Comencemos por reconocer los hechos positivos de este gobierno: gratuidad de matrículas técnico, tecnológico y profesional en universidades públicas, al tiempo que tenemos una baja calidad de la educación básica y media-Pruebas Pisa; créditos de bajo monto a bajas tasas de interés y de fácil aprobación (hasta $ 4 millones para sector agrícola y $ 2 millones para el resto); FNA con créditos para vivienda hasta $ 180 millones, con las tasas más bajas del mercado; asociaciones público-populares para contratar con el Estado; renta ciudadana de medio SMMLV para madres cabeza de hogar con niños que tengan alta tasa de desnutrición; reducción del 2% en el aporte en salud para pensiones menores a 3 SMMLV; aumento de más del 100% en la cobertura del programa integral de seguridad y protección para comunidades y organizaciones en los territorios; asistencia técnica para más de 1000 organizaciones para entrega de dotaciones de protección, autoprotección de comunidades y organizaciones que velan por el respeto y garantía de derechos humanos fundamentales, etc.
Ahora, veamos el otro lado de la moneda: tenemos la tasa de inflación más alta de la región, solo superada por el régimen tiránico de Venezuela y la “herencia” que recibió el nuevo gobierno que encabeza Javier Milei; 7,74% anualizada y, ahora con una tasa de desempleo del 11,7%.
También “gozamos” del Índice de Miseria (inflación más desempleo) del 19,44%. En el crecimiento real del valor del PIB durante 2023, tuvimos el peor desempeño, superados solo por Argentina y Chile (crecimiento nulo); en términos de inequidad solo nos supera la tiranía criminal de Venezuela, en el de pobreza multidimensional estamos bastante mejor, luego han funcionado los planes de apoyo a los más vulnerables que vienen desde el gobierno Uribe y la cobertura universal del Sistema de Seguridad Social en Salud, que ahora se cae a pedazos, dinamitado por este gobierno.
En el Índice de Desarrollo Humano solo se destacan Chile, Uruguay y Argentina y finalmente, en el de seguridad, por supuesto estamos en el penúltimo puesto, apenas superados levemente por Venezuela.
Desde antes de la campaña presidencial, el aún candidato-presidente, con sus expresiones en contra de la ley 100 y la negación de los éxitos del modelo de aseguramiento con las EPS (todo lo que “huela” a Uribe, debe satanizarse) y obviamente se advertía que, desde el gobierno, se materializaría la destrucción del modelo de salud que ha evolucionado hasta lograr la cobertura universal, también con indicadores de salud positivos y ¾ partes de los pacientes satisfechos o muy satisfechos, a pesar de que subsisten dificultades de acceso en zonas apartadas, agravadas por la violencia e inseguridad por ausencia de Estado, con lo cual no hay condiciones para invertir en infraestructura médica adecuada, menos para motivar a los profesionales y especialistas de salud a moverse hasta esos sitios.
Modelo “condimentado con mucha corrupción”, divulgada ampliamente con investigaciones penales y sanciones a unos pocos de sus autores intelectuales.
Hay evidentemente una doble táctica y es la ratificación del reparo frente a lo poco confiable que era el presidente como gobernante; se confirman los temores que se han denunciado: se está consolidando un guion para provocar una crisis sistémica que debilite aún más la precaria institucionalidad que nos queda.
El resultado no es otro que agravar la pobreza, destruir a la clase media y marchitar aún más el ahorro y la inversión sin los cuales el país no crece, luego no lo hace el empleo, en momentos en que la I.A. y los avances en el procesamiento cuántico, cambian de fondo el mundo del trabajo; de contera se frena el recaudo de los impuestos.
Estoy más que confundido, como muchos colombianos, pero si algo he estudiado con juicio y cuidado, es el Sistema de Seguridad Social en Salud en Colombia, para el cual hemos trabajado por décadas con algunas EPS y muchas IPS, aprendizaje que sirvió para una de mis publicaciones (2015).
Se desarrolló durante tres (3) años y advertía que tiene “dos características distintivas … derechos ilimitados y … precariedad de recursos para la satisfacción de tales derechos … ingreso restringido a la UPC … una pobre aproximación a lo que sería una prima de seguro de salud, puesto que en su determinación no interviene la condición de salud del afiliado, ni su perfil de riesgo, ni sus hábitos de autocuidado; solo responde a estimados del gasto en salud necesario y del efecto esperado de las medidas de control de precios … Pretender abarcar tanto con desequilibrios como los descritos y, con cuantías tan precarias, provoca aseguradores en salud que sobreviven en medio de un desequilibrio económico inmanejable, que, a su vez, se traslada a su red de prestadores, con una alarmante reducción de precios y tarifas" se construye de esta manera una bomba de tiempo financiera y de baja efectividad en el cuidado de la salud.