Desde hace muchos años se sabía, se conocía acerca de las relaciones malsanas e incestuosas entre el poder político y los medios de comunicación en Colombia, más claramente con el periodismo. Ha sido “tradicional” que los medios de comunicación, a nivel nacional, sean caja de resonancia del llamado poder político y económico que en este país viene a ser la misma vaina.
La reciente revelación a manera de “chiva periodística” por parte de La W, hace unos días, de los audios que en su “poder” tiene la Fiscalía General de la Nación sobre las conversaciones de Roberto Prieto, el entonces gerente de la campaña Santos Presidente, evidenciaron lo que podría ser un descarado juego de favores de algunos “periodistas” para con Prieto y directa o indirectamente con el propio presidente Juan Manuel Santos.
En uno de los audios, un señor de nombre Carlos Arturo Gallego, en ese entonces vicepresidente de Blu Radio, una emisora de los hijos del fallecido empresario Julio Mario Santodomingo, “cuadra” con Prieto cómo llevar a cabo la entrevista que se escenificaría al día siguiente en los estudios de la emisora.
El exgerente le pregunta a Gallego por teléfono: “Sí, ¿qué orientación le van a dar a esa entrevista?”. Gallego responde: “Protegiéndolo a usted, protegiendo al presidente”. Al parecer, al día siguiente los periodistas Néstor Morales y Ricardo Ospina ponen en escena la farsa y “entrevistan” a Prieto. Obviamente, la situación no pasa de ser un ejercicio de intentar limpiar los nombres del primer mandatario y de Prieto por el ingreso ilegal de dineros de Odebrecht a la campaña presidencial.
En mi opinión, el periodista Morales es conocido de antaño con este tipo de actuaciones. Aparte de que nunca ha logrado disimular al aire su antipatía, prepotencia y arribismo social, ha sido siempre un relacionista público del poder económico y político de esta maltratada sociedad. En tiempos de la administración del hoy excandidato a la presidencia Gustavo Petro siempre fue el más inclemente, desaforado y parcializado “crítico” de la llamada Bogotá Humana.
Nunca tuvo la ética, ni los principios de su apellido para decirle a su audiencia que toda esa andanada de descalificaciones contra Petro obedecían a que las políticas del alcalde, que buscaron beneficiar al grueso de los bogotanos, afectaban los intereses de su “amigo” Alberto Ríos Velilla, uno de los negociantes de las basuras que llenó sus bolsillos durante muchos años con el dinero de los ciudadanos de esta capital.
En contraprestación, uno de los “premios” del empresario Ríos Velilla para el “periodista” fue una invitación al matrimonio de Felipe Ríos, uno de sus hijos, en una lujosa celebración en Cali. En alguna revista de la distinguida farsándula criolla aún están las fotografías de la majestuosa unión marital.
El periodismo no es objetivo, como tampoco es imparcial. La carreta que le meten a uno algunos profesores no es cierta. Cada medio de comunicación, cada periodista aborda una información, una noticia desde su propia óptica para la satisfacción de unos intereses determinados.
Lo ético y lo que se debe valorar por parte de quienes reciben el mensaje es que ese comunicador diga a su audiencia el porqué de su accionar. A qué intereses políticos y/o económicos representa en determinado momento. Es decir, para quién trabaja y en ese mismo sentido cada quien toma la decisión de a quien leer, ver o escuchar.
Usted, Néstor Morales, ¿se siente bien al haber “ganado” un premio de Periodismo Simón Bolívar por una entrevista que parece ser una componenda para favorecer intereses políticos y económicos?
