“La violencia sexual como tal se volvió un delito invisible, nadie se quiere meter con eso, nadie quiere procesar, nadie quiere investigar, parte de la impunidad es eso, que no se ha reconocido la violencia sexual como un delito” —Jineth Bedoya.
Una de las razones principales por las que la periodista Jineth Bedoya se especializó en el periodismo investigativo y judicial es porque aún en Colombia existen delitos atroces como la violencia sexual que no son debidamente tratados como deberían ser. Un caso evidente de esta afirmación es ella misma, quien sufrió en carne propia este tipo de delito el 25 de mayo del año 2000. En la cárcel Modelo de Bogotá fue violada y maltratada por paramilitares.
En la entrevista realizada a Bedoya por la Universidad Central hace cinco años, la periodista asegura que: “las mujeres víctimas de cualquier violencia en Colombia no tienen ningún tipo de garantía, empezando por la comisaria de familia o por la misma policía, quienes no brindan el proceso adecuado en ocasiones”, parece ser que los procedimientos que se deben llevar a cabo por estas entidades no se cumplen como manda la ley, a pesar de que hay normas para cada tema en especial, incluyendo la ley 1257 de 2008; ley de la mujer, que como asegura Bedoya, “es una ley perfecta, pero que lastimosamente no conoce la gente, ni es aplicada”.
Es por esto que el periodismo investigativo y judicial es de verdad importante en un país como el nuestro, en donde la violencia hacia la mujer es un pan de cada día y donde el Estado muchas veces no es garante de derechos como debería serlo. Bedoya nos enmarca una realidad que se sigue evidenciando en nuestro territorio y nos recalca que este tipo de investigaciones son las que traen a luz lo que verdaderamente está pasando en Colombia. Además, nos recuerda que “no es momento de callar” y que el primer paso es hablar.
“El trauma de la violencia puede pasar de generación en generación, sino se hace nada al respecto”, señaló Jineth Bedoya.
Además, el periodismo investigativo y judicial en Colombia ha permitido desmantelar en ocasiones a delincuentes vestidos de paño y corbata. Es por esto que el ejercicio periodístico de hoy es todo un reto para quien se atreve a decir la verdad y mucho más para quien se decide por la investigación, en un país donde el enemigo no solo son los grupos armados, sino también los corruptos, la ilegalidad, las bandas criminales y en ocasiones las mismas fuerzas armadas que pretenden hacer de las leyes su mejor arma.
Solo nos queda autoevaluarnos y preguntarnos: ¿qué tipo de personas somos?, ¿qué tipo de periodistas queremos ser en un país como el nuestro?