¿Y si Jesús viviera hoy en Siberia, Brasil o Miami? En momentos en que los cristianos recuerdan al Jesús bíblico, quien presumiblemente estuvo en la Tierra hace 2000 años, llama la atención saber que en la actualidad existen al menos cinco líderes religiosos que afirman ser Jesucristo o su reencarnación. Estas personas lideran nuevos movimientos religiosos minoritarios que forman parte del variopinto mundo de la diversidad religiosa.
Por ejemplo, en Rusia, Sergei Torop, conocido por sus seguidores como Vissarion, asegura ser la reencarnación de Jesucristo. Torop era oficial de tránsito en 1989, pero tras perder su empleo tuvo una supuesta revelación espiritual en la que comprendió que era la reencarnación de Jesús. Se autodenominó “Vissarion”, que significa "portador de la nueva palabra de Dios".
Afirmó que Jesús no completó su misión en la Tierra y que él ha venido a cumplirla. Sostiene que Dios está en todas las cosas vivas y que el apocalipsis es inminente, por lo que la humanidad debe vivir en armonía con la naturaleza.
Muchos de los que escucharon sus prédicas se unieron al movimiento, formando la Iglesia del Último Testamento. En 1995 fundaron un asentamiento conocido como la Ciudad del Sol, en la región de Kuraga, Siberia. Varios cientos de miembros viven allí. Practican el vegetarianismo estricto, la vida comunitaria y rechazan el dinero, la tecnología moderna y el consumismo. Su doctrina incluye profecías sobre desastres globales y la necesidad de prepararse espiritual y físicamente para un nuevo mundo.
El gobierno de Putin no vio con buenos ojos a este Jesucristo y lo arrestó en septiembre de 2020, junto con otros dos líderes de la iglesia. Los clérigos Sergei Torop, Vadim Redkin y Vladímir Vedernikov fueron señalados de "establecer una asociación religiosa cuyas actividades implican violencia contra individuos e infligir daños corporales graves a dos o más personas", según una portavoz del Comité de Investigaciones de Rusia (el equivalente del FBI en EE. UU.), como lo informó BBC Mundo.
Varios expertos han acusado a la Iglesia del Último Testamento de ser una secta peligrosa por ejercer un fuerte control sobre sus seguidores. No obstante, este movimiento religioso sigue existiendo, aunque con menos fieles que antes del arresto de su líder.
De las tierras frías de Siberia pasamos ahora a las cálidas de Brasil. Allí hay otro Jesucristo. Inicialmente, se llamaba Álvaro Thais, pero ahora —y para que no quede duda de su pretensión divina— se hace llamar Inri Cristo.
Thais nació el 22 de marzo de 1948 en Indaial, Santa Catarina. Antes de adoptar su actual identidad, trabajó como astrólogo bajo el seudónimo de "Iuri de Nostradamus" y ganó notoriedad en Curitiba por sus apariciones televisivas. Diez años después, presuntamente recibió una revelación en la que Dios Padre le dijo que él era la reencarnación de Jesucristo.
Su movimiento religioso, la “Suprema Orden Universal de la Santísima Trinidad” (SOUST), nació en 1982. Inicialmente con sede en Curitiba, en 2002 se trasladó a las afueras de Brasilia. La propiedad de Inri Cristo está protegida por medidas de seguridad que incluyen armas, alambre de púas, cerca eléctrica, perros y una torre de observación. Inri vive allí con nueve mujeres, todas vestidas con túnicas blancas.
Él también viste una túnica blanca y un manto rojo, como el Jesús bíblico. Lleva una corona hecha con cuerdas de algodón como sustituto de la corona de espinas. Predica desde un trono, tras un velo que sus discípulas corren antes de cada prédica.
La mayoría de sus seguidores son mujeres, y el grupo tuvo bastante presencia en internet, incluso parodiando canciones pop de Lady Gaga. Al igual que la Iglesia del Último Testamento, la Suprema Orden ha sido criticada por el rígido control de sus miembros, una característica común en los cultos sectarios, junto con la figura de un líder único e incuestionable.
En el país de los canguros y el ornitorrinco no solo reencarnó Jesucristo, sino también María Magdalena. Alan John Miller, más conocido como AJ Miller, es un australiano que afirma ser Jesús reencarnado. Fundó el movimiento religioso Divine Truth (Verdad Divina) y ha sido objeto de controversia por sus enseñanzas, su autoproclamación mesiánica y la estructura del grupo que lidera.
Su compañera es Mary Luck, quien afirma ser la reencarnación de María Magdalena y dice haber sido pareja de Jesús en su vida anterior. Así pues, los rumores de la relación entre Jesús y Magdalena estarían confirmados, al menos según esta fuente.
Alan fue testigo de Jehová hasta los 33 años. En 1997 afirmó haber recuperado recuerdos de su vida pasada como Jesucristo. A diferencia de Inri Cristo y Sergei Torop, este Jesús viste jeans, camiseta y toca guitarra. Otra diferencia es que ha viajado a Europa y Estados Unidos para promover su movimiento.
