Queremos ser constructores de una sociedad moderna, que no come entero y se dispone a indagar mucho más allá de lo que le informan.
Cuando voy por la calle escucho decir a muchas personas que el periodismo de nuestro país es una basura, que los grandes medios de comunicación están siendo manipulados por las personas más ricas del país y los periodistas que allí ejercen su profesión son marionetas de trapo que dicen lo que otros quieren que ellos digan. ¿Será verdad? ¿Estamos ligados al poder y estamos dejando que otros realicen suciamente nuestra labor?
Hace cinco años, tomé la decisión de estudiar Comunicación Social y Periodismo para generar un cambio en la visión de cada una de las personas que me rodean, que puedan ver lo bella que es esta profesión. No todos los que ejerceremos esta labor estaremos untados de delincuencia, corrupción o algo parecido a las situaciones que se ven día a día en nuestro país.
Hace más de dos décadas que nuestra profesión no está sujeta a la Ley 51 de 1975 donde se expresa que el periodista tiene libertad de expresión y de información, que cada periodista graduado en una universidad lo ampara una tarjeta profesional que demuestra que tiene las habilidades y la capacidad de razonar frente a un hecho noticioso. Debido al fallo de la Corte Constitucional frente al Estatuto del Periodista, se toma la decisión de que cualquier ciudadano puede informar y desarrollar la labor de periodista.
Ahora es cuando nos levantamos y tomamos poderío exigiendo nuestra tarjeta profesional, porque así como un Ingeniero Electrónico o un Arquitecto requieren de una, sosteniendo que están acreditados para ejercer su profesión en la sociedad, nosotros como periodistas también necesitamos que la sociedad nos vea como personas aptas, formadas en universidades especializadas en nuestra profesión. Ya es hora de que nos vean como herramientas útiles, personas que queremos darle un cambio a nuestro país, queremos mostrar hechos noticiosos que no son mostrados en los medios de comunicación tradicionales. No queremos callarnos, queremos hablar y expresarnos libremente, necesitamos hacerlo… lo necesitamos.
Me imagino hace 20 años, los colegas que estaban estudiando, el sentimiento que debieron tener al enterarse de que no iban a tener derechos que estaban sujetos a una ley del Estado. Debieron dejar a un lado sus esperanzas, aspiraciones y proyectos para estudiar algo que fuera importante en la sociedad, porque de esta forma lo estaba haciendo ver el Estado al periodismo como una carrera más sin importancia.
En este momento, nuestra esperanza está sujeta a un proyecto de ley que busca devolver la tarjeta profesional a los periodistas. Gracias al exsenador Mauricio Aguilar, de Opción Ciudadana, quien aspira crear un Consejo Profesional del Comunicador Social – Periodista y Organizacional que estará adscrito al Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, esto hará que sea mucho más eficaz nuestra labor, tanto para personas empíricas como para los que pasaron por una universidad. No desistimos, tenemos sed de un cambio.