1-Todo puede pasar, por supuesto, pero habrá que ver cómo queda la reforma a la salud al finalizar diciembre, que es como la joya de la corona que busca la consagración del gobierno en este año de 2023; si logra pasar, aunque sea trasquilada, pero conservando su núcleo duro que consiste en que las Adres paguen directamente a las clínicas y hospitales los dineros públicos del estado sin pasar por las manos de los negociantes de las EPS, pues sería un triunfo extraordinario del gobierno, suficiente para ganar el año.
2-Sobre el salario mínimo que está en discusión como siempre ocurre, en este año tiene una connotación diferente: se debate en el congreso la reforma del trabajo y la reforma pensional, al mismo tiempo que se discute entre el gobierno, empresarios y trabajadores sobre la inflación, la productividad, la tasas de interés del Banco de la República, la desaceleración y la posible recesión de la economía, el precio del dólar, de la gasolina y del ACPM, factores que juegan con mucha fuerza en este escenario, a tal punto que el director de Comfenalco ha propuesto que se suspendan los debates en el congreso sobre la reforma laboral hasta que se fije el salario mínimo legal por la comisión de concertación o por decreto del gobierno, llegándose a decir por algunos empresarios, que es una reforma a la medida de los sindicatos, que deja por fuera a la mayoría de los trabajadores informales que no reciben sus beneficios sino al contrario, tienen que soportar el alza de los precios en los productos esenciales de la canasta familiar, por la inflación causada por el aumento “exagerado” en el salario mínimo legal.
Luego de las elecciones, ¿hubo cambios de fondo?, o siguen “los mismos con las mismas”
Difícil la concertación del salario mínimo, en un momento en que el gobierno trata de sacar adelante las reformas estructurales para el cambio democrático, con una correlación de fuerzas desfavorable en el congreso de la república y con toda la prensa del establecimiento unida en una sola caja de resonancia contra las medidas del gobierno nacional.
Como si el desempleo y el trabajo informal tuviera que ver con la defensa del salario mínimo de los trabajadores y no con el modelo de desarrollo del neoliberalismo salvaje que hoy hace agua por los cuatro costados en todo el mundo.
Si no se aumenta el salario no hay poder de compra para los trabajadores, y si se aumenta crece la inflación contra el 60% de los trabajadores informales, un galimatías de los empresarios para defender su cuota de ganancia, en vez de cambiar de modelo estructural hacia la industrialización de las principales reamas de la economía.
3-La Corte acaba de aprobar la ley de acogimiento a la justicia, la llamada ley de la paz total, que estaba pendiente para las negociaciones con el ELN, con el Estado Mayor Central, con la Segunda Marquetalia, con los narcotraficantes del Clan del Golfo y demás grupos residuales al margen de la ley, a la espera de que por lo menos los dirigentes del ELN le regalen a los colombianos en esta navidad la negativa del secuestro como política de financiación de la guerra.
4-La ley de los servicios públicos quedó aplazada para marzo del año entrante de tal manera que habrá que esperar a ver cómo va a quedar el manejo de las Empresas Públicas de Medellín por el alcalde Federico Gutiérrez.
5-El otro interrogante es como va a ajustar el gobierno el presupuesto nacional con la caída de las regalías por parte de la Corte Constitucional, sin tener que congelar los sueldos de los altos funcionarios del estado y cambiando los costos de la deuda pública por inversiones contra el cambio climático como lo propone el Presidente Petro.
6-Estos son, a groso modo, los temas carnudos de fin de año, pero también estamos ante la expectativa de qué va a pasar con el Partido Verde con su desorden interno frente a la reforma de la salud y con el Partido Liberal y su director César Gaviria, frente a las reformas que propone el gobierno.
7-Y cómo va a quedar el Pacto Histórico con la pretensión de transformarse en un solo partido con una sola personería jurídica, y la posición del PCC y de la UP después del Pleno del 16 de diciembre.
Me da la impresión de que la situación política, a pesar del descalabro electoral en Bogotá, será mejor en el 2024 para las fuerzas democráticas, para los trabajadores y partidos de izquierda.
Vendrán nuevos reacomodos de las fuerzas políticas al calor de los recaudos de la reforma tributaria y a pesar del alza en los precios de la gasolina y del ACPM
Tengo la sensación y la certeza de que el gobierno sabrá remontar la propaganda de los medios de comunicación del sistema, que precisamente están corroborando que vamos bien a pesar los vientos huracanados de la burguesía dominante, que no se resigna a perder sus privilegios de clase.
Tengo la impresión de que el Fiscal General de la Nación va quedar como un General Fiscal en desuso de su mal retiro, como agente y punta de lanza de los gremios del gran capital, y de las corrientes políticas más retardatarias del país.
Pienso que el 2024, contra todos los presagios de los demócratas y revolucionarios arrepentidos, va a ser el año del Gobierno del Pacto Histórico para allanar el camino hacia las elecciones del 2026.
Se me ocurre que las condiciones políticas, económicas y sociales van a ser mejores para el movimiento popular, y que a pesar de las dificultades y precisamente por ellas mismas, vamos a avanzar con el Pacto Histórico en la construcción de los cambios para la paz, la democracia y la justicia social.