En el Centro Democrático deben estar en ascuas esperando la fecha en que se debatirá la moción de censura con que han amenazado al canciller Álvaro Leiva Durán.
La razón de ser de este partido en la era Petro es la de obstaculizar la gestión de este mandatario, y qué mejor oportunidad para avanzar en ese propósito que esta, en la cual el ministro no se prestó al juicio que Almagro promovió contra Nicaragua en la última reunión de la OEA.
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Los grandes medios dieron cuenta del tema, pero dándole desmesurada cobertura a la ausencia de Colombia de esa reunión y mínima a lo que allí se decidió.
Si se les preguntara a los colombianos su parecer sobre tales decisiones, un apabullante número diría no conocerlas, caso contrario a lo que ocurriría si se les pidiera opinar acerca de la mencionada ausencia.
Esa es una actitud muy frecuente en nuestros medios, así como también en la de muchos congresistas del tipo de las María Fernanda, las Paola, las Paloma y demás promotores de la moción.
Si se les requiriere explicación a tales congresistas sobre el porqué de la moción ante una simple ausencia, nos saldrían con discursos cargados de sesgos y falacias, los mismos que vomitaron para absolver al anterior Mindefensa, implicado en el asesinato de once campesinos en reciente operativo militar.
Y si no es con discursos, nos saldrían con silencios como los que guardaron ante los 6.402 falsos positivos, o los que guardan ante los cientos de guerrilleros que están presos, habiendo conquistado la amnistía mediante el Acuerdo de Paz.
Iguales sesgos, mentiras y silencios encontraríamos si les preguntáramos por lo que hicieron o hubieran hecho ante los mares de sangre derramada para derrocar a Manuel Zelaya y Evo Morales, o ante los magnicidios que se han intentado contra Maduro y el que se perpetró contra Jovenel Moïse, o ante las dictaduras de Pinochet, Videla y Noriega, entre muchas otras.
Algunos dirán que estos dictadores corresponden a épocas en que muchos de los actuales congresistas aún no estaban gozando de sus privilegios congresuales. No importa, igual habría sido su actitud en tales casos.
Una actitud más honesta debería ser la de estos personajes que hoy se escandalizan ante un nimio caso diplomático, si se lo compara con catástrofes humanitarias tan significativas como las mencionadas.
Ni escándalos ni silencios, ni sesgos ni falacias es lo que el país sueña con recibir de las María Fernanda, las Paola, las Paloma y demás integrantes del jurásico Centro Democrático, que hoy buscan hacerse protagonistas de la historia de nuestro país. Claro, son sueños, “y los sueños, sueños son”.