Con una presidencia imperial, con licencia para matar, invadir y destruir en nombre de una democracia espuria a pueblos indefensos del mundo y naciones soberanas con cualquier pretexto que le sirva a sus intereses de dominación en lo económico y político sigue actuando la primera potencia mundial. Manejado ese poder sin límites por el actual presidente Trump, con la mayor arrogancia, ignorancia e incompetencia, pretende con sus ucases intervenir en mayor escala en los asuntos de nuestro país, en lo referente al manejo de la política sobre los llamados cultivos ilícitos; con las mismas políticas que a entendidos en la materia, propios y extraños califican de fracasadas.
Causa estupor a los demócratas del país, cuyo principio axial es la no injerencia de otros países en nuestros asuntos, los últimos “mensajes” de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, que tachó este lunes de "inaceptable" el aumento en la producción de cocaína pura y las hectáreas cultivadas con coca en Colombia en 2017, y exigió que el Gobierno colombiano "haga más" para frenar este ascenso. Echándonos la culpa del número de nuevos consumidores de cocaína en su país que "ha aumentado el 81 % desde 2013" y las muertes por sobredosis vinculadas al narcótico duplicadas en el mismo plazo.
El mismo día de este ultimátum se conoció de la llamada de Trump al presidente electo y la reacción de Santos sobre las indicaciones de que este aumento sucedió en los años de su administración. Acomplejado el presidente salió a defender su gobierno con la rodilla en tierra, a disculparse aceptando que este letal procedimiento se estaba haciendo con “drones inteligentes” que no producían daños colaterales a los pobladores, pero no dijo nada sobre cultivos anexos, ni sobre los daños a la capa vegetal.
Todo ello no es más que el Caballo de Troya en el país con la consabida injerencia de control de cultivo de coca en el país, sobre las decisiones internas que ya se han tomado en materia de sustitución de cultivos y la prohibición de la aspersión aérea con el letal glifosato. El fallo de la Corte Constitucional respaldó la suspensión del programa de fumigación por orden del Consejo Nacional de Estupefacientes desde abril de 2017, después de estudios que demostraron que dicha aspersión era extremadamente nociva para los humanos, y que no solo erradicaban los cultivos ilícitos sino también los cultivos agrícolas que alimentaban la población del lugar y que además afectaban por largo tiempo las tierras para otros cultivos. Y se acordó entonces un programa erradicación manual de cultivos con substitución de ellos por otros legales con la ayuda estatal.
Entre tanto nos surgen inquietantes preguntas:
- ¿Por qué las respuestas de nuestros gobernantes son tan abominablemente sumisas?
- ¿No es el aumento del consumo en Estados Unidos la principal causa del aumento del aumento de la producción de los cultivos de coca, según la elemental ley del mercado de que la demanda produce la oferta?
- ¿Cómo entran tanta droga a un país como Estados Unidos con las fronteras supuestamente más protegidas por las fuerzas militares mejor armadas tecnológicamente del planeta?
- ¿Por qué se sabe solo de capturas de presuntos narcotraficantes en los países consumidores, quienes caen por trampas en sus propios países? Como el caso presuntamente de Santrich, que es un paso a la rueda en la implementación de los acuerdos de paz.
- ¿Dónde está la ofensiva contra los grandes capos gringos casi desconocidos, que los debe haber habida cuenta de los datos de los entendidos en la materia que dicen que la distribución interna de la droga deja el 90% de del negocio en el país del norte?