En Colombia se creó un serio y grave enfrentamiento político y jurídico entre el gobierno, la institucionalidad jurídica y parlamentaria cuando el presidente Iván Duque Márquez objetó seis artículos de la Justicia Especial de Paz, (JEP) por razones “de inconveniencia”. Insto al Congreso a debatir estos puntos a pesar de que la ley ya haya sido aprobada por la legislatura en el 2017 y luego revisada y aprobada por la Corte Constitucional el año pasado.
Cabe decir que esta posición del presidente coloca a los congresistas en un serio dilema, porque una vez aprobado por el legislativo y la Corte Constitucional, si los legisladores vuelven a debatir dichos puntos pueden caer en prevaricato. De hecho, como señala el actual Procurador General de la República, “Duque ha creado un choque de trenes entre los poderes legislativos y judicial con el ejecutivo y quiebra la institucionalidad”.
¿Se equivocó Iván Duque y la oligarquía enemiga de la paz con gran poder en el gobierno?, ¿se está poniendo en práctica el plan para liquidar los acuerdos de paz? Pues bien, el presidente no se equivocó, está actuando de acuerdo al plan que desde que se iniciaron estos diálogos de paz en La Habana en noviembre del 2012 se está poniendo en práctica: una operación política hasta liquidar el último vestigio de lo que fuera las Farc-Ep.
Ahora bien, la propuesta de buscar una negociación con el movimiento guerrillero está concebida en el plan para eliminar al movimiento guerrillero colombiano. Resultaba muy difícil acabar con la insurgencia por la vía de la guerra, especialmente a las Farc y ELN, por lo que se puso en práctica el Plan Colombia en el año 2000 durante el gobierno de Andrés Pastrana. Posteriormente, el presidente Uribe autorizó el establecimiento bases militares y el uso de todos medios, armamentos más modernos y asesoramiento militares, pero no logró sus objetivos, aún seguían ahí los insurrectos.
Hay que decir que tanto el Plan Colombia como la presencia de las bases militares estadounidenses en territorio colombiano no solo estaban dirigidas a la guerrilla, sino que formaba parte de este plan contra Venezuela, aunque en su momento a quien más amenazaban era a Brasil y Argentina, durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de Néstor y Cristina Kirchner.
Era preciso buscar el diálogo y sacar el mejor partido en esas conversaciones con las Farc-Ep, pues la oligarquía siempre había creído que eliminadas las Farc, el ELN sucumbiría. Craso error, ahí los tienen y firmes en sus principios.
Siempre fue un objetivo de los gobiernos colombianos eliminar a la insurgencia, también de los Estados Unidos, sobre todo después del triunfo de la Revolución Bolivariana en Venezuela. La fuerte presencia de la insurgencia en la frontera colombo-venezolana era una impedimenta para una intervención militar en Venezuela y había que eliminar ese obstáculo.
Los diversos acontecimientos y hechos que se produjeron en la Mesa de Diálogo de La Habana nos van sentando la pauta de cómo se iba ejecutando este proyecto. Voy a citar los elementos fundamentales para llegar a la conclusión que el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón utilizó todos lo subterfugios posibles y fue haciendo caer en la trampa a las Farc-Ep al ceder o aceptar temas estratégicos y no oponerse de manera rotunda. Veamos cuáles son estos temas.
- Desarrollar fuera de Colombia los diálogos, fue uno de los primeros y graves errores, la experiencia de Caracas y Tlaxcala fue muy negativa y reeditaron ese error. La visión de los negociadores no es la misma dentro del país que fuera de ese medio y la comunicación con su Secretariado y el Estado Mayor Central fuera del país era en la práctica inexistente.
- No cumplieron con el principio de que nada está acordado hasta que todo esté acordado. Quedaron 56 temas en el “Congelador” algunos de ellos estratégicos.
- No podían ceder en que al terminar y llegar a los acuerdos de paz, que estos no fueran sometido a la aprobación de una Asamblea Nacional Constituyente Corporativa, lo cual convertían los acuerdos en una política de Estado y por tanto la aprobación de los tres poderes del Estado. Aprobada está se entraba en la etapa de ir cumpliendo los acuerdos con total respaldo y blindaje. Como si lo hizo en el año 1991 AD-M19 cuando firmó los acuerdos de paz con el gobierno de César Gaviria y de allí la Constitución que rige hoy, aunque durante el gobierno de Álvaro Uribe sufrió modificaciones perjudiciales a la sociedad.
- Al no convocarse a una Asamblea Constituyente, los acuerdos quedaban entre las Farc y el Poder Ejecutivo y por tanto el Congreso y el Poder Judicial tenían las manos limpias para actuar y así lo hicieron.
- El gobierno para dar la imagen de democrático convocó unilateralmente a un plebiscito por el sí o por el no a los Diálogos de Paz. Con la oposición de la delegación de las Farc. Dicho evento se convocó para el 2 de octubre del 2016. El gobierno para dar confianza a la insurgencia dijo que este no sería vinculante, pero no cumplió, los enemigos del proceso de paz que ganaron con el no, exigieron revisar y objetar lo acordado y dio paso a esa revisión por parte de integrantes de los sectores uribistas. Al presidente Santos, le era más favorable que ganara el no, aunque recibiera una derrota, pero táctica no estratégica por lo que vendría después, por eso no movió un dedo por el sí. De ganar el no las Farc se fortalecía y tendría el aval popular para presionar al gobierno y al congreso a su favor.
