Colombia tendrá una mujer negra como vicepresidenta (Francia Márquez, vice de Petro o Marelen Castillo, vice de Rodolfo Hernández). A pesar de los ataques racistas durante la campaña, desde el 7 de agosto una de ellas estará en Palacio de Nariño. ¿Qué papel ha jugado el racismo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales?
El Racismómetro es una herramienta construida para monitorear los ataques racistas que reciben los candidatos y candidatas en el marco de la elecciones presidenciales de 2022.
En este caso, se analizan los mensajes que pueden considerarse ataques racistas contra los cuatro candidatos afro que buscan la vicepresidencia de Colombia.
A partir del 1 de abril, la empresa Siglo Data ha registrado diariamente las noticias racistas que aparecen en los medios de comunicación, así como las réplicas y comentarios que se publican en las redes sociales.
Los datos son analizados por el Observatorio de Discriminación Racial de la Universidad de los Andes y con base en esta información se alimenta diariamente el contenido del Racismómetro de Las2orillas.
El racismo define como inferior a cualquier persona por su color de piel, por la forma de su cabello, por el lugar donde nacieron, por su acento…
Francia Márquez ha sido un blanco de ataque por todos los flancos. Ha recibido 561 ataques racistas, mientras que los demás candidatos y candidatas no alcanzan ni el 1% de las cifras recogidas.
La mayoría de estos ataques corresponden a un tipo de racismo que se conoce como racismo cotidiano y tiene que ver con los prejuicios, palabras, creencias y prácticas que viven en la boca de la gente, pues se repiten tantas veces que, por eso mismo, las hemos normalizado en la cotidianidad.
Se asume, por ejemplo, que Márquez debería trabajar como empleada doméstica o vendedora de mochilas, o que todas las personas negras huelen mal o son menos educadas que las personas blanco-mestizas, comentarios que encontramos con frecuencia en las redes sociales.
Los ataques a Francia Márquez, en su mayoría tienen que ver con su procedencia social o su aspecto físico, un tipo de racismo que ha salido a flote y se expresa en comentarios de figuras públicas como la cantante Marbelle o el influenciador Miguel Polo Polo, o por videos de ciudadanos que han sido subidos a sus redes y se han vuelto virales.
Estas acciones han detonado conversaciones ciudadanas y confirman que Colombia —en gran medida— sigue siendo racista.
Desde que iniciamos el monitoreo, hemos registrado los picos de información más importantes. El momento con mayor alcance fue entre el 5 y 9 de abril, cuando se supo que Francia Márquez había recibido $4 millones como beneficiaria de Ingreso Solidario y hacía parte del Sisbén. A raíz de la noticia, el influenciador Miguel Polo Polo la atacó en Twitter y su publicación tuvo más de 15 mil interacciones.
Otro momento importante fue cuando el presidente del Senado la acusó de tener vínculos con el ELN. A la actitud contestaría que ha tenido Francia Márquez frente a los comentarios y acusaciones se le podría atribuir el destape que ha tenido el racismo en estas elecciones.
Asimismo, Márquez ha hecho evidente su posición radical frente a la discriminación racial en los medios de comunicación. El 6 de abril dijo: “Lo que le incomoda al presidente de la República es que hoy una mujer que podría ser la mujer que tiene en su casa trabajando como empleada del servicio vaya a ser vicepresidenta”. Esto nos permite señalar que los ataques ocurren únicamente cuando ella dice algo públicamente o cuando recibe un ataque de algún líder de opinión.
La escogencia de los cuatro de los ocho vicepresidentes pareciera querer cumplir con un mensaje de inclusión en términos étnicos más que reconocer la importancia de la diversidad en la participación política. En una sociedad como la colombiana, que demuestra creer que las personas negras deben ocupar un lugar inferior, termina instrumentalizándolas, en este caso para fines políticos.
El racismo estructural es la segunda categoría más fuerte de nuestras mediciones en el Racismómetro. En un mes se registraron más de 200 ataques relacionados con el acceso a la educación, al trabajo, a la salud, al transporte, a la alimentación, a la vivienda.
Es creer que, por el color de piel, las personas negras son incapaces de ocupar puestos de poder. Comparar a Francia Márquez con King Kong, como lo hizo Marbelle en su Twitter, es una forma de racismo estructural.
Este comentario que todavía hace eco en las redes sociales —en un ambiente político que supuestamente busca demostrar inclusión— termina siendo una contradicción.
Los datos recogidos demuestran que siendo Francia Márquez la principal opción vicepresidencial, existe un rechazo como sociedad hacia el hecho de que una mujer negra que se enuncia radicalmente desde su lugar de origen y reconoce su cultura, pueda ocupar un cargo como este.
La tercera categoría que utilizamos en el Racismómetro para clasificar la información es el racismo institucional. Este tipo de racismo tiene que ver con las formas de exclusión que utilizan las leyes, las costumbres y las políticas públicas para hacerle más difícil el camino a las personas negras.
Si bien el racismo institucional tiene que ver con actos cotidianos como el matoneo en el colegio, el lenguaje racista en el trabajo, el rechazo en la puerta de una discoteca, etc., en las redes sociales no ha habido comentarios de este tipo en el último mes.
Además del trabajo de clasificación, hemos seleccionado las frases que más aparecen en el monitoreo y que se escuchan a diario en la calle: “Negro ni el teléfono”, “trabaja como negro para vivir como blanco”, “no hay más racista que un negro”, “negra tenía que ser”. Con ellas hemos construido videos para redes sociales utilizando la misma estrategia de difusión que han hecho virales los comentarios racistas pero para construir mensajes antirracistas.