muerte de Gaitán y los espantos del Bogotazo, los hechos violentos siguieron por más de 10 años hasta alcanzar los últimos rincones del país, tanto que muchos estudiosos del tema coinciden en señalar que el fenómeno del desplazamiento tiene su origen desde aquella fecha, siendo el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán Ayala el que marcó un antes y un después en la historia de Colombia.
También le puede interesar: Lo que hay detrás de la tortura y el asesinato de Sara Millerey en Bello, Antioquia