Afortunados fueron los colombianos que recibieron una educación con calidad, desde el paso por la primaria, bachillerato, pregrado y posgrado. Afortunados fuimos los colombianos que teníamos centros bibliotecarios que nos permitiera investigar, favorecidos mis compatriotas que contaron con ayudas tecnológicas en su proceso educativo; porque pocos fueron los privilegiados en educarse de un manera impecable, y es que culturalmente hemos abusado de una manera flamante el sistema educativo. Prueba de ello fue la paupérrima manera de pedagogía de los acuerdos de paz, los programas de gobierno de los políticos que están a vísperas de su cometido, y otros abrumadores e insólitos panoramas que evidencian la precaria educación de los colombianos.
Otro fuera el resultado si nos hubiéramos instruido.
Una vez más nos enfrentamos con una decisión de estas, en las que no estudiamos, sino que damos prioridad a los memes, a las falsas noticias que están muy de moda, a ver a nuestro selecto grupo de periodistas hipnotizando con sus tendencias, a repetir lo que todos repiten; y no se tiene la más cautelosa idea de estudiar y cuestionar.
Pues bien, el próximo 26 de agosto tenemos un encuentro democrático donde la consulta anticorrupción será el plato fuerte en esta mesa. ¿Valdrá la pena hacer venia con sombrero en mano acerca de esta mencionada consulta? Vamos a estudiarla.
El tarjetón que tendremos en nuestras manos es sencillo, con 7 mandatos o 7 preguntas a las que podemos responder sí o no. Aquí el enunciado:
Pregunta 1: reducir el salario de los congresistas y altos funcionarios del Estado.
Pregunta 2: cárcel a corruptos y prohibirles volver a contratar con el Estado.
Pregunta 3: contratación transparente obligatoria en todo el país.
Pregunta 4: presupuestos públicos con participación de la ciudadanía
Pregunta 5: congresistas deben rendir cuentas de su asistencia, votación y gestión
Pregunta 6: hacer públicas las propiedades e ingresos injustificados de políticos y extinguirles el dominio.
Pregunta 7: no más atornillados en el poder: máximo 3 períodos en corporaciones públicas.
Qué apetitoso suena este cuestionario.
Lo que inquieta de esta jornada es que para que estos mandatos sean aprobados exitosamente más de 6.5 millones deben marcar en la casilla del sí, porque según cifras del actual censo 12.075.756 personas son aptas para votar.
Por otro lado, la metodología que se empleará para hacer parte de este semblante es la similar a los pasados comicios: el puesto de votación es ahí, donde fue inscrita por vez última la cédula.
¿Quiénes pueden votar? Pues todos los colombianos que residan en esta extensa geografía, incluido los residentes fuera de esta nación.
Ante este pronóstico, podemos interceder para mesurar un poco los decibeles de corrupción que a diario hacen eco en nuestros tímpanos.
Listo el atril con este tarjetón que no es una cortina de humo, es un horizonte opuesto, sin disfraz, sin preferencia sexual, sin maquillaje, sin partido político, sin color de bandera, donde sus autoras no son las afamadas concubinas de ese meloso y contagiado sistema democrático de este país. Aún se puede.