Treinta y ocho después de su muerte Andrés Caicedo está más vivo que nunca. Su obra no sólo ha sido traducida al inglés , el portugués, el italiano, y al francés, sino que hasta en las universidades más prestigiosas del mundo se habla de su legado. El próximo 7 de mayo, por ejemplo, la doctora Licia Fiol-Matta, profesora del departamento del centro de estudios graduados del City University of New York, con títulos en Yale y Princeton, organizará un conversatorio sobre Que viva la música en el curso Music's letter: Latin American Literature and Musical Thought ( Una carta a la música: la literatura latinoamericana y el pensamiento musical )
Al conversatorio, que será moderado por los estudiantes Rojo Robles y Nancy Ortega, expertos en la obra del escritor caleño, está invitada Rosario Caicedo, hermana del autor. Aprovechando su visita, los estudiantes resolverán inquietudes que han despertado la obra de Andrés como la relación que él tenía con los nadaístas, la gestión cultural que lo ayudó a fundar el Cine-Club de Cali, la revista Ojo al cine, y los grupos de teatro en los que trabajó, o como ayudó la propia Rosario a construir, junto a Alberto Fuguet, la autobiografía Mi cuerpo es una celda.
Con este conversatorio se confirma que el fantasma de Andrés Caicedo sigue deambulando por el mundo con la frescura y juventud eterna que le ha otorgado el privilegio de haber escrito a los 25 años, una novela que se ha transformado en un libro que traspasa las fronteras nacionales debido a su gran valor literario.