Se la jugó a la caída de Maduro y fracasó. De Guaidó o de la Operación Gedeon mejor ni una palabra.
En la droga, ese ‘enemigo interno’ tradicional, disminuyó el área marginalmente pero aumentó la producción y no se ganó el control sobre los territorios
Respecto al proceso de Paz, estamos en el limbo a mitad del camino entre el sabotaje a la JEP que le impone su jefe y su partido, y los adelantos que le exige la comunidad internacional y la opinión nacional , siendo lo más significativo las muertes de los líderes sociales y de los ex Farc que se acogieron al proceso.
Con Álvaro Uribe a la defensa y pudiendo ser mas un lastre que un punto de apoyo (por primera vez en las encuestas por debajo de Santos y con más opinión desfavorable que respaldo), no se sabe si sería un posible salvavidas o más bien la piedra que lo ayude a ahogarse.
El debate sobre la crisis económica que venía antes de la pandemia quedó superado por la inmensa catástrofe creada por el manejo del Covi19 que no solo la agravó sino sacó a la luz la verdadera dimensión del fracaso que ya se veía (la caída de precios de los combustibles fósiles -carbón y petróleo- de los cuales depende la economía; y el mayor déficit presupuestal y fiscal y mayor desempleo de los tres últimos lustros).
Solo le quedó intentar ganar algo de imagen con el manejo televisivo del coronavirus, pero probablemente esto se le va a voltear, ya que demostró capacidad como anchorman o presentador para noticieros, pero nada de control o liderazgo como gobernante del país.
Aprovechó el pánico que han causado los medios cuando, como es su naturaleza, han explotado y divulgado los casos truculentos, y han dramatizado el aumento de casos como si esto fuera un agravamiento del mal, cuando en cualquier epidemia es natural el contagio exponencial.
El total de muertes por año en Colombia no ha aumentado (incluso según el Dane ha disminuido respecto a las proyecciones). La mayoría de los 6.000 muertos son con coronavirus no por coronavirus sino por otras enfermedades que con éste se aceleran o agravan; y son de mayores de 70 años como sucede siempre. En otras palabras, el efecto o incidencia en cuanto a la mortandad de la población como conjunto ha sido mínimo, sin cambios que justifiquen los ‘daños colaterales’ causados.
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No se habla los programas para recuperar 5 millones de empleos o de dónde saldrán los recursos para compensar los estragos sociales de la clase media que cayó bajo la línea de pobreza
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La cantidad de muertes evitadas sería solo la de los que se salven gracias a la puesta en marcha de nuevos UCI, ya que ese fue el objetivo al tratar de ‘aplanar la curva’; de éstas nuevas unidades al momento han entrado en funcionamiento alrededor de mil, por lo tanto los recuperados que deben la vida a las medidas tomadas podrán ser de ese orden o menos (quienes se salvaron gracias a las UCI que había antes no dependen de lo logrado con las decisiones de gobierno).
En cambio no se habla de cómo o en qué actividades y con cuáles programas se van a recuperar los 5 millones de empleos perdidos; cómo será el nuevo ajuste del Plan Fiscal de Mediano Plan; de dónde saldrán los recursos para compensar los estragos sociales de la población de clase media que cayó bajo la línea de pobreza, o como recuperar el tejido social perdido y la institucionalidad arrasada.
En fin, el país a la deriva, sin rumbo y sin piloto.
No quedando la posibilidad de seguir con el ‘enemigo externo’ y perdida la vigencia del ’enemigo interno’ a Duque solo le queda la opción de la polarización política para motivar movilización a su favor.
Y en eso es que Petro le colabora intensamente.
Solo la existencia de Petro y su modalidad de actividad proselitista polarizante le dan una esperanza de respeto por la imagen y de aceptación a las políticas de la administración de Duque.
Sin Petro las glosas o cuestionamientos de los gremios y de las derechas se expresarían en franca oposición y el ‘coco’ del ‘castrochavismo’ dejaría de motivar el pánico en los ingenuos.
¿Qué haría Duque sin Petro?