No me considero homosexual, tampoco heterosexual ni bisexual. A decir verdad creo que todas las anteriores son etiquetas que la sociedad impone en su necesidad por ponerle nombre a todo. En todo caso yo he probado con mujeres y con hombres, y puedo excitarme tanto con unas como con los otros.
Soy hombre, digamos que tengo entre 23 y 28 años. Tuve una infancia normal, una adolescencia como la de cualquier otro y también tuve un desarrollo sexual normal, ni muy tardío, ni muy precoz. Perdí la virginidad durante la adolescencia con una amiga que también quería probar y seguí disfrutando de las mujeres hasta llegar a la tercera década de la vida. Sin embargo, los hombres me atraían desde mucho antes de que fuera consciente de ello, siendo esto algo que trataba de disimular ante mí mismo o disfrazarlo de alguna otra forma, todo con tal de no ser un 'marica' más, pues crecí con la idea que esto era lo peor que podía pasarle a un hombre y tampoco quería ser una loquita de las asociadas al estigma que recae sobre los hombres que se meten con otros hombres.
A los 20, durante una clase de publicidad con un profesor que era casi psicólogo, fue que le conté por primera vez a alguien los impulsos que sentía hacia algunos hombres, que eran extrañamente parecidos a lo que sentía con algunas mujeres, y el maestro en cuestión me hizo entender que no había nada de malo en sentirlo, por lo cual desde entonces me dije que si algún día se me aparecía otro hombre que me despertara tal atracción, no tendría ningún problema en probar. En efecto, así sucedió dos años después cuando en un programa de televisión vi a un chico que me pareció sumamente atractivo, (a quién llamaremos David) sin embargo creí que no iba a ser nada más que eso pues era imposible que nos conociéramos, y más aún, que él sintiera las mismas cosas que yo.
El punto es que por esas vueltas que da la vida, David y yo nos empezamos a seguir en twitter, luego a hablar por facebook. En algún momento las charlas hasta la madrugada se volvieron sospechosas y las verdades fueron aflorando una tras otra, hasta que el inbox alcanzó temperaturas capaces de derretir el polo norte. Él me contó que estaba enamorado de alguien más, pero al mismo tiempo dejó que me fuera enredando con él bajo el ínfimo argumento de "Tú sabes qué", como si éste blindara al corazón. Los mensajes iban y venían de una ciudad a otra, y semanas luego, cuando por fin nos juntamos en la misma, pasamos horas enteras en su apartamento explorando las mil y una formas en que un hombre puede besar a otro, sin viso de culpa alguna.
Esa fue mi primera vez en la vida besando a otro hombre pero no fue la última. Las mujeres por lo general son sumisas, se dejan y exigen ser sometidas, aunque hay contadas, raras y exquisitas excepciones. Besarse con otro hombre es más parecido a una competencia en dónde ambos buscan demostrar más que el otro, uno gana y el otro pierde. Actualmente puedo decir que mi orientación sexual depende de mi estado de ánimo o de mi apetito. Sin embargo, confieso que por fisonomía me es más cómodo el sexo con mujeres pues no hay que desconocer que la naturaleza nos diseñó para hacerlo así. Lo anterior no significa que no disfrute del sexo con hombres, de hecho como lo siento tan incómodo me obliga a explorar otras formas de obtener placer más allá de la penetración que también son perfectamente aplicables a mujeres.
Me gusta cada género dentro de sí mismo. De los hombres me gusta su masculinidad y me encanta vulnerarlos en medio de ella, como también que hagan lo mismo conmigo. Por su parte de las mujeres disfruto también su feminidad, su estética y especialmente su fragilidad desde dónde es posible sacar placer sometiéndolas o protegiéndolas. Contrario a lo que se cree, el hecho de que uno pueda estar con hombres y mujeres no significa que se va metiendo con todo lo que se le cruce por delante, pues al menos yo soy extremadamente selectivo y exigente con cada ejemplar, de cualquier género, en que me fijo. Me animé a probar con hombres primero porque me gustaban y segundo porque mi historial amoroso con mujeres ha sido desastroso. Hoy me pregunto qué me hizo pensar que con un hombre iba a ser diferente.
Volviendo a David, con él no hubo mucho más allá de los besos. Faltó muy poco, pero no alcanzamos a llegar. Según me dijo cuando al final le pregunté si sentía algo más que una atracción sexual por mí "Por eso es que no hemos tenido sexo. Si fuera sólo sexo ya habríamos tenido sexo, varias veces". Él solamente fue un conejillo de indias porque no quiso ser más que eso y si no fuera por la forma tan olímpica en que se desapareció dos días después así no más para dejarme en la peor tusa que ni por una mujer he tenido, o si no hubiera usado el "Tú sabías qué" como si ese argumento justificara todo, no creería hoy que es una de las peores ratas que he conocido en la vida y hasta podría tener algo más que una amistad con él, que entre otras cosas, ni eso fue capaz de dejarme.
Así que si usted quiere seguir mis pasos no lo haga pensando que ello mejorará su situación emocional, que a fin de cuentas el amor no tiene género, y el desamor tampoco.