No lo dicen en público, pero lo piensan. Puede, incluso, que no se percaten de lo que piensan, pero lo que un sector de la hinchada de Millonarios busca es el regreso de un narco, de un patrón estilo Rodríguez Gacha que contrate a los mejores jugadores del continente, sin importar si el equipo tiene o no dinero con que pagarles.
No otra cosa expresan los hinchas cuando denuncian a los actuales dueños por querer enriquecerse con el equipo. ¿Quién en nuestro medio desea invertir 15 millones de dólares en una empresa sin esperar contraprestación alguna? Los mismos hinchas que consideran un exabrupto gastar unos cuantos pesos para comprar un abono al inicio de temporada, porque no están de acuerdo con las políticas de las directivas de Millonarios, esperan que los dueños del equipo gasten millones solo por el amor que se debe tener a la camiseta.
Algunos racionalizan su posición y sostienen que el modelo a imitar no es el de Rodríguez Gacha (o el de los Orejuela en el América o Pablo Escobar en Medellín), sino el de don Alfonso Senior cuando creó a Millonarios. Si se contratan jugadores de prestigio, el estadio se llenará, el club ganará campeonatos y se recuperarán las arcas del equipo. Los sueños, claro está, jamás están acompañados de análisis contables y de mercado que permitan planear un futuro tan promisorio. Tampoco tienen en cuenta que durante El Dorado, los jugadores argentinos estaban en huelga, por lo que a Millonarios le salió muy rentable la contratación de leyendas como Pedernera y don Alfredo Di Stéfano. Por no hablar de lo astronómico que han llegado a ser los sueldos de los futbolistas o la competencia que el rentado nacional enfrenta con los partidos que se transmiten por televisión y que permiten ver jugar a Messi o a Cristiano Ronaldo todos los fines de semana.
Al inicio de la bonanza marimbera, cuando las terribles sombras del narcotráfico apenas se posaban sobre Colombia, a los narcos los llamaban mágicos. No era un nombre casual, los narcos en realidad hacían magia. De la nada, levantaban centros comerciales, fincas especializadas y equipos de fútbol. Gracias al Cartel de Cali, América tuvo una especie de selección latinoamericana con jugadores que aún hoy son considerados como algunos de los mejores de la historia de sus respectivos países, Millonarios tuvo en sus filas a leyendas del fútbol argentino que harían parte de la selección argentina campeona del mundial de 1986 y Nacional se convirtió en la base de la selección Colombia que le anotaría cinco goles a la Argentina. Desde entonces nunca se jugó un mejor fútbol en nuestras canchas.
La magia en el fútbol, sin embargo, trajo más desgracias que alegrías. Los goles que con arte convertían los futbolistas iban acompañados por los terribles crímenes que cometían los dueños de los equipos. Si alguna lección nos dejó esa época es que el narcotráfico sólo deja una estela de muerte y odio en cada lugar en el que se aposenta.
Cuando no hay magia, cuando no hay patrocinadores que puedan votar millones de dólares fruto de negocios turbios, los equipos de fútbol exitosos se construyen con procesos largos y espinosos. La Organización Ardila Lulle adquirió a Nacional en 1996 y consiguió solo una estrella en los siguientes nueve años. Yo recuerdo a finales de la década de los noventa a sectores de la hinchada de Nacional agolparse al frente de la planta de la Avenida de las Américas gritando consignas para que vendieran el equipo.
En los últimos años, Millonarios inició un proceso deportivo serio. Ha construido una estructura que cuenta con sede propia y con jugadores formados en el equipo que garantizan que el equipo esté entre los primeros de la reclasificación cada año. El proceso apenas está empezando, por lo que a pesar de contar con una nómina que cuesta alrededor de 40 mil millones de pesos anuales, faltan todavía jugadores que garanticen mejores resultados. Sin duda, esto es preferible a embarcar al equipo en contrataciones costosas que no necesariamente darán los mejores resultados. Un edificio no puede construir lujosas terrazas sin buenos cimientos. Una buena nómina no puede contratarse en un equipo que como Millonarios en el 2017 reportó más de 6 mil millones de pesos de pérdidas.
La hinchada del equipo no debe dejar de observar con ojo a las críticas, pero debe ser realista y respaldar el proceso. El país ha hecho mucho por superar el trágico tiempo de los mágicos en el fútbol, así algunos sectores de la hinchada quieran revivirlo entrando pólvora al Campín o destruyendo las tiendas del equipo.