En sus prédicas, Miller afirma que sus experiencias místicas se intensificaron desde 2004, cuando logró recordar la crucifixión y cómo resucitó a Lázaro. “Cuando eres Dios no tienes miedo; tienes buen control sobre las sensaciones de tu cuerpo y el nivel de dolor que puedes absorber”, dijo en una entrevista con Sky News.
Un aspecto que diferencia la doctrina de “La Verdad Divina” de otras ramas del cristianismo es la aceptación de la reencarnación. La pareja de “reencarnados” ha sido acusada de liderar una secta, algo que —como todos los aquí presentados— niegan rotundamente. "Había mucha gente en el siglo I que no creía que yo fuera el Mesías y se ofendieron por lo que dije; de hecho, morí a manos de algunos de ellos. Lamentablemente, ellos tampoco aprendieron a amar.
Mi sugerencia es: aunque no crean que soy Jesús, al menos aprendan a amar", afirmó Alan. Sostiene que él y Mary son los primeros seres humanos en alcanzar la verdadera unión con Dios. A pesar de sus viajes y entrevistas, los seguidores de este Cristo y de esta María Magdalena no superan las 150 personas.
El continente africano también tiene su propio Jesucristo: Moses Hlongwane (n. ca. 1968, Sudáfrica), también conocido como Jesus of KwaZulu-Natal, fundó su pequeño grupo religioso alrededor de 2013. Viste túnicas blancas, porta una corona de espinas y predica que es el Cristo retornado, encargado de anunciar el fin de los tiempos.
Sus seguidores, unas pocas decenas, lo consideran una figura mesiánica viva. Hlongwane no tiene un texto sagrado propio; su doctrina se transmite de forma oral. Aunque ha causado revuelo mediático, no ha enfrentado persecución directa por parte del Estado sudafricano, y su grupo continúa activo en la región de KwaZulu-Natal.
Por último, la cuota de inclusión femenina e hispanoparlante la aporta Lisbeth García, una carismática líder religiosa cubana que afirma que ella es Cristo, porque Cristo es y fue una mujer.
Lisbeth García de Jesús, conocida por sus seguidores como Cristo Lisbet, asegura ser la encarnación femenina de Jesucristo en la Tierra. Tras la muerte de su esposo, José Luis de Jesús Miranda —fundador del movimiento Creciendo en Gracia—, Lisbeth asumió el liderazgo y estableció su propia congregación llamada Rey de Salem.
Cabe señalar que su esposo también había afirmado ser Cristo, pero tras su muerte —pese a haber dicho que sería “inmortal radioactivo”—, sus feligreses fueron instruidos para creer que ese líder solo estaba preparando el camino para la verdadera Cristo: ella.
Cristo Lisbeth o Melquisedec Lisbeth vive en Miami y predica por internet. Su movimiento llegó a tener una sede física en Bogotá. Según la declaración de un líder de esta iglesia, antes de pandemia, la Oficina de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior les negó el reconocimiento legal o personería jurídica. Sus feligreses pueden estar alrededor de 500 en América Latina.
Para los creyentes de estos Cristos, ellos o ella son fuente de esperanza y consuelo. Las personas tienen una necesidad emocional fuerte de comunidad, propósito y sentir que forman parte de algo más grande. Muchas veces movimientos como estos se lo proporcionan. Por eso muchos ven las críticas a sus líderes como pruebas a su propia fe y sentido de comunidad.
También se puede presentar disonancia cognitiva entre los seguidores de estos movimientos basados en la fe. Cuando alguien ya ha invertido tiempo, dinero o identidad en un grupo, incluso si hay señales de engaño o contradicción, es más fácil justificar la creencia que admitir el error.
Los expertos en sectas mencionan como señales de alarma cuando el movimiento religioso aparta a los feligreses de sus familias y amigos, señalándolos como negativos o pecadores. Es una de las señales del sectarismo.
Steven Hassan (1954), exmiembro de una secta y experto en persuasión coercitiva, afirma que “Las sectas destructivas no solo controlan lo que piensas, sino también lo que sientes y cómo actúas. Es un sistema totalitario en miniatura.”
Los creyentes cristianos tradicionales podrán decir en este punto que los seguidores de estos Jesucristos no son más que personas engañadas de “falsos cristos” (como si su versión del Mesías hubiera tenido mejores pruebas cuando apareció).
El filósofo y matemático Bertrand Russell (1872–1970) no distingue entre los creyentes de los Jesucristos minoritarios y el de las grandes iglesias cristianas. “La religión se basa, en gran parte, en el miedo. Es, en parte, el terror a lo desconocido… y en parte, el deseo de sentir que uno tiene un hermano mayor que lo cuida.”
Siguiendo con la opinión escéptica, cualquier aspirante a mesías tiene el camino abierto gracias a la falta de pensamiento escéptico racional. El ateo y biólogo evolutivo Richard Dawkins dijo sobre casos como estos: “Solo hace falta una persona que crea sinceramente que es Napoleón para ser considerado loco. Pero millones que creen en un Mesías sin pruebas… eso es religión respetable.”
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