Un desastre lo de Quito, un desastre de proporciones apocalípticas. El señor Queiroz debe entender que el equipo ha dicho basta, que sus mismos jugadores son los que lo traicionaron. Porque el equipo se ha parado hoy en Quito. Ecuador parecía pertenecer a otra categoría. Duele, la goleada es lacerante, Es el fin de un proceso y tal vez de un jugador.
A mediados de la década pasada había un jugador que se llamaba Giovanny Hernández. Le decían caras de angustia. Su rostro eternamente preocupado era el de la derrota de Colombia constante, el síntoma de inferioridad que teníamos siempre. Así se está transformando James Rodríguez, un rostro de frustración, de derrota constante, de lesiones.
Queiroz, con dos derrotas consecutivas, se tiene que ir ya de la selección Colombia pero antes de dar el portazo debe llevarse a James, que lo deje pues en el Everton y no lo llamen nunca. Estas derrotas lo que sirven es para refundar los equipos. La selección necesita volver a nacer porque hoy ha muerto. Afortunadamente la eliminatoria es tan larga, tan mediocre, que todavía se puede calificar. Se está a tiempo de cambiar pero, eso si, no se les ocurra traer a Juan Carlos Osorio.
Desde que llegó el portugués Osorio ha intentado la manera de dirigir la selección. Incluso decidió renunciar a la de Paraguay para estar más cerca. En el Nacional mostró su incompetencia y su prepotencia. Tiene periodistas dispuestos a venderlo como si fuera Beckenbauer. Osorio está lleno de problemas personales y, aunque es un trabajador, no es el tipo que vaya a unir a un país en torno a una causa. Además, la manera en la que deseó el fracaso de su colega portugués deja muchas dudas sobre lo que puede ser una persona.
Está bien, Queiroz se tiene que ir, pero se debe pensar muy bien quien lo reemplazará. Lamentablemente creo que dentro de la Federación ya tienen listo el nombre que más daño hará: el de Juan Carlos Osorio. ¿Por qué si no funcionó en Nacional debería funcionar en la selección?