- En realidad los partidos y organizaciones partidarias del gobierno no hicieron campaña a favor del sí, a diferencia del Centro Democrático y la derecha encabeza de Uribe y los medios enemigos de la paz, desarrollaron una fuerte campaña falsa, según ellos, si ganaba el sí en Colombia se impondría un gobierno castrochavista o castrocomunista, nada más fuera de la razón, pero la campaña surtió el efecto esperado y por primera vez en la historia universal un pueblo víctima de las mentiras vota en contra de la paz y a favor de la guerra. Aquí está clara la trampa.
- La entrega de armas de la insurgencia antes de que se hubieran cumplido los acuerdos de paz fue un error, considerar que las Naciones Unidas, podían ser los garantes del cumplimiento de ellos, es solo un sueño, la ONU no tiene ni puede imponerle a un Estado miembro que cumpla con un acuerdo ya firmado entre las partes. Puede exhortar, sugerir, pero no imponer. De igual modo el abandono de los territorios que ocupaban, donde estaban sus bases de apoyo y aceptar una concentración de sus fuerzas desarmadas.
- Ese error conllevó a que las fuerzas paramilitares y las bandas de narcotraficantes hayan ocupado esos territorios y en algunos casos asesinados a líderes y dirigentes comunales a los que consideran auxiliadores de la guerrilla.
- Concluido estos acuerdos a favor del gobierno y de los enemigos de la paz, el Congreso mayoritariamente compuestos por sectores enemigos de lo acordado, comenzaron a revisarlos y han ido desmontando uno a uno los que consideran que lesionan el sistema y favorecen a la sociedad.
- Uno de los últimos acuerdos, por cierto aprobados por el Congreso y la Corte Constitucional, está en litigio, es aquí donde entra el gobierno de Iván Duque a jugar fuerte sobre la competencia o no de la JEP, en los puntos que a la derecha no le conviene. Solo que ahora sí el pueblo se ha unido y la marcha ayer 13 de marzo en distintas capitales departamentales se ha manifestado en contra del Presidente y sus propuestas, quien por cierto tiene un 30 por ciento de aprobación a sus gestiones.
- La clara decisión del gobierno colombiano de apoyar una intervención militar en Venezuela, no hubiera sido posible si las Farc no hubieran abandonado su territorio y desarmada. El show de Cúcuta contra Venezuela no se hubiera podido dar.
Solo hay que apreciar lo que es hoy la exguerrilla, desarmada, concentrada en zonas veredales, desprotegidos, víctimas del paramilitarismo, tiene 87 exguerrilleros y 450 líderes sociales asesinados, la mayoría miembros de Marcha Patriótica organización cercana a las Farc.
Incumplimientos de la amnistía, hay 600 o más presos beneficiados de dicha ley y siguen en la cárcel con falsos cargos y un ejemplo, sin una sola prueba lo es el comandante Jesús Santrich, al mantienen encarcelado desde hace 11 meses a petición de Estados Unidos y acaba de denunciar que tiene información que se planea su asesinato dentro o fuera de la cárcel. Santrich ha sido blanco de está patraña, porque denunció toda las trampas del gobierno para incumplir con los acuerdos de paz.
A dos años de firmado los acuerdos de paz, solo se ha cumplido y a medias un 18 por ciento de ellos. El acuerdo sobre la tierra incumplido, tampoco la eliminación de los cultivos ilícitos, mientras que Duque propone volver a la fumigación con glifosato, reprimir a los campesinos cocaleros, política que por años llevó a sembrar de muerte y luto el país. La fumigación llevará como sucedió en el gobierno de Pastrana y Uribe Vélez acabar con la fauna y la flora, provocar que miles de mujeres, niños y hombres campesinos contraigan enfermedades de la piel y el cáncer. Una política fracasada que lejos de erradicarla, aumentó la siembra de coca, hoy los niveles están más altos que años anteriores, datos oficiales la ubican en 180 mil hectárea.
Al parecer no se quiere cumplir con las víctimas de los agentes del Estado y los civiles vinculados a las bandas paramilitares cuyo auge se hizo visible durante el gobierno de Uribe Vélez. En ese gobierno la impunidad imperó, pues la mayoría de los jefes-narco paramilitares ya estaban libres y solo los más cuestionados fueron extraditados como Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo, Don Berna, Rodrigo Pupo Tovar (a) Jorge Cuarenta y otros asesinados como Carlos y Vicente Castaño Gil. Los extraditados, según la prensa estadounidense, acusan al expresidente Uribe Vélez de traidor.
Este es el escenario en el cual se encuentra actuando el presidente Duque: él no hace más que cumplir con un plan trazado, que con suma habilidad e inteligencia se ha venido desarrollando en plena alianza de la oligarquía y los gobiernos de Uribe y Santos desde hace años en Colombia. Le tocará al pueblo colombiano revertir esta situación y saber que su enemigo no es ni Venezuela ni Cuba como lo ha pregonado el gobierno de Duque Márquez. Los enemigos son los que mantienen y apoyan el paramilitarismo, a las bandas de narcotraficantes y la corrupción de los mayores magnates del país.